Ocho

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Jeon Jungkook

—¿Has averiguado quién es el invitado de Inju?

—Es imposible saberlo. Su madre ordenó que se mantuviera en privado la identidad del invitado. Pero, todo apunta a que es un hombre.

Por qué mi madre quería proteger la identidad del presunto invitado de Inju.

Desde que nos lo hizo saber, sentí una ligera punzada en mi pecho por mucho que intentara ignorarlo.

—Inju...—susurré su nombre.—Inju.—y lo seguí haciendo tantas veces pude. E incluso si no lo decía abiertamente, su nombre era tan bonito como ella.

Inju creció hermosamente, y papá no se equivocaba cuando la llamaba su rosa inglesa. Por esa razón, ahora era inevitable que los demás posaran sus ojos en esa bella jovencita que florecía como las rosas en primavera.

—Puedes retirarte, y cierra la puerta.

Esperé a que mi secretario se retirara, y miré al pequeño canario que canturreaba en espera de que lo sacara de su jaula. Le miré por unos segundos y sonreí con amargura.

—¿Tú también quieres escapar de mi?

Me deshice de la sábana que cubría mis piernas, y con calma me levanté de la silla en la que he estado por casi diez años, con la finalidad de acercarme al hermoso canario que estaba en espera de ser liberado de esa jaula.

Sin darme cuenta, así me sentía en ese momento. Quería correr y decirles a todos que volví a ser el mismo de antes; quería decir tantas cosas, en especial a Inju, pero ¿Tenía derecho?

A pesar de que mis esfuerzos por alejarla habían tenido frutos, esta vez se sentía diferente.

No quería condenar a Inju a un hombre que apenas se valía por sí mismo; ella merecía más, y como lo dijo papá esta noche, que ganaría ella al estar con un hombre como yo, sin embargo, un milagro había sucedido de repente; mis piernas volvieron a tener movilidad, y aún así, no estaba preparado para contárselo ni siquiera a Hana.

—Me pregunto qué clase de hombre será.—miré al parajillo que yacía sobre mi índice intentando buscar las respuestas donde claramente no estarían.—Y por qué incluso mi madre está tratando de ocultarlo.

Inju cumplió veinticinco el mes pasado, la edad perfecta según mamá para contraer matrimonio, y es probable que Ahmi esté buscando candidatos para Inju.

No había manera de saberlo esta noche. Ese invitado se encontraba en el ala este, y el acceso había sido bloqueado en cuanto puso un pie en nuestra propiedad.

Lo cierto, es que Park Ahmi era capaz de cualquier cosa para separarnos.

Como si no haya deliberadamente planeado que la hermana de Yoongi entrara a esta casa y tuviésemos un acercamiento, buscando garantizar que yo no me acercara a su preciada hija.

Pero en mi mente, rogué porque Inju encontrara a esa pieza que la complementara, porque yo solo era capaz de evocarle dolor.

Pero ¿Estaba preparado para verlo algún día?

Apenas anunciaron la llegada del invitado de Inju, y no pude evitar sentirme curioso. Las cosas comenzaban a cambiar de órbita y a una velocidad impresionante.

Tal vez, los próximos días sean agitados.

[••••]

Park Inju

—Ve al ala este. No es necesario que te quedes a la celebración de tu hermano.

Las palabras de mamá fueron frías, pude ver cómo era lanzada por ella mientras regresaba sonriente a la cena, mientras yo me quedaba entre los oscuros pasillos de nuestra residencia, mirando a todos disfrutar de la velada, celebrando y dándole la bienvenida a la nueva integrante de la familia.

Sin embargo, regresé a la cena con el poco orgullo que me quedaba retando a mi madre, y a las demás personas que esperaban verme sufrir enfrente de todos por este hombre que estaba a punto de casarse.

Lo amaba, pero también me dolía el hecho de que todos mis esfuerzos se vinieran abajo, porque ahora había una mujer que sostenía su mano, y reía junto a ella.

¿Qué más necesitaba para irme?

Me levanté de la mesa, y mentí.

No iba a encontrarme con Taehyung. Pero al menos, quería hacerles saber que no me importaba en lo más mínimo permanecer aquí.

Si me disculpan. Tengo que recibir a un invitado.

Los rostros de todos de pronto se ensombrecieron, a excepción de mi madre; quien me vio con orgullo y luego de ello bebió de su copa de vino, como si la sola idea de que el aire se volviera tenso le resultara exquisita.

Y luego estaba Jungkook, quien solo con mirarnos, estaba segura de que en sus ojos podía leer "Das un paso más, y te arruinaré la vida".

Por una extraña razón, me gustaba ser el centro de toda su atención, y quizá de su frustración. Porque si algo sé de él, es que es lo suficientemente impredecible para sobrellevar esta situación.

¿Qué es lo que exactamente siente él?

Hasta cierto punto no lo puedo dimensionar, pero mi corazón ansiaba por él. Y era un amor que dolía, uno que estaba condenado el fracaso.

Y como una cobarde, huí para que las brasas del fuego no me alcanzaran.

¿Invitado?—Jimin y Seongsu preguntaron al unísono, mientras fingía mirar el reloj de mi muñeca.

Porque este era el mejor momento para marcharme.

—Negocios.—respondí.

Ojalá fueran simples negocios, pero este es hasta el momento mi mejor mecanismo de defensa.

Mi corazón latía terriblemente a medida que me retiraba de la cena, entre los fríos pasillos de la residencia, y las carcajadas de mis familiares alejándose como ecos.

Por segunda vez en el día quería llorar, pero, valientemente reprimí mis llantos mientras apretaba fuertemente mis labios, pudiendo sentir el sabor de la sangre recorrer mi paladar.

Maldición.—murmuré con voz temblorosa intentando limpiar el desastre.

No está bien maldecir en medio de una noche donde la luna es absurdamente hermosa.

Una voz aterciopelada me sorprendió, provocando que me detuviera de golpe para mirar con detenimiento la sombra que aparecía detrás de los grandes muros del corredor.

—Taehyung.—susurré su nombre, cuando de pronto, el masculino sacó un pañuelo de su saco, y con total parsimonia limpió las comisuras de mis labios, los que anteriormente yo misma magullé.

—Bonitos labios, es una lástima que su dueña los trate de esa manera.

Una clase de corriente eléctrica me recorrió por toda la columna vertebral, podía incluso sentir mis mejillas ardiendo, y mis latidos del corazón traspasando cada rincón del silencio.

—Disculpa si antes fui un poco descortés. Señorita Park Inju, quería verte, y agradecerte.

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