Park Inju
—Hija dónde estabas. Nos preocupamos por ti.
Regresé con mi familia después del singular encuentro que tuve con Kim Taehyung en el mar. Y a pesar de que tenía un escozor en las manos por contarle a los demás lo que vi minutos atrás, decidí hacer un pacto de silencio conmigo misma, que incluso Dabin jamás se llegaría a enterar.
—Salí a atender una llamada.—susurro mientras me coloco una servilleta sobre mis piernas evitando contacto visual con todos, me conozco y sé perfectamente que tengo el rostro hecho una mierda, y no sé si es por el hecho de las horas que lloré a las orillas del mar, o por el hecho de que estaba avergonzada de que Taehyung me haya encontrado en esas circunstancias.
—Si que fue una llamada muy larga.—Jungkook pronunció sardónicamente al otro lado de mesa, y en ese momento me preguntó cuánta fuerza de voluntad se necesita para no arrancarle las pelotas.
Entonces, uno de los secretarios de mi madre se acerca a ella susurrándole algo al oído, y está a su vez me mira de forma amenazante. No había que ser muy inteligente para darme cuenta de que le habían contado el asunto de Taehyung.
—Inju, podrías acompañarme al despacho.—la mujer se levanta como alma que lleva el diablo, y los demás nos siguen con la mirada, en especial la de Jungkook.
Aunque, ni siquiera llegamos al despacho cuando se giró hacia mi, y esperé a que me reclamara a juzgar por la mirada que me lanzó hace unos minutos, pero su respuesta fue un tanto inusual.
—¿Puedo saber por qué no lo has traído a la cena?
—¿Perdón?
—Supongo que tienen una buena relación como para que lo hayas invitado en un día tan especial a Shigeru.
Negué con las manos confundida.
—No, creo que te has confundido un poco. Él y yo en realidad nos acabamos de conocer, y afuera tiene una situación algo complicada.
—Lo sé. Su madre acaba de llamar, está desesperada por encontrarlo. Pero antes, necesitaba escucharte y saber qué es lo que debo de decirle.
—¿Estás diciendo que depende de mí?
—Los trabajadores dicen que es tu invitado.—mi madre sonrió con un atisbo de malicia, y entiendo muy bien a qué se referían todos.
Kim Taehyung era noticia internacional, cualquiera de los que estamos aquí sabemos lo que acaba de pasar. Así que cualquier error puede ser fatídico para su imagen y para la mía.
Las insinuaciones eran claras.
—Es inevitable que los empleados no hagan especulaciones.—mi madre me toma de los hombros debido a que es unos centímetros más alta que yo, y luego comienza a jugar con mis cabellos.—Tampoco me agrada que mi única hija esté en medio de rumores absurdos más adelante.
—¿Qué significa?
—Que si esto se sale de control. Mamá se hará cargo.
¿Qué era lo que podía salirse de control? No lo sabía, pero lo cierto es que conocía esa frase de mamá.
Así era Park Ahmi con sus crías, sobreprotectora y voraz como una leonesa cuando se trataba de sus hijos. Quizá era una madre ausente, pero jamás pasaba por alto las ofensas que sus cachorros pudiesen sufrir.
—Puedes divertirte el tiempo que quieras. Puedes disfrutar de Shigeru los veranos que necesites, al final, este lugar lo construimos para ustedes.
—Hablas como si quisieras que me quedara aquí para siempre.