Felix subió al taxi patrocinado por la billetera de Changbin y se dirigieron al departamento de este. Chan recordó la corta distancia entre la casa de su amigo y el trabajo de Félix; él mismo autorizó que el rubio pudiera quedarse a dormir esa noche. El brazo del barista fue el reemplazo al de Chan, Changbin murmuraba palabras inentendibles hasta que estas comenzaron a tener sentido.
-Me dejó, como siempre...
El fuerte olor a cerveza se desprendía de su aliento, su rostro expresaba mucha tristeza. Felix recordó el ramo de rosas desechado en el basurero. Supuso que estaba atravesando una ruptura, en cuanto a eso él no se consideraba el mejor consejero. Si a una persona normal le resulta complicado olvidar, no querrían estar en sus zapatos, ya que al día siguiente de terminar debía desayunar como si nada enfrente de esa persona.
-¿Te parezco menos atractivo por ser bajito? -Félix lo miró- Me esfuerzo mucho, tengo varios encantos.
Felix creyó lo que decía, pero trató de no hacer conjeturas, ni mucho menos reírse. Changbin se volvió a acomodar sobre su brazo y durmió todo el camino.
Ya en el departamento, Félix hizo su mayor esfuerzo para llevarlo, quizás si fuera más alto que él, pero no lo suficientemente fuerte para cargarlo. Changbin hacía lo que podía, lo cual era dar topes pasos lentos. El alto edificio les daba la bienvenida con una elegante recepción, poseía varios sofás de espera y plantas que daban un toque más elegante; un hombre estaba en la recepción, montando su guardia nocturna. Lo saludó y explicó lo decidido, el hombre ayudó con cargar a Changbin mientras Félix buscaba la clave del departamento en su chat reciente con Chan. Lograron ingresar, sin antes agradecer al portero.
Felix lo llevó hasta su habitación, no se tomó el tiempo de indagar el lugar ya que el cansancio le estaba pasando factura. Cayó rendido en el sofá de la sala, y soñó con un Changbin alegre invitándolo a tomar más cerveza.
Al abrir los ojos no pudo entender dónde se encontraba, creyó oír la típica rutina de Hyunjin por las mañanas, pero al abrir los ojos se encontró con un Changbin sin remera paseando por la sala en busca de algo. Se sobresaltó mientras se cubría el torso con la manta que lo rodeaba. No recordaba haber dormido con eso.
-¿Te desperté? ¡Lo siento! Traté de no hacer ruido, pero fracasé en el intento.
-No, mi cuerpo se despertó solo, acostumbro a levantarme a esta hora.
Changbin se impresionó por la mañanera voz del chico, sonaba mucho más profunda de lo normal mientras él trataba de no fijar su mirada en su pecho desnudo. Nervioso, apartó la mirada y simuló estirar sus brazos. Sin una pista absoluta de lo que estaba ocasionando, se acercó al recién despertado, Felix tragó saliva.
-Chan me comentó que trabajas cruzando la plaza, duerme un poco más, yo iré a entrenar. -Felix simuló acomodarse como para seguir durmiendo- Estaba buscando alguna Aspirina, lo siento.
Felix pidió que no se preocupara y se tapó el rostro por completo, reteniendo las ganas de volver a mirar. Trató de conciliar el sueño, pero a pesar de dar tantas vueltas no podía. ¿Qué diría Jeongin cuando le comentara lo sucedido? ¿Qué pensaría Seungmin si le contase que ya conocía a este buen mozo? ¿Cómo se sentiría Hyunjin si...? Dejó de pensarlo, él no debía enterarse de esto. Él podía presumir sus varias citas en el departamento sabiendo que él estaba allí, podía sentir su orgullo, demostrando cómo la ruptura no fue nada para él. Al contrario de él, respetaba el espacio de donde vivían. Eso y que no volvió a salir con nadie luego de él.
Decidió que el amor no sería prioridad, se enfocaría en su objetivo y trataría de resguardar lo más posible a su frío corazón.
Pensó en la posible resaca que sufriría Changbin a la vuelta, fue a la heladera con la intención de cocinar algo, sin embargo, la heladera con suerte contaba con un cartón caducado de leche y un limón cortado a la mitad. Volvió al sofá y se sorprendió al encontrar ropa sobre la pequeña mesa con un trozo de papel.
"Toma un baño, no dudes en usar el champú y la secadora."
