3| Chisme y más chisme

1 0 0
                                    


Estaba sentado en la casa del árbol de mi hermana pequeña, Mavi, mientras esperaba que terminara de exprimir el zumo de las naranjas–que en realidad tuvo que ir a buscarlo a la cocina y por eso hizo que cerrara los ojos– tenía dos horas jugando con ella y mi rostro–ahora una mancha negra con amarillo, siendo una abeja gigante–era la prueba viviente que a sus cinco años Mavi aún no tiene futuro de maquillista, bueno, solo lo tiene sí es maquillaje de terror.

La pequeña Turner nació un año después que mamá ya no volvió a renovar contrato con la aerolínea que me vio crecer, cuando mi progenitora anunció su embarazo en Halloween con un "dulce o truco" lo primero que hice fue llorar, muy maduro para tener trece años; papá pensó que estaba haciendo berrinche porque ya no iba a hacer hijo único y que no lo quería, pero para sorpresa de todos–más para Jack– es que estaba llorando porque no sabía cómo iba a cargarla, tenía miedo que le hicieran daño y sobre todo, sí ella no me iba a amar como yo ya lo hacía. Cuando la trajeron a casa, donde pertenece, después de tres días de su nacimiento también lloré.

–La estás cargando muy bien, corazón. Pareces todo un experto en esto–murmura mamá tomándonos fotos de todos ángulos posibles. Papá detrás de ella me giña el ojo cómplice, cuando salí corriendo hasta el jardín el día del anuncio, le dije que realmente quería poder cargar a mi hermanita apenas llegara a casa para que mamá no este con ella todo el tiempo, al día siguiente, después del desayuno me llevo al centro comercial y me compro un nenuco con su carriola y todo lo que un recién nacido necesitaba–incluido los pañales–y, todas las tardes después que llegará de la agencia de viajes me enseñaba a escondidas de mamá todo lo que quería saber, aprendí a cambiarle el pañal a los bebés incluso antes de que mi pequeña Mavi naciera. Hasta la casa del árbol le hicimos Thiago, mi padre, y yo.

–Espero que tus ojos estén cerrados, Zabdigrita–estoy empezando a subir los escalones, aún tienes tiempo de cerrarlos si los tienes abiertos

–¿No necesitas ayuda, Mavi?

–No, soy una mujer independiente, inteligente y hermosa

Asiento dándole la razón

Acomodo la corona que tengo en la cabeza porque si ve que está hasta un centímetro desalineada me hace correr por todo el jardín durante media hora seguida sin parar, no me quejo, ayuda a mis entrenamientos, pero desde que Jack es mí no-manager hizo que mi hermanita me tire agua mientras corro–que ya hizo que terminara con más raspones en los brazos que con lunares–Mavi y Jack juntos son un cerbero, cada uno es una cabeza y la de en medio son sus maldades que planean juntos

–Ya puedes abrir los ojos, tramposo–rueda los ojos mientras asienta el termo con el zumo dentro–perdón por la tardanza, mamá hizo que tomara mis vitaminas, ya sabes, mujer precavida vale por dos

Rio ante sus palabras, realmente llevarse con Jack, ver las novelas con papá e ir a entrenar tennis con mamá y sus amigas le está afectando en su manera de hablar.

Vales más que por dos, tigresa–murmuro agarrando mi taza de un jaguar–¿Cómo estás? ¿Cómo vas con lengua de señas?

Sus grandes orbes azules grisosos se achinan cuando frunce su nariz en un intento de evitar un estornudo, no lo logró.

–Podría estar mejor haciendo muñecos de nieve y, bien, la maestra es buena, ya tengo que presumirle a Jack que sé algo que él no–ríe– Ya hablamos mucho de mí, mejor hablemos de tu primera cita con Jade

Me atraganto con el mango que estaba comiendo, como diablos sabe de Jade, maldito seas Jack. Comunicativos tenían que ser.

–¿Jack te cuenta todo lo que me pasa? –niega–¿cómo sabes todo?

–Los escuche mientras iba por mi conejo, hablan muy alto para su desgracia

Se acomoda sus rizos detrás de sus ojeras.

–Golfo es mi conejo, Mavi

–Nuestro, Zabdiel, nuestro–murmura poniéndose de pie para correr su silla a mi lado–¿y bien? ¿ya tendré una cuñada a quien contarle tus desgracias?

–Tal vez, no lo sé, quizás– la molesto a lo que ella suspira cansada, estaba harta que nunca le contara nada sobre lo que Jade y tuviera que enterarse escuchando detrás de las paredes de cualquier lado en donde hubiera algún chisme

–Haré que Jack tenga novia si tu no traes a Jade a casa pronto–enarca una de sus pobladas cejas–bueno, me voy, tengo un partido que ganarle a la mamá de Jack. Sí limpias te regalo un dibujo

–Trato hecho

Eran las tres de la tarde cuando por fin entre a mi cuarto después de limpiar toda la casita del árbol. Mi cuerpo se relajó ante el contacto con mi cama, desde que desperté a las cinco de la mañana para ir a entrenar no me había tomado el tiempo para poder descansar. La tina con hielos antes de acostarme me ayudo con el dolor muscular y a desestresarme, he estado teniendo más horas de entrenamiento porque en un mes comenzaban a ir los reclutadores a distintos partidos de la temporada. Y realmente, quería que me recluten en la división de la liga este, con los New York Yankees. Estaba a punto de quedarme dormido cuando escuche pequeños golpeteos en la puerta, mis pasos se dirigen perezosamente hasta la puerta, al abrirla veo a Golfo con su capa de mago.

Sí, Mavi lo viste de algún personaje diferente cada semana.

–Hola, bebenejo–me agacho para tomarlo en brazos, posa su cabeza en mi cuello y comienza a olfatearme, me carcajeo ante las cosquillas que me produce–Golfo, ¿Cuántas veces te he dicho que eres lo mejor que tengo?

Levanta su cabeza y se gira para que quede en mi antebrazo, donde se encargó de dejarle un montón de besos y, una mordida para que lo bajara; apenas lo hice se fue dando pequeños saltitos hasta que lo perdí de vista cuando entró por su pequeña al cuarto de juegos, la cual básicamente era su casa.

Escucho como mi celular comienza a sonar gracias a una llamada entrante, al ver el nombre remuevo mi cabello antes de atender

–Acá Zabdiel, ¿del otro lado quién? –digo juguetonamente

–Acá Jade–responde desgarradamente–Te quería hacer una propuesta indecente

–Te daré una respuesta indecente

–Qué piensas de este plan que se me ocurrió

Sí a todo menos al divorcio, pienso sin haber terminado de decirme su plan. Dios, está mujer será mi perdición.

Ya lo es, cielito.

–Si no me dices el plan no voy a aceptarlo, Jade

–¿Sarcasmo, Zabdiel? –rio en respuesta– es que, es algo tonto que se me ocurrió

–Nada de lo que pienses es tonto, Jade

Se queda en silencio un largo rato hasta que se armó de valor para decirme

–Estoy en la puerta de tu casa–abro la boca en sorpresa y corro hasta la ventana para verla, me mira y me señala el celular para que la sigo escuchando a través de el–estoy afuera desde hace diez minutos, hasta que me atreví a marcarte, por primera vez en mi vida estoy pidiendo una cita; ¿te parece bien?


Las tácticas de Zabdiel #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora