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Despierta en la cama cuatro noches después, Lauren luchó por apagar su cerebro y dormir, este ere su nuevo ritual nocturno: luchar por olvidar los ruidos que Camila hacía cuando estaba en el clímax, o cómo se había follado a sí misma para el entrenamiento (inicialmente reacio) de Beth Watkins, o la forma en que pasó el sábado pasado aparentemente decidida a evitar el contacto visual, sin embargo incapaz de mirar hacia otro lado.
Pero olvidar era imposible.
Especialmente cuando el cerebro de Lauren insistió en reproducir obsesivamente su película mental favorita en un ciclo frenético: Camila orgasmeandose a su orden, no solo una, sino tres veces.
¿Como podía dormir con esa materia deliciosa para el pensamiento vibrando en su cabeza?
Suspirando, Lauren deslizó su mano debajo del edredón, luego entre sus muslos, carecía de energía para un gran esfuerzo, demasiado cómoda debajo de las sábanas para agarrar su juguete favorito, demasiado cansada para demasiado preámbulo. Pero si habia alguna posibilidad de que el orgasmo saciara su mente febril, estaba más que dispuesta a intentarlo.
Alcanzó debajo de la pretina de sus shorts nocturnos para acariciar sus labios vaginales, probando su preparación.
- Ya mojada. - Susurró en voz ala, encantada por los abundantes jugos en su abertura. - Esta es una chica, Camila. - Lauren se acarició, cerrando los ojos para fingir que estaba sintiendo la lengua diligente de Camila. - Pon esa vagina linda y jugosa para mi. - El placer se disparó a través de la parte inferior de su cuerpo. - Lame bebé. Justo como te enseñe.
Un golpe sordo de la pared detrás de su cabeza, la pared de la habitación de Camila, sobresaltó a Lauren, sacó la mano de sus shorts, culpable, como una adolescente sin echar llave en la puerta de su dormitorio.
Otro golpe resonó a través de la pared, seguido de una risa ahogada.
Frunciendo el ceño, Lauren se dio cuenta de lo que estaba pasando, por primera vez en más de tres semanas, Camila había llevado a casa a una invitada nocturna, estaban a punto de follar mientras Lauren yacía en la cama a solo unos centímetros de distancia, cachonda y sola.
Ella tendría que escuchar.
- No tienes que hacerlo. - Murmuró, sobre todo para convencerse a sí misma. - Podrías dormir en el sofá. O escuchar música. - El gemido lánguido de una mujer que definitivamente no era Camila casi la convenció de hacer eso. - Con los audífonos claro está.
La calidad de los gemidos cambió bruscamente, dando a entender que Camila había comenzado a trabajar su marca especial de hechicería sexual.
La reticencia de Lauren se derritió mientras se perdía en sus pensamientos sobre cómo la hacia sentir recibir la adoración oral de una joven tan hermosa, sin tomar una decisión consiente, volvió a poner los dedos en su clítoris.
Su puto ruido duró más de una hora, tiempo suficiente para que Lauren disfrutara de un trío de orgasmos.
Después de recuperarse del último, cuando se reanudó el alboroto de la habitación de Camila para un aparente tercer asalto, Lauren sacó la mano de los shorts y se puso de lado.
La amargura ardiente de las lágrimas que corrían pos sus mejillas la conmocionaron, al igual que su rápida transformación en silenciosos y angustiosos sollozos.
Intentó apagar su cerebro por un tiempo incontable esa noche, pero todo lo que pudo hacer fue pensar.
Penso en lo emocionante que era flirtear con Camila, y lo exaltada que se sentía cuando Camila le devolvía el flirteo, imaginó tocar a Camila en privado, sin nadie viendo. O incluso mejor, besándola, el tipo de beso que no había experimentado en una década, largo, apasionado y profundo.
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Sex therapist
FanfictionLauren Jauregui es una terapeuta sexual de pareja con un problema: su trabajo consiste en convencer a sus clientes de la importancia de la intimidad sexual y emocional, pero después de sobrevivir a una relación tóxica con una ex abusiva, ha jurado d...