Changbin volvió al cabo de una hora, compró en la tienda de conveniencia un tónico para la resaca y algunos sándwiches con jugo para el desayuno. Al ingresar a su departamento, encontró la manta perfectamente doblada sobre el sofá. Preparó lo comprado como un desayuno y esperó a Felix mientras revisaba los pendientes del día.
Él no tardó en aparecer, con el cabello semi mojado y la antigua ropa de Changbin, se sintió contento al ver que le quedaba a la perfección.
-Gracias por la ropa, me queda a medida. ¿Es tuya?
-Hace 5 años atrás. -respondió él sin despegar la mirada de su notebook- No suelo cocinar en casa, así que traje el desayuno.
-Lo siento, pero debo irme, mi horario comienza en 10 minutos.
Changbin lo miró.
-¡Te acompaño! En serio siento las molestias, de seguro habré dicho alguna que otra estupidez.
Félix trató de no reír al recordar su repentina confesión acerca de su estatura.
-Descuida, fue muy conveniente. Mejor ya no seamos tan formales, puedes tratarme como un amigo más.
-Claro, claro. –Changbin se levanta- Me cambio de ropa y vamos.
Felix asintió y se sirvió uno de los sándwiches mientras esperaba. Por unos minutos, sintió que realmente estaba viviendo un sueño. Esta vez sí observó cada esquina del departamento: las paredes eran blancas con algunos cuadros o elementos decorativos colgados en la pared. Los grises dominaban la gama de colores, desde el sofá hasta los muebles de la cocina. En comparación con el departamento de Felix, no parecía que viviera alguien allí por el completo orden, el olor a nuevo y los pisos perfectamente pulidos. No recordaba la habitación principal por las luces apagadas, pero le pareció ver más desorden allí. Changbin volvió con la ropa que acostumbraba a vestir todos los días.
Salieron del departamento. El clima seguía cálido y no se esperaban más lluvias en la semana. Changbin comía el sándwich mientras Felix bebía de la botella de jugo. A unos metros, un joven Jeongin los reconoció y quedó boquiabierto. Felix fingió tocar una campana, y Jeongin proyectó en su imaginación la boda en Australia y los viajes.
-Quería invitarte un café a la cafetería que usualmente voy. Es mi cafetería favorita. Me gustaría besar las manos de ese barista.
Felix elevó sus cejas y soltó una sonrisa tímida.
-Sí, oí que el café de ahí es muy bueno y que el barista es muy atractivo.
-¿En serio? –expresó Changbin curioso- Le echaré un vistazo. Usualmente lo veo escondido detrás de esa gran máquina, no tengo algún recuerdo de haberlo visto.
Ambos cruzaron la calle hasta la cafetería.
-Entonces, ¿dónde trabajas?
Felix señaló la cafetería.
-Aquí. Soy el barista. Podrías besar mis manos, pero prefiero varias salidas antes de hacerlo.
El rostro de Changbin se inundó de un rojo inexplicable. No pudo responder al reciente comentario del chico ya que cerró la puerta de la cafetería antes de que pudiera hacerlo. También ingresó al local. No era la primera vez que venía tan temprano. Acomodó sus pertenencias en la mesa que daba con el ventanal de la calle, desde donde podía presenciar perfectamente a Felix, quien volvía de cambiarse. El amable mesero se acercó y pidió lo que el barista le recomendara. Los rayos de la mañana ingresaron al local, dando directamente a Felix, quien sonrió una vez que recibió el primer pedido del día. El fiel cliente recibió un vaso con una bola de helado. A su lado, una pequeña vasija de porcelana que poseía un pico curvado. Jeongin vertió el espresso sobre el helado, derritiéndolo sutilmente, colocó una cucharita en la mesa y amablemente se apartó. Changbin dio una probada a la extraña mezcla que nunca se habría atrevido a probar. Al primer bocado, sintió lo suave del helado y lo fuerte del espresso, combinados en un delicioso sabor. Dio una pequeña sonrisa y Felix, por un momento, sintió que su corazón se derretiría como el dulce affogato.
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Un latte con expresso. || changlix
RomanceEn el bullicio de una pequeña cafetería en Seúl se conocen dos personajes singulares: Changbin, un fiel cliente y apasionado agente inmobiliario, y Felix, el extrovertido barista. A pesar de sus notables diferencias, ambos comparten una pasión inque...