Epílogo

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Desde pequeña, algo que no muchos saben es que he pasado en el psicólogo ―nunca al psiquiatra, gracias a Dios―. Y todo porque tenía ―y aún conservo― una leve admiración e inclinación hacia los libros, textos, noticias, películas y música con tono drástico, depresivo, ansioso y melancólico.

De niña, podía ver sin escrúpulos una película en dónde todos murieran ―y no me gusta el terror, precisamente― o leer novelas en dónde sí o sí, el final no era "feliz" del todo. Me cuestionaban con su constante ¿por qué te gusta eso? Y pocos entendían mi respuesta.

Desde que estaba en el vientre, mi madre me leía miles de historias, y cuando cumplí 2 años, empecé a leerlas por mi cuenta, por este motivo tenía un vocabulario no muy propio de una niña de 2 años y unos meses:

"No es que me guste que las personas sufran o mueran, pero los libros en su mayoría plantean tramas que propiamente no se asemejan para nada con la realidad... Todos vamos a fallecer en algún momento, y el «felices por siempre» de los cuentos, no es precisamente, una metáfora; quieren meternos la idea de que toda la existencia del ser humano es color de rosas, cuando el dolor y la pena son inevitables porque, somos humanos, impíos y pecadores, y la paga del pecado es muerte, dolor, etc. ―y es ahí cuando incluso citaba la Biblia en Romanos 6:23―..."


Cada que decía eso, mi familia no sabía si llevarme al psicólogo, con un exorcista o con la nasa ―eso cuentan―, más sin importar los comentarios, me he mantenido firme en esta filosofía; desde mis novelas hasta las letras de mis canciones, siempre busco que planteen la realidad, porque de mentiras y torpes falacias ya está lleno el mundo. 

¿Para qué ser una más?


Así que mi querido o querida lectora, este poemario, no trae precisamente versos que puedas dedicarle a tu amante, aquel que roba suspiros día y noche. Estos poemas intentan ―antes que primeramente desahogarme de la realidad que veo y vivo― hacer notar que no somos perfectos, más sin embargo siempre habrá alguien ―real o ficticio― que con una palabra podrá ayudarte a descifrar el misterio que tanto investigas.


En mi caso, le he titulado "Dama Escarlata", y sinceramente al momento de escribir esto, no sé si ella, la adorada que aparecía en mis sueños desde niña era un ser de luz ―Sabiduría― o un ángel caído intentando sobornarme. ¿Me habré vuelto loca? 

No lo creo, pues, en un mundo de locos es al cuerdo a quien llaman "LOCO".


―Niredli OM

Dama EscarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora