Capítulo 5

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Tomo mi celular para llamar a Amanda con urgencia. Los dedos me tiemblan al tratar de tocar la aplicación del teléfono, el cual se balancea de un lado a otro en mis palmas y por poco se cae al suelo.

Debo saber si Katie está bien.

El tono suena, pero nadie contesta. Por la impaciencia, me despego el móvil de la mi oreja y lo coloco de nuevo, luego de unos segundos.

—¿Amanda?

Siento el cuello pesado y la espalda adolorida, me ajusto la camisa con mi mano libre. La preocupación es plausible, no solamente en mi voz, sino que en la forma que mi cuerpo responde al estrés. Me han estado probando bajo un experimento.

—No, soy Rod. Amanda se está bañando —responde levantando su tono y siendo grosero—. ¿Qué quieres, Gabriel? 

—¿Katie está bien? —insisto con gotas de sudor que me caen por la frente sobre los ojos—. Tengo razones para creer que el asesino irá por ella. ¡No es una coincidencia, Rod! Las pistas y la víctima, todo está conectado conmigo.

Se escucha un silencio profundo durante varios minutos. No sé si interpretarlo cómo una manera de indicarme que algo sucede o es un indicio de que no confía en mi versión de los hechos. Quiero pensar que Rod no me escondería un hecho grave que involucre a mi hija. 

—Sí —afirma con seguridad, lo sé por la estabilidad en su réplica—. Es mejor que ella no te vea, al menos por unos días. Además, ¿qué tendría que ver un desconocido con Katherine?

Es cierto que ya la he lastimado lo suficiente, solo quiero mantenerla fuera de todo esto.

—Ven en la noche y te lo mostraré todo. Lo único que me importa es que mi hija esté segura. Jhon menciona que a él le gustan los niños, imaginé que era una pista sobre mi búsqueda. —Suspiro con lentitud, manteniendo la tensión de la conversación—. He estado pensando en si ir a la estación a presentar el caso, es demasiado para mí y no consigo avanzar.

—¡No! Katherine está en perfectas condiciones, llamar a colocar la denuncia sería exponerla. Yo te acompañaré a continuar, pero, por favor, si vas a llamar a alguien, marca mi número y no el de Amanda —dice y seguido cuelga con frialdad.

Deambulo por la casa hasta agarrar una rebanada de pan con mantequilla y un trozo delgado de queso. Su sensación entre los dientes es pasear el sabor placentero en mi boca. No soy demasiado considerado hacia mi cuerpo, mucho menos si se trata del sistema digestivo. La ansiedad de esta situación ha provocado una irritación en el intestino.

Al finalizar el desayuno, me coloco frente a la computadora para buscar asesinatos de niños en el área. Pienso que es una buena forma de utilizar el internet a mi favor. Algún rastro debe de haber dejado. 

En la web, hay varios informes sobre incidentes que ocurren en forma habitual y que dejan como consecuencias lágrimas y sufrimiento. Aunque entre ellos se encuentra una noticia que resalta ante mí: Terra Clark, sobreviviendo a las palabras de Jhon. 

«Este veintiséis de mayo del dos mil diecinueve se cumplen tres meses desde que la joven Terra Clark se salvó de un destino fatal. La vecina de Orotina, vivía con su padrastro y su madre en un lugar alejado. "Ese hombre está loco. Yo tenía diez años cuando mi mamá lo conoció. Recuerdo que era un carpintero, porque nuestro garaje se llenó de los muebles de su trabajo. Jhon, ese nombre se quedó para siempre", comentó la mayor de edad. Cuando se le preguntó por el factor que detonó el ataque, añadió: "Luego de años de ser un miembro más de la familia y asistir a las reuniones. Me llevó... a un apartamento que compartía con otras personas y me mantuvo encerrada por días. Mi mamá enloqueció, dice que me colgaba carteles en cada parte de la ciudad". 

LAS PALABRAS DE JHON [ONC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora