Capítulo 3: Culpa

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Departamento de Sergio y Carlos

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Departamento de Sergio y Carlos


Cerró la puerta con cuidado, tratando de no despertar a su compañero pues su reloj marcaba las 12:00 am, y no quería dar explicaciones de su bochornosa noche con un chico menor que él, aún seguía lo suficientemente aturdido, cuando Max, hacía 2 horas que sabía su nombre, le dejó enfrente del edificio donde vivía, los ojos azules desprendían emoción y cariño, Sergio solo contuvo la constante voz en su cabeza que le decía que esto no era justo para el niño, con sumo cuidado Max se acercó hacia él y le dio un ligero beso en los labios, como si tuviera miedo que la ilusión que acababan de compartir se esfumara, trató de abrirle la puerta siendo un completo caballero, pero él se negó rotundamente, intercambiaron números con prisa y se bajó del coche; antes de ingresar al viejo bloque de departamentos el sonido del claxon lo asustó, el rubio llamaba su atención mientras con la mano se despedía energético y tierno, sintió mucha culpa, así que le regresó el gesto con una media sonrisa.

Caminaba casi de puntillas como un gato en medio de la noche, la voz ronca lo llamó desde el sillón:

-¿Por qué a éstas horas señor Pérez? ¿Esperas salvarte de mi regaño?- Carlos se encontraba acostado en el sofá, las piernas le colgaban y sostenía el teléfono con una mano mientras con la otra jugaba con su cabello.

-Con una chingad* Carlos, ya te he dicho que no me asustes así... un día me vas a matar de un paro cardiaco.- situó la mano en el pecho para darle más dramatismo a la escena.

-Sí, ajá lo que digas...Quiero DETALLES, hazme un resumen breve que ya me tengo que ir a dormir, mañana terminaré mi maqueta...- se acomodó mejor y los enormes ojos castaños lo observaron curiosos.

-Pues mejor ve por tu cobija, porque la historia es larga y por una vez en la vida me arrepentí de no hacerte caso amigo...- aventó la mochila al sillón pequeño y colocó las flores en la mesa de centro.

- Espera... no eres de comprar flores... TE LAS REGALÓ TU ACOSTÓN DE UNA NOCHE, va en serio.- como buen compulsivo del orden, el español se levantó por un jarrón con agua y las colocó en el, mientras sonreía de oreja a oreja divertido con la expresión angustiada de su compañero.

-Oh Dios, va tan en serio que mañana vamos a tener una cita y... me trajo hasta acá.- susurró la última frase.

-¿Qué has dicho? Regla numero dos: NUNCA DEJES QUE SEPAN DÓNDE VIVES, creí que eso lo tenías en claro, no sabes con qué clase de tipo te acuestas, puede ser un loco, asesino serial o uno de esos intensos.- se acurrucó con una cobija de ositos al punto que solo se veía su cara, todo su cuerpo se escondía en la tela.

-Lo sé Carlos, siempre he sido el más cuidadoso en eso, pero esta vez la cagué... literal rompí todas las reglas.- frotó furioso su cara con ambas manos.

-¿Es hora de ir por el bote de helado que no nos terminamos ayer?- sin esperar a que le contestara, se acercó al refrigerador y sacó el producto mencionado, también tomó los respectivos vasos y cucharas.- Cuéntamelo todo, la maqueta puede esperar.- decidido a escuchar los lamentos de su amigo.

Cajita Feliz | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora