"El mudo se rige por simples sucesos"
Morir y reencarnar en el dios Hefesto aquel que es despreciado por los dioses de su propio panteón, que podría salir mal
——————————————————— Un pequeño momento para relajarse ———————————————————
- Pov Narrador -
En la inmensidad del mundo las leyendas y cuentos sobre grandes bestias o seres divinos eran contadas de generación en generación. Desde dioses a seres restantes del Caos absoluto nacidos de la frágil mente humana, pero que tanto de esto era cierto. El mar se agitaba con fuerza temblando y contrayendo se sobre si mismo con irá, las nubes se habían vuelto tan negras como el vacío infinito del mar, relámpagos opaca ban todo sonido mientras que la lluvia aumentaba mas la fuerza e irá del mar, dentro tal espectáculo primigenio una enorme "Orca" de tamaños colosal salía del agua, su sola precencia aumentaba la irá del mar, después de todo estaba en su dominio un dominio entregado por su padre está era Kyogre la encarnación del mar
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Pero porque tal ser hecho por las manos divinas del herrero definitivo estaba en conflicto, delante de todo sobre la tierra, la fuerza que encarnaba aquel dominio una bestia bípeda parecida a un gran dragón sin alas y con líneas de magma entre sus gruesas escamas carmesís. Este ser era lo contrario a su hermana, Groudon la encarnación de la tierra, un ser de tal poder que solo su presencia altera los ejes del globo terráqueo, activaba los volcanes al igual que levantaba la tierra y magma de las profundidades
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Estos seres no eran simples bestias de un gran poder incontenible, no estás al igual que todos sus hermanos fueron bendecidos con la capacidad de razonar y hablar amenamente, al igual que presentar deseos y aspiraciones, siendo otorgados hacia ellos un libre albedrío sobre sus decisiones, sean buenas o malas. En definitiva Hefesto creo muchos monstruos de gran poder, nacientes de su fanatismo Otaku del pasado, pero el no se refería a estos seres como armas sino que como sus pequeños y lindos hijitos
Las dos bestias primordiales que formaban la santa trinidad de la formación de la tierra se veían la una a la otra, al lado de cada una dioses y bestias míticas seguían con gran fervor a cada una cada uno de esos seres tenían un respectivo dominio similar al de sus señores. El crugido de los rayos y el reventar de los volcanes inundaba toda la zona, el nerviosismo de cada ejercicio era evidente, en cambio los dos entes primordiales solo se veían el uno al otro sin emitir sonido alguno