Capítulo VIII

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Pov Julieta

Conducía por la ciudad de noche; cosa que ya se me había hecho hábito andar por las calles desoladas. La capital parecía más oscura de lo habitual, como si las sombras y los caminos se alargaran cada vez más.
Al estar las calles tan solas, el único sonido era el del motor de mi coche, claramente ese cómodo silencio fue interrumpido por el sonido de mi celular.
Seleccioné contestar a través de la pantalla de mi auto haciendo eco en el deportivo.

- ¿Qué pasa, Cobbs? - Respondí manteniendo una mano en el volante y la otra por fuera de la ventanilla.

- Tengo lo que me pidió, Julieta. Si le parece bien lo dejaré en la recepción de su departamento - Dijo con esa voz grave resonando a través del altavoz.

- Perfecto entonces. Llegaré en unos minutos.

-Bien. ¿Necesito algo más Lascurain?

- De hecho si, regresa en una hora a mi departamento, iré a una de las fiestas que organizan los millonarios de aquí y necesito que estés de guardia.

- Excelente, ahí estaré - Colgué y puse ambas manos en el volante.

Haz estas calles tuyas...

Resonaba en mi cabeza un eco de poder mientras se dibujaba una sonrisa. Pisé el acelerador dejándome llevar por la adrenalina, la ciudad pasaba rápidamente a mi alrededor, las luces de los edificios y las señales de tráfico se difuminaban mientras me acercaba a mi destino. Estacioné frente a mi edificio y entré rápidamente, me paré en recepción encontrando el paquete que Cobbs había dejado para mí. Lo recogí y subí al ascensor.

Se abrieron las puertas dejándome ver mi apartamento, al entrar, las luces eran tenues. Subí por las escaleras dejando en una mesa lo que traía conmigo y la puerta del cuarto de mi hermana estaba abierta. Entré con cuidado y confirmé que Aurora estaba dormida, me acerqué a ella mirando al rededor de sus cosas; encontrando libros, hojas y materiales diversos desperdigados por todos lados.
Me senté al borde de la cama observando su rostro relajado.

Sentí una mezcla de culpa por las palabras que usamos esta tarde, mi intención siempre es nunca lastimar a nadie, pero siempre termino haciendo todo lo contrario.

Moví con mi dedo un mechón que caía sobre su cara, lo recogí detrás de su oreja y la sacudí suavemente para hacerla despertar.

- ¿Sis? - Hablé bajito cerca de ella y empezó a moverse, vi como sus ojos se empezaban a abrir.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien July? - Se incorporó en la cama mientras tallaba sus ojos.

- Todo bien, no me pasó nada, ¿cómo te fue hace rato?

- Bien, salí a comer con unos amigos de la universidad y luego pedí el servicio de camionetas - Di un suspiro de alivio al escucharla, después de todo es mi hermana menor y siempre quiero que esté bien - Por cierto... Quiero pedirte per... - Hice un ademán para que guardara silencio.

- Antes de que lo digas, niña... Tengo algo para ti, espérame así, no tardo - Me levanté rápido y salí de la habitación seguida por su mirada, llegué hasta la mesa donde había dejado las cosas y agarré el ramo de libros, el lienzo y la caja con pinturas óleo.
Me apresuré en devolverme a su cuarto y al verme se llevó las manos a la boca, dió un salto de su cama y se lanzó hacia mi abrazándome, ocultando su rostro en mi cuello.

Mis 7 PecadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora