~Delgado~ {YoonMin}

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¿Gastar todo el dinero en drogas y alcohol? ¿En fiestas que solo se tratan de sexo? ¿Realmente vale la pena?
¿Comer o solo acomodar la comida?

Tenía 16 años cuando me internaron. Entre a ese hospital pesando 30 kilos, sinceramente no sé como estoy vivo.
Recuerdo claramente ese tubo en mi nariz.

-Bien, Jimin, únicamente tienes que subir 1 kilo para que te demos el alta.- Habló la doctora.

Solía engañar a los doctores poniendo peso de más en mi ropa interior, podía tomar mucha agua y aguantar las ganas de ir al baño.
Peso 40 kilos, y los doctores piensan que peso 49. Es difícil caminar con tanto peso escondido en la ropa, y me siento totalmente obeso.

Mi familia realmente es disfuncional, mi padre es alcohólico, mi madre solo se deja mangonear por mi padre y soy hijo único.
Ahora tengo 17 años, y he sabido sobrellevarlo, mis padres no tienen idea de las veces que me he drogado, alcoholizado o tan siquiera de todas las veces que me desmaye o no comí. Me internaron porque no querían la responsabilidad de cuidar a un adolescente a punto de morir.

Tengo a mi mejor amigo dentro de el hospital, se llama Hoseok, a él lo internaron por drogadicto y también sta Jungkook a quien internaron por depresión y auto-lesionarse.

¿Tengo hambre?
Tengo mucha hambre.

La necesidad de comer, es algo básico del ser humano, y esa necesidad me consume y me exige al punto de hacer que me doble. El hambre me mata y puedo sentir como mi cuerpo empieza a consumirse, por desgracia, tuve que subir 10 kilos. Es realmente horrible. No espero a salir para bajarlos de nuevo.
Estoy acostumbrado a estar solo, nunca he tenido un novio, ni quien me de una carta para que me 'recupere pronto', realmente nunca tuve un motivo.
Antes de el hospital, empecé a consumir metanfetamina y antidepresivos para mantenerme activo y disimular que estaba muriendo. Un día solo, desperté y estaba aquí.

-Jimin, dos semanas de tu último pesaje y aumentaste 1.6 kg, podremos darte el alta.-

Me dirigí a la oficina de el director para que me dieran mis papeles.

-Sabes que puedes llamarnos nuevamente si recaes, o incluso si no te sientes listo.- Habló el director

-Puedo hacer visitas de rutina?- preguntó Jimin

-Claro!-

Dime, ¿Algún día podré ver el mundo de otra forma?
A veces, es cansado vivir engañando a la gente. Logré salir de aquí, perdiendo casi 2 años de mi vida. Y me sigo sintiendo la misma mierda de siempre.
Seguía luciendo jodidamente gordo.

Cuando llegue a casa, todo era un desastre, mis padres enserio pensaban que pesaba 50 kilos y solo me ignoraban. No me hablaron oara nada.
Llegó la noche y como de costumbre mi padre estaba alcoholizado, me acerque y me golpeó hasta dejarme la cara morada.
Tome mis cosas y salí de mi casa, no pensaba en volver, nunca.

Cuando estaba en la calle, estaba sentado en el suelo de un puente con un cigarrillo. Tenía los hombros descubiertos y me sentía gordo. En ello pasó un chico de aspecto frágil cual muñeca de porcelana.

-Hola, ¿tienes un cigarro?- Menciono sentándose a un lado de Jimin

-Claro.- Jimin le dio el cigarro

-¿Qué haces aquí tan tarde?- pregunto el misterioso chico

-No tengo a donde ir.- Respondió Jimin

-¿Cómo te llamas?- pregunto el chico

-Park Jimin.- Respondió

-Lindo nombre, spy SeokJin, apropósito.- Sonrió Jin

-Que bien!- asintió Jimin.

-Eres muy delgado y pálido, pareces muñeca.- Menciono Jin

-Vaya.- dijo Jimin.

-Ven a casa, hay espacio de sobra y no me pareces mal chico.- Dijo Jin

Para mí, no tenía que perder, así que seguí a SeokJin hasta su casa, no tenía una madre o un padre, no tenía amigos, ni casa.

-Bienvenido- Dijo Jin abriendo su puerta.

-Gracias.- Dijo Jimin

-Hola, Nam. Él es Jimin- Dijo Jin sembrando un beso en los labios de un chico moreno sentado en la sala.

-Jimin, él es Namjoon, es mi pareja.- Sonrió Jin

-Mucho gusto, soy Park Jimin.- hablo Jimin

-Hola, Jimin. Soy Namjoon. ¿Cuantos años tienes? Te vez pequeño.- Hablo el moreno

-Tengo 17. Y ¿Ustedes?- pregunto Jimin.

-Jin tiene 21 y yo 23- Respondió Namjoon

-Ven Jimin, dormirás aquí.- Hablo Jin indicando una puerta.

Pasaron los días y Jin y Nam me adoptaron en su casa, claramente comencé a trabajar y a aportarles económicamente, sinceramente, eran los padres que nunca tuve.
Jin tenía muchos espejos, y no podía evitar ver lo gordo que Lucía.