Volviendo al aeropuerto.

Caos sería la palabra perfecta para describir la escena que se desarrollaba en ese lugar. Un caos absoluto y total que se manifestaba de diferentes maneras. En el exterior, la policía se vio obligada a reforzar su presencia con el grupo de antidisturbios, no para dispersar una protesta, sino para calmar a las más de dos mil fanáticas que se encontraban allí expresando su apoyo, amor, preocupación y tristeza. ¿Cómo dispersar a unas mujeres llorando? Al parecer, ningún policía sabía cómo hacerlo, ni se atrevía a intentarlo.

Las fanáticas, muchas ya con lágrimas mostraban su preocupación con carteles en mano que rezaban "Charlotte, regresa sana y salva" y "Te queremos, Charlotte". La noticia de la desaparición del avión en el que viajaba su ídolo había impactado al mundo entero, y ellas no podían creer que la famosa estrella estuviera en peligro.

En la zona destinada a los medios, el caos era de otro tipo. Allí se mezclaban periodistas de cadenas de noticias serias con reporteros de farándula e influencers, todos compitiendo por ser los primeros en tener la noticia y destacar sobre los demás. Se escuchaban voces que se elevaban por encima del murmullo general, cada uno tratando de hacerse oír y obtener la información más preciada.

Por otro lado, también reinaba el caos entre los funcionarios de aeronáutica, el gobierno y la aerolínea involucrada en el incidente. Cada uno buscaba manejar la situación a su manera, intentando salvar su pellejo y salir lo mejor parado posible. Si el incidente del avión ya era grave de por sí, el hecho de que una persona famosa estuviera involucrada lo empeoraba todo. La noticia se volvió viral y se convirtió en tendencia en todas las redes sociales a nivel mundial. Incluso aquellos que no conocían a Charlotte Austin ahora buscaban saber quién era. Como dijo el Jefe Nawat, si antes era un poco famosa, ahora sí que era conocida en todo el mundo. Incluso el representante del gobierno tailandés había llamado a su homólogo surcoreano exigiendo rapidez en la búsqueda del avión.

Sin embargo, el peor caos se encontraba en la zona preparada para los familiares. A esas altas horas de la noche, tras tanto tiempo de espera, la tensión era palpable. Muchos lloraban de preocupación y tenían que ser atendidos por psicólogos para recibir el apoyo adecuado. Cada una de estas personas enfrentaba un caos emocional interior, y cada uno lo sobrellevaba de la mejor manera posible. "No puedo creer que esto esté pasando", sollozaba una mujer, mientras abrazaba a su esposo. "Mi hijo estaba en ese avión", añadía, con la voz rota por el dolor. Otros caminaban de un lado a otro, incapaces de permanecer quietos. Y algunos simplemente se sentaban en silencio, perdidos en sus pensamientos y temores.

El Jefe, por su parte, no dejaba de trabajar. Movía contactos, daba órdenes, informaba a las chicas para que estuvieran tranquilas, coordinaba con el resto de la organización del Miss Grand y se mantenía pendiente de Engfa. Presentía que su quietud era una bomba a punto de estallar y no quería que nada de eso sucediera en ese lugar. Ya se habían filtrado imágenes de ella en ese sitio esperando noticias, y no sabía si fue algún familiar en espera o algún funcionario indiscreto, pero no quería exponer a su estrella de esa manera. Así que, utilizando sus contactos, se aseguró de que antes de dar cualquier noticia importante al público, se les informara a ellos primero en privado. Y ese momento había llegado. Un funcionario les pidió que lo acompañaran. Caminaron por unos pasillos, el silencio solo roto por el sonido de sus pasos apresurados, y los hicieron entrar en una sala donde los recibió el jefe de las operaciones.

Hun: Señor Itsaragrisil, señorita Waraha, soy el Teniente General Lee Byung Hun, encargado de coordinar y comandar todo lo referente a la búsqueda del vuelo LEX 307. Lamento profundamente recibirlos en estas circunstancias. Les he pedido venir porque vamos a dar un nuevo informe y se me encomendó avisarles antes a ustedes. (Intento ocultar su malestar por tener que hacer tal complacencia por exigencias de los políticos que estaban siendo presionados por el gobierno tailandés. Imagino que era gracias al empresario que estaba moviendo sus influencias.) Sé que esto no es fácil de escuchar, pero les hablaré con honestidad. A estas horas, ya no queda ninguna posibilidad de que ese avión aparezca aquí o en algún otro aeropuerto intentando realizar un aterrizaje de emergencia. (Podía ver el rostro de los presentes y se daba cuenta de la palidez en la actriz. A simple vista, su experiencia le decía que ella estaba ya sudando frío y eso no era una buena señal, así que se apresuró a terminar de informar.) En estos momentos, el estatus que estamos manejando ha cambiado: ya no es solo avión desaparecido. Las otras opciones son que haya sido secuestrado por terroristas haciéndolo aterrizar en algún lugar clandestino (sabía que esa opción era difícil, pero habían acordado decirla porque escuchar la palabra "aterrizar" traería un poco de esperanzas, así sea bajo secuestro, "aterrizaje" se asociaba con estar en tierra, estar vivos). La otra opción es que se hayan estrellado. Por eso, comenzaremos la búsqueda en la ruta trazada, en las rutas alternativas y hasta en el océano. Esto con la coordinación de varios países, quienes están ordenando a los barcos y aviones que se sumen a la búsqueda del LEX 307. (Mirándola a ella) Si se estrellaron, no significa que estén muertos. Conozco a esos pilotos y sé que son muy capaces de haber hecho un amarizaje o aterrizar el avión en algún terreno difícil. Tienen que tener fe porque nosotros la tenemos y haremos todo lo posible por encontrarlos y traerlos a salvo. (Ella no respondió, solo asintió con la cabeza. Él se despedía y los dejaba con su asistente mientras se marchaba para ir a informar al público en general.)

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