Quién diría que una pequeña mentira desataría un terremoto de emociones.
- ¿Cuántos años tienes?
- ¿Eso importa?
- Mucho
Guardo silencio para después decir
- veintitrés
...
- Hermanita, ven, deja te presento al tío de Adrien
...
- No dijiste que t...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
༺🍎༻
Apesar de estar sobre estimulada por los planes de la boda, su madre comparando cada poro de su ser contra el de su hermana mayor, sabia que solo enfocarse en lo malo la llevaría a la ruina.
Quería recorrer toda Venecia y comprar miles de cosas, pero había un pequeño problema.
— Me estás abandonando por... ¿Mi abuelo?
Exclamó incrédula.
No hay duda, es gay.
El cuarto quedó en un incómodo ambiente acompañado del sonido del ventilador.
La cara de incredulidad y asco se posó en ella al imaginarse a su mejor amigo, un hombre de veinticuatro años, de 1.85, cabello negro y ojos verdes mar, esclavo del gym, y de ahora, aparentemente su abuelo, haciendo cosas indebidas en el despacho de este.
Su estruendosa carcajada resonó en todos los rincones de Venecia.
— Si lo dices así se escucha raro, pero por ahí va, masomenos.
Se acercó a ella con cara de cachorro, miro a ambos lados esperando que nadie lo escuchará.
— Sacará un nuevo libro— susurró de forma fallida.
Eva hizo miles de muecas esperando que siguiera con el secreto.
— Yyyy? Eso no es nada nuevo, varias veces te lo ha contado y todo es norm-
Un grito poco masculino la cayó.
— ¡Me pidió que lo escribiera con el!
Que gay.
Espera... ¿Qué?
— ¿Me estás jodiendo? ¿La misma bolita de pasa tierna que me prohibió volver a darle ideas te quiere A TÍ para escribir un nuevo libro?
Su boca casi cae al suelo.
Ahora ambos gritaron de la emoción y se abrazaron.
...
Creyó que recorrer una ciudad completamente desconocida no sería un problema.
Me lleva la...
Cayó de trasero.
Quiso quedarse tirada en el piso, la gente pasaba y solo se le quedaba viendo sin ningún tipo de lastima, al levantarse rápido se mareo y volvió a reencontrarse con el asfalto.
Una carcajada la saco de su remordimiento de salir sola del hotel.
—Va bene, signorina?
Como una película, el sol alumbraba la sombra de aquel chico, cabello negro, piel oliva, ojos verdes y de nariz romana.
