Park Inju
El viaje de bodas que nuestros padres organizaron se vio marcado por la tragedia, de una forma que definitivamente no estaba planeada ¿Qué sucedió?
Es difícil contarlo porque el dolor sigue presente mientras rememoro con detalle lo ocurrido ese día.
Jimin, Jungkook, Yoongi y yo nos adentramos a las aguas del Mediterráneo como parte del itinerario para acercarnos como "nueva familia".
El bote del señor Jeon era del tamaño suficiente para que tres adolescentes pasaran el rato, sin embargo, por una extraña razón terminamos dispersados.
Yoongi se encontraba en la cabina enseñándole a Jimin cómo navegar, mientras Jungkook y yo tomábamos el sol en completo silencio.
Bien, en ese entonces podía conformarme con eso, era suficiente el hecho de respirar el mismo aire de Jungkook. Pero mis habilidades sociales desaparecían cuando este chico y yo nos encontrábamos cerca.
En cambio, mi presencia para ese chico siempre fue irrelevante y eso lo sabía bien.
Para nuestra sorpresa, la embarcación comenzó a acelerar provocando que Jungkook y yo volteáramos a buscar el origen, donde curiosamente Yoongi nos pedía acercarnos a él y a Jimin, a través de gritos insistentes.
—¡Nos han emboscado!—gritó.
¿Exactamente a qué se refería con una emboscada?
Técnicamente el señor Jeon era un hombre muy poderoso y respetado dentro del país, lo que naturalmente le hacía tener muchos enemigos que buscaban sabotearlo bajo cualquier medio. Solo que, esta vez no fue el caso, iban por Jimin y por mí.
Nuestro padre en ese tiempo estaba desesperado por tener a mi hermano y a mi bajo su yugo ¿Quién lo impedía? Mi madre y el abuelo.
Por esa razón, buscó la manera de anular la custodia que la familia Park tenía sobre nosotros sin importarle poner en riesgo a sus propios hijos, ideando un atentado esa misma tarde para llevar el conflicto ante los tribunales.
Dos embarcaciones nos interceptaron con varios hombres apuntando sobre nosotros, entonces, Yoongi aceleró para esquivarlos mientras nos instruía mantener la calma, aunque, él se encontraba lejos de hacerlo, por primera vez vi una clase de desesperación en sus ojos, no solo nosotros estábamos aterrados, él también lo hacía.
Éramos apenas unos adolescentes que lográbamos poco a poco entender el mundo y nuestra posición en él. El hecho de estar en una situación así, más tarde me hizo entender lo valioso que éramos mi hermano y yo, o más bien, el maravilloso medio para los fines de otros.
Cerré los ojos y lo único que rogué en ese momento fue que el día acabara pronto, y si es que tenía la posibilidad de ver una vez más el anochecer.
Todo había sucedió rápido, y solo recuerdo los brazos de Jungkook rodearme mientras nos encontrábamos de pecho tierra. Y sus palabras que lograron tranquilizarme cuando todo se volvió gris para nosotros.
—No voltees, solo concéntrate en mi.
Jungkook sabía el poderoso efecto que tenía sobre mi, lo cual maravillosamente permitió que fuese ajena a las aguas que se volvían cada vez más turbias, y a los gritos de Jimin pidiendo que se detuvieran.
Hasta que una de las balas logró su cometido, y Jungkook fue la carne de cañón de los juegos perversos de mi padre.
Al darse cuenta de que al menos uno de nosotros sufrió las consecuencias del percance, se retiraron como cobardes dejándonos en medio del Mediterráneo.
—J-Jungkook.—dije horrorizada de lo que le habían hecho frente a mis ojos, pero el chico cayó inconsciente a los pocos minutos.
Desafortunadamente la bala le ocasionó una grave lesión en la columna vértebral dejándolo sin la vital movilidad de sus ambas piernas. Mientras me protegía del peligro inminente, porque tal vez pude ser yo.
Derivado del incidente, nuestra familia atravesó por una severa crisis; entre la tortuosa recuperación de Jungkook, y la batalla legal de nuestros padres en tribunales para definir quién de los dos recibía la custodia de Jimin y de mi.
Lo que nuestro padre alegó de primera instancia fue del peligro que representaba para nosotros estar cerca de mamá y de su nuevo esposo, y que lo sucedido no fue mera casualidad culpando a los enemigos del señor Jeon.
Fueron meses de incertidumbre mientras se definía nuestra situación, hasta que medio año después el tribunal falló a favor de nuestra madre. Y por unos momentos agradecí la capacidad de nuestro influyente abuelo para conseguir una sentencia favorable.
Pero el sabor de la victoria se sentía diferente esta vez.
Jungkook la estaba pasando como el infierno por nuestra causa. Lo que naturalmente provocó que repudiara todo lo que se relacionara con mi madre, con mi hermano y conmigo a pesar de que el señor Jeon se esforzó en hacerle saber que estábamos libres de culpa.
En consecuencia, el ambiente en casa se volvió frío y hostil, trayendo consigo una serie de acontecimientos.
Teníamos dieciocho años cuando Jimin anunció que tomaría la decisión de estudiar en el extranjero para ayudar al abuelo con los negocios familiares.
Ni mi madre, ni mucho menos yo imaginamos que Jimin tomaría ese tipo de decisiones tan precipitadas. Ambas, en especial yo estaba muy apegada a él luego de lo sucedido en el Mediterráneo.
Mamá y el señor Jeon raras veces se encontraban en casa, y Jungkook nos odiaba a los dos por igual. Entonces, cuando Jimin partió, nuestros hogar se sintió más solitario que de costumbre.
Por esa razón, la abuela comenzó a visitarme muy a menudo, volviéndonos más cercanas de lo que ya éramos.
—Querida espero que no te estés saltando todas tus comidas. Estás demasiado delgada, y esas ojeras.—pude ver la preocupación en el rostro de Daeun, y tan pronto, las visitas de la abuela se volvieron constantes encargándose de todas mis comidas.
—Extraño a Jimin.—dije mientras jugueteaba con los bocadillos que la abuela hizo para mi.—Y hablamos muy poco porque siempre está ocupado.
—¿No has pensando en qué tal vez lo mejor sea que tú también vayas a otro lugar? Qué te parece si te mudas con el abuelo y conmigo. La casa también es un poco solitaria.
Negué repetidas veces.
—No puedo irme. Si lo hago siento que estaré dejando de lado a Jungkook aunque me odie.
—Eso habla del gran corazón que tienes.
—Por mi culpa él ahora está en una silla, y ha sido privado de muchas cosas ¿No es ser egoísta si soy un poco feliz?
—Tal vez eres muy joven para comprenderlo. Pero, puedes ser honesta conmigo.
Es verdad cuando mamá decía que la abuela era una mujer llena de virtudes, por esa razón el abuelo la escogió como su pareja para el resto de su vida y siempre decía que era perfecta para él, porque era alguien en quien podías confiar ciegamente, y lo hice cuando por primera vez le hablé de mis sentimientos por Jungkook.
Esperaba que mi confesión la escandalizara y me prohibiera volver acercarme a Jungkook, sin embargo, obtuve una pequeña palmadita acompañada de una sonrisa llena de complicidad.
—Tu secreto está a salvo conmigo.
Tal vez, mis padres y hermano estaban lejos de mi, pero al menos tenía a la abuela conmigo. Y así como ella se convirtió en mi faro durante esa época, yo quería serlo para Jungkook. Solo que, alguien más lo hizo por mi.
