Cap 1: Ambiente absurdo

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Recorro los pasillos de la gran sede de ladrillo y mármol buscando el camino para salir de este gran infierno.

Por fin salgo de clases por hoy, tantos trabajos que me deja el profe me tienen estresado y anoche no dormí muy bien.

Suspiro bien profundo y salgo por aquella puerta enorme de madera que se encuentra al final de un pasillo de roca verdosa rodeada de un gran campo de grama recién cortada y algunos árboles grandes con hojas amarillas esparcidos a lo largo del camino.

Realmente el clima desde que inició el día no traía buena espina por su gris intenso y algunas nubes condensadas que se encuentran justo arriba de toda la universidad, pero ya era lo habitual pese a la zona en la que se encuentra.

Generalmente nada me parecía que estaba bien y el ambiente tenso parecía no desaparecer cada día, el peso que llevaba hace tiempo no era normal y por alguna razón me temblaba el ojo izquierdo seguido, en eso me digo a mi mismo.

—¿De verdad que haré con mi vida?, no sé que estudiar ni siquiera viendo la gran cantidad de opciones que me deja este gran lugar. Terminé aquí de alguna manera y no entiendo cómo no puedo recordarlo.

Me iba a detener a analizar pero no le dí importancia cuando vi a mi gran amigo Anton a lo lejos, con la cara de felicidad que llevaba supuse que algo bueno estaba por contarme, en eso decidí acercarme ubicando su figura de piel morena, alta estatura y pelo corto estilo militar.

—¡¡¡Lukas!!! bro de mi alma, que tal, todo bien? —dijo con una gran sonrisa en su rostro y un tanto inquieto que se notaba a lo lejos.—¿Que le habrá pasado? ¿porqué me trata así? dije rápido en mi cabeza pensando mil posibilidades.

—¿Bien y tú? respondí seco como de costumbre —No vas a creer lo que te voy a decir!
—dijo alterado ignorando totalmente mi pregunta y con un movimiento nervioso en la mano
—Me aceptaron en el en trabajo que te dije, por fin voy a poder comprar mis propias cosas, ¡y sin importar mis padres!

—¿Padres? no me gusta esa palabra en este momento, estoy un poco mal con ellos, pero tendré que olvidar eso y seguir pensando en cómo solucionarlo, quizás estudiar más y bueno... es la única solución para que ellos estén felices.

—Uh, eso suena increíble, felicidades bro, de verdad que depender de alguien no es lo mejor y espero te vaya bien en ese trabajo —le dije dándole dos palmadas en la espalda haciéndolo entender que me alegraba escuchar eso, pero en realidad en el fondo de mí decía, ¿qué importa comprar todo lo que tú quieras? ¿eso es felicidad? ya qué, dejé de seguir preguntándome cosas y respondí nuevamente.

—Anton, quisiera seguir escuchandote pero me tengo que ir, por algunas cosas que hacer y listas de tareas pendientes.

—Te entiendo Lukas, estaremos hablando estos días y puede que te compre algo ¡jaja! —dijo en forma graciosa y medio burlona.

Nos despedimos con nuestro movimiento de manos propio de todos los días y luego me fui retirando.

Apuré el paso al ver que se estaba haciendo de noche y que las nubes se estaban condensado aún más llegando al punto de que pueda llover en cualquier momento.
—Esto no me está gustando nada —susurré juntando mis labios.

Siguiendo una completa armonía en el ritmo de mis pasos a gran velocidad, atento cada segundo a los sonidos del ambiente y con mis grandes audífonos de cascos puestos sobre mis orejas la cuál estoy escuchando una hermosa canción de Gonzalo a poco volumen, ¿Gonzalo? pues mi cantante favorito, lo que transmite en sus canciones me representa como ser humano y es lo único que puede salvarme en los momentos donde probablemente nada puede estar peor.

El fuerte viento hace que las cuerdas finas de mi suéter se muevan hacia una dirección en particular. Se empiezan a escuchar los sonidos nocturnos comunes como los grillos, cigarras, sapos, voces desenfocadas de fondo en cada casa que paso, y los árboles se ven temblando soltando sus hojas secas de momento en momento.

El clima de verdad que no era conveniente y menos estando todavía tan lejos de mi casa, me coloco la capucha por si acaso empieza a llover y para que el viento no despeinara mi bello cabello liso, largo y rubio.

Ya llegando a mi destino luego de un largo viaje, veo nuevamente esa casa a la cuál pertenezco y nací, una casa que nunca me ha transmitido buena energía; dos plantas con ventanales gigantes, madera de roble oscuro, techo inclinado, raíces en las grietas y aberturas en la fachada y un balcón a un costado, sentir otra vez pasar por este camino de tierra que recubre todo el supuesto jardín es una experiencia que nunca me deja buen sabor de boca.

Saco precipitadamente las llaves para abrir la puerta, elijo entre tantas llaves la indicada y la introduzco en la cerradura, al abrir la puerta escucho como algunas gotas del cielo caen detrás mío esparciendose y aumentando su cantidad. Había llegado en el momento justo e indicado, gracias a mi rápido caminar.

Termino de entrar a la casa y prendo todas las luces, se escucha un enorme eco como suele pasar recurrentemente y mis pasos se escuchan por doquier. Dejo mis cosas en un sillón que se encuentra en la sala y me dirijo a la cocina con pasos lentos.

Lo único que quiero buscar realmente es un vaso de agua con hielo, en este momento me siento muy cansado y es lo único que quedará en mi estómago esta noche, suspiro con cara de amargo. Abro la pequeña puerta de un estante suspendido en la pared y tomo un vaso de vidrio, le echo unos cuantos cubos de hielo que guardaba en una mini hielera y termino de llenar el vaso con agua del grifo.

Doy un pequeño trago y siento todo el frío recorrer todo el conducto de mi garganta hasta desaparecer dandome un escalofrío, decido terminar de tomarme todo el agua y dejo el vaso a un lado, chocando el vidrio de aquél vaso con la madera de la mesa.

Sigo mi camino subiendo las escaleras dirigiéndome a mi cuarto, pasando por toda la casa la cuál se encuentra en gran vacío, contando tan solo con un sillón grande y una pequeña mesa en la sala, una cama, mesita de noche y un pequeño estudio en mi cuarto.

Al abrir la puerta un frío entra en todo mi cuerpo, por alguna razón la ventana estaba abierta y el frío del clima se postró en todo el espacio. Corro rápidamente y cierro la ventana pero ya la temperatura había cambiado y todo estaba empapado por aquella lluvia que recién empezó. ¡El día no podía estar más horrible!

Todas mis cosas como tareas, papeles importantes y mi preciada laptop habían quedado en completa lluvia. Siempre me pasaba algo malo, estuviera en el sitio o no.

Cansado de lo vivido del día de hoy, apago las luces rápidamente y me acuesto en mi cama bajo las cobijas, era el único lugar que me hacía sentir de alguna manera seguro y cálido, no pensé ni siquiera en cambiarme de ropa y ni en nada más.

Dejé de imaginar aquellas imágenes de lo que había sido el día de hoy y lentamente mis párpados fueron bajando, deseando una última cosa...

Que el día de mañana no sea el mismo terror de siempre.

Y si todo fuera una mentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora