Después de aceptar el amor de Kazuha y también aceptar el suyo hacía el, tanto el albino como el peli azul empezaron ser novios, con el inconveniente que el joven marioneta no tiene idea de cómo funcionan las relaciones, pero con ayuda de Kazuha, Na...
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Dormido en los delgados brazos del peli azul, era transportado el pequeño minino mientras el chico caminaba a pasos tranquilos y suaves para no despertarlo.
Ya pronto llegarían, estaba a unos metros de su hogar, pero el índigo no dejaba de mirar a la pequeña criatura tan indefensa.
"Si los humanos ya son vulnerables, cuánto más no lo será este gato."
Pensaba y pensaba, la verdad que de todos los animales con los que ha podido convivir, los pájaros y los gatos eran con los que mejor se llevaba. Ambos eran tranquilos y le proporcionaban calma, además de que siempre le pareció que los felinos eran mucho más refinados, elegantes e independientes que otros animales, características que le parecían esenciales para algún animal digno de admirar.
Pero no puede evitar negar que siente miedo en su corazón imaginario. Si ya con Kazuha tenía miedo de encariñarse porque viviría poco, imagínense con alguna mascota, que para todo lo que ha vivido, la vida de una de ellas se esfuma en un respiro suyo, y temía, temía por el dolor que sentiría cuando pasen los años y aquel indefenso y tierno gato que duerme en sus brazos ya no esté.
Pero ahora su mentalidad había cambiado, y aunque tuviera preocupación por el futuro, con determinación temblorosa, decidió que cuidaría a este ser y se encargaría de que viviera lo mas feliz y máximo posible.
Entonces llegando busca las llaves escondidas y abre la puerta con cuidado para pasar a su hogar el cual no estaba vacío ya que reconoció algunas de las hermosas risas de su amado que provenían de su habitación.
Yue sonríe al escucharlo y siente como su alma se llena de paz la cual completa con los ronroneos del oscuro felino, así que se saca la boina de su uniforme dejándola alzada en la entrada y se acerca a la habitación de Kazuha en silencio para sorprenderlo, la puerta estaba abierta por lo que entra sin dificultad ni ruidos, pero la tierna imagen con la que se encuentra le hace abrir la boca del asombro.
Se trataba del albino acostado en su futón mimando a nada más ni nada menos que a otro felino blanco, al parecer adulto que descansaba a su lado.
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