Otra caja de recuerdos.

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Estar en cama era lo peor.

Ya no tenía las cosas de siempre para distraerse. No podía trabajar, y Applejack y Big Mac estaban fuera todo el tiempo. Así que tampoco había sonidos en los que concentrarse dentro de la casa. Estaba todo el tiempo aburrida. Y sola.

Mirando el techo, tener la pierna herida volvía a ser lo peor del mundo, poco a poco. Y su tristeza la estaba consumiendo de nuevo. Ella había luchado tanto por no estar allí de nuevo.

La ultima vez que se dejo consumir por sus emociones, fue cuando recién se enlistó en la guerra. Antes de todo el caos. Rainbow se prometió no derrumbarse hasta que la causa fuera lograda. Pero estando aquí por dos días sin nada mas que sus pensamientos, se lo estaba poniendo bastante difícil.

De vez en cuando, sonaba un alegre pájaro en su ventana. La transportaba a su habitación desordenada con posters de rebelión y bandas no conocidas, creyéndose diferente a los demás. Se ve así misma acostada, escribiendo una canción sobre lo especial que era, como destacaba. Y luego jura que puede oler las tostadas de desayuno que preparaba su madre.

El padre de Rainbow murió cuando ella era muy pequeña. Ella ni siquiera tiene recuerdos con él. Recuerda que creía que debería estar triste, que su madre debería llorar por él, pero no estaba ni cerca de eso. Su madre jamás se dejó envolver por las lagrimas y la tristeza, su madre siempre era de color amarillo. Tenia esa forma de esparcir su alegría y cariño con todos. Los cuadros del padre de Rainbow adornaban toda la casa, pero su madre jamás los veía con lástima. Ella solo seguía diciendo que él las cuidaba y que era el mejor hombre que pudo conocer. Le fue fiel hasta su ultimo aliento.

Rainbow cree que están juntos ahora, como siempre debió ser. Y entonces, le dan ganas de llorar.

Por el reojo puede ver las correas de su maleta.

Esto debería ser una broma.

Son las seis de la tarde. Lleva dos días en cama y dos meses en esta casa. Aun no es capaz de abrir su maleta.

En su defensa, simplemente no la abre desde que comenzó a ser soldado. Hace más de cinco años. No es la gran cosa. Pero simplemente no es capaz. Igual como no es capaz de celebrar su cumpleaños. Sigue con quince en su cabeza. Quizás cuando acabe toda esta pesadilla al fin se sienta cómoda con eso. Si no muere antes, quiere decir. Sin embargo, no puede abrirla. Ni siquiera recuerda que hay allí adentro.

Solo sabe que su madre esta empacada ahí. Y no quiere enfrentarse a eso.

La desgastada foto que tiene pegada con Fluttershy, una amiga de la infancia, que se fue a París antes de que comenzara la guerra, la atormenta. Cree que volvió, pero no la ha visto. La pegó cuando creyó que ella también podría huir de aquí. De cualquier modo, esa foto solo clava en su miedo de abrirla y encontrarse con su pasado. Cuando era una niña, con amigos y hogar.

Ella realmente teme extrañarse. Teme hacerlo porque significa que es pasado. Y no quiere aceptar que aun, después de casi ocho años, esta guerra aun no acaba.

No abrirá esa maldita maleta. Ni siquiera hace falta.

Se fuerza a seguir mirando la ventana. Su pierna comenzó a doler de todos modos.

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Applejack le trae la cena.

Es lindo que se vea tan preocupada por ella, considerando que se odiaban cuando ella llegó aquí. Rainbow no esta muy segura de como funciono el traslado para Applejack, si tuvo que aceptar obligadamente o si fue una sorpresa. Lo mas probable es que haya sido a obligación, dada la guerra y los pocos lugares para residir. De todos modos, no sabe porque la odiaba tanto.

Arcoíris sin color. (sombraverse, appledash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora