Capítulo 4

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Después de mi conversación con Axel sobre mis celos, las cosas entre nosotros volvieron a tomar un rumbo más tranquilo. Habíamos aclarado las cosas y habíamos reafirmado nuestra confianza el uno en el otro, lo que me hizo sentir más segura en nuestra amistad.

Aunque seguía sintiendo una punzada de incomodidad cada vez que veía a Axel con Sarah, aprendí a controlar mis emociones y a confiar en que lo que él me había dicho era cierto. Después de todo, la confianza era la base de cualquier relación, ya fuera de amistad o algo más.

Con el tiempo, nuestra amistad se fortaleció aún más. Seguíamos pasando mucho tiempo juntos en la biblioteca, compartiendo nuestras pasiones por la lectura y la música. Hablábamos de todo y de nada, compartiendo nuestros sueños y aspiraciones para el futuro.

Pero a medida que nos acercábamos al final del año escolar, me di cuenta de que algo estaba cambiando entre nosotros. Había una tensión palpable en el aire, una sensación de anticipación por lo que el futuro nos deparaba.

Una tarde, mientras estábamos sentados juntos en la biblioteca, compartiendo un libro y riendo por alguna broma interna, me di cuenta de lo mucho que significaba Axel para mí. Había estado allí para mí en mis momentos más difíciles, apoyándome y animándome cuando más lo necesitaba. Él era más que un amigo; era mi confidente, mi cómplice, mi todo.

Fue en ese momento que me di cuenta de que ya no podía ignorar lo que sentía por él. Había estado enamorada de Axel desde el momento en que lo vi por primera vez en los pasillos de la escuela, y ya no podía contener mis emociones por más tiempo.

Decidí que era hora de ser valiente y enfrentar mis sentimientos de frente. Quería decirle a Axel lo que significaba para mí, incluso si eso significaba arriesgar nuestra amistad.

—Axel, hay algo que necesito decirte —anuncié, interrumpiendo su lectura y atrayendo su atención.

—¿Qué pasa, Julia? —preguntó, su mirada llena de curiosidad.

Tragué saliva y reuní todo mi coraje antes de hablar.

—Axel, desde hace tiempo he sentido algo por ti que va más allá de la simple amistad —dije, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza en mi pecho.

La expresión de Axel cambió, y pude ver una mezcla de sorpresa y expectación en sus ojos avellana.

—Julia... ¿a qué te refieres? —preguntó, su voz ligeramente entrecortada.

—Lo que quiero decir es que... estoy enamorada de ti, Axel —confesé, reuniendo toda mi valentía para decir las palabras en voz alta.

Hubo un momento de silencio mientras Axel asimilaba mis palabras. Sentí que el tiempo se detenía a nuestro alrededor, como si estuviéramos suspendidos en un momento eterno.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Axel habló.

—Julia, yo... —comenzó, su voz llena de emoción—. Yo también siento lo mismo por ti.

La alegría y la incredulidad llenaron mi corazón al escuchar sus palabras. ¿Acaso era posible que él también estuviera enamorado de mí?

—¿De verdad? —pregunté, apenas capaz de contener mi emoción.

Axel asintió con una sonrisa, y supe que no había espacio para la duda en sus palabras.

—Sí, de verdad. He estado enamorado de ti desde el momento en que te vi por primera vez en los pasillos de la escuela —confesó, su mirada llena de ternura.

Las lágrimas de felicidad llenaron mis ojos mientras me dejaba llevar por la emoción del momento. Había esperado tanto tiempo para escuchar esas palabras de los labios de Axel, y ahora que finalmente las había escuchado, me sentía como si estuviera viviendo un sueño.

Nos quedamos allí, abrazados y sumergidos en la alegría de nuestro amor recién descubierto. Todo a nuestro alrededor parecía desvanecerse mientras nos perdíamos el uno en el otro, compartiendo promesas de un futuro juntos lleno de amor y felicidad.

Y así, con el peso de la confesión liberado de nuestros hombros y la promesa de un nuevo comienzo ante nosotros, nos dispusimos a explorar el mundo juntos, con el amor como nuestra brújula y la esperanza como nuestra guía.

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