Capítulo 5

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Me encuentro en Venecia, Italia. He llegado a este hermoso lugar desde hace aproximadamente una semana, admito que es un lugar muy hermoso. He tomado demasiadas fotos que creo que ya no habrá demasiado espacio para mi cámara fotográfica, y es que no me puedo resistir a tomar demasiadas con este hermoso, bello, perfecto lugar.

Estoy con un grupo de jóvenes turísticos que se encuentran descubriendo cada hermosura que este país posee. Esta semana se encontrarán en Venecia, luego se irán a otra ciudad que no logro recordar. Claro, no iré con ellos, son un grupo de personas muy agradables, pero no creo encajar demasiado tiempo con ellos.

Nos encontramos en el Gran Canal de Venecia, y el guía turístico está contando un poco de historia de este lugar. No me interesa saber lo que él dice, me gusta más conocer un lugar por medio de imágenes, no por su historia.

Decido ignorar al guía turístico y abandono el grupo solo por un momento, necesito conocer para poder venir a fotografiar este bello lugar, así que empiezo a explorar.

Estar aquí en Italia es mucho mejor que estar en Londres. He conocido más personas que las que conocí allá. La única persona con quien tuve gusto de conversar fue Harry, quien no había visto desde que salió de mi antiguo apartamento en Londres. Jamás pude volver a apreciar sus hermosas pinturas, sus hermosos ojos, jamás volvimos a cruzar nuestras miradas como lo hicimos la primera vez que lo conocí. Creo que Harry se convirtió en un bonito recuerdo de Londres.

Caminar, eso es lo que hago. De pronto me encuentro con las ganas de tomar algo frío, así que me dirijo a una cafetería que no está muy lejos de donde me encuentro. He dejado a mi grupo atrás, y no creo que ellos noten mi ausencia.

Estoy cruzando la calle para poder llegar a la cafetería cuando mis ojos se cruzan con unos conocidos. Harry. Está justo en la entrada de la cafetería y de pronto siento que mis ganas de una bebida fría se han esfumado.

Me he quedado parada, congelada, a la mitad de la calle. Y es que cómo no quedarse así al ver tal mirada de tal chico. De pronto siento cómo toma mi brazo guiándome a la cera.

-¡Fíjate por dónde caminas, idiota! –exclama un señor de una edad no muy alta desde su vehículo.

-Hey, tranquilo. –dice Harry.

El señor del vehículo se rehusa a contestarnos, este se limita a sacar su mano, haciendo una seña con su dedo de en medio. Luego decide acelerar el paso de su vehículo.

-Mierda Arianne, ¿te encuentras bien? –pregunta Harry muy preocupado. Yo no le respondo. No puedo responderle. Joder. Harry Styles, el de la mirada bonita, el mejor pintor de Londres, está frente mìo preguntando si me encuentro bien.

Aún no sé el porqué de su estar en Venecia, quizá le pidieron alguna pintura en dicho lugar. O quizá viene con su nueva novia. O quizá estoy cuestionando mucho.

-Arianne, te he hecho una pregunta. –Dice Harry llamando la atención-. ¿Te encuentras bien?

-Hummm... -di algo maldita sea-. ¿Qué haces aquí?

Mierda Mierda Mierda.

-Oh, yo también me encuentro bien Arianne, y no me es nada el haberte salvado la vida.

-Lo siento. –dije sonriéndole-. Es que me asombra de que te encuentres aquí en Venecia. En realidad, nunca pensé que estuvieras trabajando para alguien italiano...

-No me encuentro trabajando con alguien italiano. –Me interrumpe Harry-. Me encuentro en este lugar porque me pareció llamativo para hacer algunos lienzos.

-Ya comprendo.

-Arianne, no has respondido a mi pregunta. –dice-. Me has dado un susto de las mil mierdas al ver que te has quedado congelada a mitad de la calle. ¿Te encuentras bien?

-Sí Harry. –mi voz sale pastosa. ¿Qué me hace este chico?- Es que, lo siento, no pensaba que estuvieses por estos lugares, -digo con nerviosismo. Él solo hace una sonrisa torcida y asiente-. Bueno, yo iba a tomar una bebida. ¿Me acompañas? –le sonrío y luego de haber dicho aquella frase la proceso en mi mente y me asombro de mi propuesta. ¿Qué mierdas? De seguro me dirá que no. –Digo en mi mente-. Fuiste una tonta Arianne, una estú....

-Claro. –exclama Harry con una sonrisa.

Mi diosa interior quiere cantar, saltar, sonreír, gritar. Pero me limito a sonrojarme y a asentir para luego dirigirnos al interior de dicha cafetería.




¡Hola! 

Perdón por no haber actualizado antes, pero tuve muchas cosas que hacer y bueno, aquí está el capítulo!

Siento si no les gusta, pero como dije, soy nueva en esto y tengo tantas ideas para escribir que no logro plasmarlas tan bien al computador. Pero prometo que habrán muchas emociones. Sorpresas. De todo!!

Y como dije, prometo ir mejorando en todo esto, espero que les guste!!

¡Gracias por leer, en verdad!


-Rosse.


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