34- Cena e insinuaciones accidentales

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El resto de mi semana libre la pasé con Erienny, durante el dia ella trabajaba mientras yo la esperaba en su apartamento, mientras ella no estaba yo me dediqué a cuidar el lugar y accidentalmente le tomé gusto a la cocina. Personalmente no recuerdo cuando fue la primera o la última vez que preparé un plato de comida para alguien o para mí, y la curiosidad invadió mi cuerpo al encontrar un libro de recetas de cocina en uno de los estantes junto a los condimentos.

Y ahí estaba yo, siendo las dos de la tarde acostado en el mueble de la sala leyendo un libro mas o menos grande de recetas de cocina. No es la costumbre leer, no es la costumbre cocinar, siendo el colmo que haya olvidado comer en lo que leia ese libro hasta que llegué al apartado de "Aperitivos sencillos" y encontre las Palomitas de maíz, una olla o una sarten, aceite o mantequilla, sal y maiz.

La imagen de referencia se veía algo sosa pero me daba curiosidad como el maíz aparentemente explotaba, me levanté y empecé a reunir los ingredientes pues la preparación se veía sencilla y no duraría más de diez minutos.

Paso 1: En una olla o sartén colocar una taza de maiz para palomitas de maiz por persona, seguidamente agregar aceite o fundir mantequilla sin que el maíz quede sumergido.

Paso 2: Revolver un poco el maiz en el aceite para que todo quede bien impregnado de aceite.

Paso 3: Dejar tapado a fuego alto hasta que el maíz deje de explotar y añadir sal al gusto.

Más fácil imposible, Olla, maiz, aceite, revolver, fuego alto y tapar. Todo iba bien hasta que tocaba esperar sin despegar la mirada del maiz en la olla a través de una tapa de vidrio templado. Tal vez fui un poco impaciente, destapé la olla para ver mejor pero nada estaba pasando, revisé el fuego de la cocina y todo normal, volví a revolver el maíz en lo que revisaba el libro a ver si olvidé algún paso, pero nada que ver.

Mientras volvía a leer la receta una pequeña explosión seguida por una gota de aceite caliente en mi brazo llamaron mi atención, rápidamente dejé el libro de lado y le puse nuevamente la tapa a la olla, ahora si el maiz estaba explotando, un grano tras otro hasta que las exposiciones se volvieron un tanto violentas haciendo que me alejara un poco, pero eso no quitaba mi expresión de curiosidad saciada con asombro y ese aroma tan exquisito. Al poco rato el maíz dejo de explotar permitiendo me sacarlo del fuego, envasarlo y añadirle sal a esas fibrosas nubecitas.

Si el olor era una cosa de otro mundo, su sabor ya no sabría cómo escribirlo más que una exquisitez merecedora de una estrella Michelin. Esas palomitas de maíz no duraron un "Si" y cuando me las termine, solo me le quede viendo al libro de cocina, tuve una idea, me levanté dejando el plato en el lavaplatos y buscando en el libro mas recetas. Encontré tres recetas que llamaron mi atención, Arroz a la jardinera, ensalada rallada y pechuga frita con verduras en guiso.

Rápidamente empecé a buscar los ingredientes en la cocina pero para mí mala suerte había menos de la mitad de los ingredientes. Lo poco que había, al parecer era para hacer comidas demaciado sencillas que no demandarán mucho tiempo.

El libro de cocina no era de mucha ayuda con tan pocos ingredientes en la cocina, luego me puse a pensar en la cita de hace unos días con Erienny, si hay sitios donde uno va a comer, los que cocinan deben ir a un lugar para comprar los alimentos ¿No?.

Me pareció gracioso que siendo un Centinel de alto rango, estaba usando el intercomunicador de brazo que tenía para buscar en la red lugares para comprar comida. A los pocos segundos de empezar la búsqueda encontré decenas de resultados de lugares a los que llamaban "Supermercado", tan buena suerte tenía que había uno a solo 2 cuadras del apartamento.

Tomé mis ropas las cuales estaban completamente secas. Si, estuve en shorts en el apartamento de Erienny por un largo rato. Una vez vestido, me amarre el pelo con una liga y salí del complejo de apartamentos sin mucha dificultad. Siguiendo las direcciones y marcas en las chapas de las paredes, eso y haciendo un mapeo del camino con el mismo intercomunicador de brazo, ahora sí no me iba a perder y por ende tampoco tendría que recurrir a saltar por las escaleras para poder salir.

Ronin 3-18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora