Felix tocó el timbre del departamento de Changbin varios minutos antes de comenzar el trabajo. Creyó que sería mucho mejor entregárselo en persona que en la cafetería. La noche anterior no pudo cerrar los ojos; quedó maravillado con la pequeña salida. La sonrisa no se apartaba de sus labios cada vez que invocaba el recuerdo. Normalmente, Félix no se ilusionaba rápidamente; después de todo, no sabía si esto tomaría un rumbo completamente diferente a lo que imaginaba. ¿Alguien sería capaz de sentir algo por él? A veces no tenía remedio y se quedaba varios minutos viendo su rostro. En Australia se sentía excluido por ser diferente, y lo mismo ocurría en ocasiones en este lugar. Sus pecas eran muy llamativas, su rostro era delgado y sus labios pequeños. Sentía que su mejor comparación sería la de un pequeño pollito.
Salir con alguien como Hyunjin tampoco ayudó mucho; constantemente recibía críticas por no poder igualarlo en belleza. Era incómodo acompañarlo a sus sesiones de fotos y luego ser presentado como su novio; era pisar un nido repleto de víboras. Hyunjin era muy codiciado; cualquiera caía a sus pies sin ni siquiera pensarlo. No era raro que Félix se enamorara perdidamente de él una vez que lo conoció por primera vez en una práctica de fotos. Fue contratado como modelo; apenas comenzaba, tenía el cabello corto y la piel bronceada. El calor del verano lo hacía ver mucho más deseable, con una mirada hipnotizante y unos labios color carmín, fue suficiente para que Félix nerviosamente le pidiera su contacto para poder contratarlo en trabajos posteriores. Por primera vez fue codicioso; quería sentirse digno de poder ser correspondido por una persona con una belleza de tal magnitud. No pasó mucho para que Hyunjin correspondiera sus sentimientos y comenzaran un pequeño romance de verano. Actualmente su fama como modelo ha incrementado y su relación con Felix acabado.
Changbin apareció en la puerta, vestido completamente para empezar el día. Para sorpresa de Félix, esta era la primera vez que lo veía con el cabello peinado hacia atrás, dejando descubierta su frente. El chico acostumbraba a tapar su frente totalmente, dando unas vibras mucho más agradables. El optó por recostarse contra el marco de la puerta y dar una pose relajada; aunque por dentro, los nervios lo iban consumiendo poco a poco.
-Gracias por la ropa limpia -Félix entregó la bolsa- Espero verte más seguido en el café.
-Por supuesto, intentaré saludarte siempre.
Ambos quedaron en silencio, sin poder decir una palabra más. El ambiente se tornó incómodo; no querían irse pero tampoco sabían qué decirse. Changbin pensó que sería muy repentino invitarlo a salir; por otra parte, Félix pensaba que estaba ocasionando muchas molestias. Decidió que era momento de despedirse.
-Entonces, nos vemos -Félix hizo una breve reverencia y caminó rumbo a los ascensores.
Probado un nuevo peinado para lucir interesante, creyó así que su confianza aumentaría, pero quedó cegado ante la sencilla belleza que Félix poseía. No necesitaba mucho para destacarse; sus ojos tenían una forma perfecta, sus labios eran apetitosos y sus pecas no hacían más que resaltar su rostro. Podía jurar que nunca se había tomado el tiempo de admirar a una persona de ese modo, guardando una fotografía mental con el deseo de que perdurase para siempre.
La familia de Changbin constantemente lanzaba comentarios sobre una posible pareja; su hermana se había casado, tuvo un hijo y hace unos meses apareció con la noticia de su divorcio. Según su madre, ella ya había cumplido con su parte como hija; sin embargo, él no podía concretar una relación estable. Estaba seguro de que no querían más nietos; con uno bastaba, y solo se preocupaban por su hijo. La vida de Changbin podía sonar solitaria: del trabajo al departamento, salidas solo con sus amigos de infancia y luego comenzaba de nuevo su rutina. Era un hombre que no se destacaba por salir de su zona de confort; de hecho, amaba el orden y la estabilidad. Mientras no faltase el trabajo, él estaría bien. Pero en algunas noches, como en este frío otoño reciente, podía sentirse solo al ver el gran tamaño de su cama.
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Un latte con expresso. || changlix
RomanceEn el bullicio de una pequeña cafetería en Seúl se conocen dos personajes singulares: Changbin, un fiel cliente y apasionado agente inmobiliario, y Felix, el extrovertido barista. A pesar de sus notables diferencias, ambos comparten una pasión inque...