Nueve

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Park Inju

Después de que Taehyung limpiara el desastre en mis labios con toda la delicadeza que existía en el mundo, me ofreció su brazo como un gesto que podía desarmar a cualquier mujer.

Kim Taehyung era el epítome de ese caballero que llega a salvar a la damisela en apuros.

Taehyung había reemplazado ese monótono traje de bodas por uno que se ajustará más a él. Tan sonriente como de costumbre, pero no podías engañar a una mujer con esa mirada tan pétrea esperando a que lo tome del brazo.

Entonces, me inclino hacia él y lo cojo del brazo, a lo que me responde con una sonrisa aún más radiante que la mismísima luna de esta noche.

—Confieso que me diste la impresión de que eras la administradora de este lugar, pero nunca me pasó por la cabeza de que fueras la hija de los dueños.

—Tampoco me agrada la idea de contárselo a todo el que se me cruce.

Pero en este momento, digamos que tengo a un ángel parado a lado de mi, y a pesar de que era una súper estrella acaudalada su presencia era tan serena que llenaba mi extraña sensación de vacío.

Taehyung hizo por unos instantes que esta oscura y fría noche se volviera cálida, justo como su tacto.

Había pasado semanas sintiéndome ansiosa por este día, me imaginé todos los escenarios posibles para escapar de las sombras, de las sonrisas fingidas de mi familia y de la mirada audaz de Jungkook enseñándome que siempre estaría por encima de mi ¿La razón? Él tenía mi corazón.

Tenía todo mi corazón, y era la única persona en el mundo capaz de aplastarlo como quisiera, porque yo siempre se lo iba a permitir, quizá era la única manera de estar cerca de él, de sentir su aroma y su respiración entre cortada cada vez que perdía la paciencia.

Y la paciencia era algo que yo tampoco tenía, estaba a punto de perder la cordura en el banquete, mis labios eran la prueba de ello, sin embargo, una figura masculina se asomó entre las sombras; sus ojos me miraron con expectación, como si se tratara de alguna aberración.

Agradecí que haya sido Taehyung, y no cualquier otra persona.

—Eso dice mucho de ti.

—En realidad, no es la gran cosa.

—Todos saben que ustedes no son una familia ordinaria.

Sin darme cuenta habíamos llegado a la zona de las escalinatas que nos llevaban a la playa, el mismo sitio donde nos habíamos conocido horas antes.

La noche había caído, y la luna estaba en su punto máximo gobernando sobre la marea.

—Disculpa si hace rato viste algo que te incomodara, a veces suelo ser un poco dura conmigo misma.

—Supe que lo estabas siendo, porque también soy ese tipo de persona.

Por unos instantes, Taehyung y yo compartimos un par de miradas antes de prestar atención a la marejada que teníamos enfrente de nosotros.

—Es difícil, sí, pero tampoco imposible.

El hombre dijo parándose enfrente de mí mientras metía sus manos a los bolsillos de su pantalón.

—Hace rato hice mi primer acto de amor propio.—expresó con total naturalidad.— El que sea una super estrella no significa que mi vida sea un arcoíris todo el tiempo. Hasta hace apenas unas horas iba a casarme con la mujer de mi sueños, pero ¿Realmente lo era?

—Hablas como si se tratara de una tragedia.—respondí.

—Para nada, no te voy a mentir que me enamoré de Chaeyoung y pasé momentos increíbles a su lado. Pero después de un tiempo me di cuenta de que solo me enamoré de esa idea. De la idea de ser querido.

En ningún momento percibí alguna pizca de vacile, lo decía con toda seguridad, como una persona que por fin se resignó. De ese modo me sentía yo en ese instante.

Aceptar, era eso.

Aceptar que las cosas nunca marcharán en el sentido que tú quieres que sea, que transcurren por un motivo en específico.

Que a veces es frustrante, pero con el paso de los días dejaría de doler.

—Entonces, si dábamos el siguiente paso, sería fatídico para ambos, porque saldríamos lastimados. Chaeyoung no merece mis inseguridades, y yo no merezco vivir atormentado.

Increíble todo lo que una persona puede guardarse.

—Muchos dirán que estoy escapando de ella, pero en realidad, estoy escapando de mí mismo ¿Me juzgarás por eso?—su mirada rogaba por un poco de piedad, y era como ver un reflejo de mi misma. Siempre con ese temor a ser juzgada por mis acciones.

—No puedo juzgarte, cuando yo también intento escapar de mi.—suspiré sentándome sobre la arena, cuando logro divisar a Taehyung sacar una cajetilla de cigarros.

—¿No te importa?—me pregunta mientras lo enciende.

—Sé libre tanto como quieras.—respondí estirando mis brazos para demostrarle que solo éramos él y yo esa noche.

—Algo interesante debe estar ocurriéndote para maniatarte los labios así.—ahora era él quien se tiraba a la arena conmigo.

—Enamorada de un hombre que no puede ser mío, tal vez.

—Puede ser tuyo si te lo propones.—dijo dándole la primera calada a su cigarrillo.

—Va a casarse. Justo lo acaba de anunciar.

Taehyung me miró de reojo y arqueó una de sus cejas.

—Ufff. Ni como ayudarte.

—Fue una causa perdida desde el inicio.

—¿De casualidad ese hombre es?

—Jeon Jungkook, mi hermano de crianza.

—Bueno, él ha tomado sus decisiones las cuales son respetables. Así que tu trabajo es afrontarlo con dignidad.

—Todas las noches rogué porque algún día me escogiera, pero esta noche ruego porque esa sensación de esperanza desaparezca de mi corazón.

—Definitivamente tenemos mucho que enterrar.—Taehyung finalizó con una frase que trastocó todas las esferas de mi vida, porque tenía razón, era momento de pasar la página.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2024 ⏰

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