SIETE

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—¡Lo hiciste! ¿Y? ¿Fue bueno?

—Lo fue, Tae. Demasiado. Debiste escuchar su voz. Es un orgasmo auditivo... y sus labios. La foto de sus labios me prendió de inmediato.

Varios días después, Jimin le contaba a su mejor amigo los detalles de su llamada caliente con el hombre que atendió su solicitud, luego de decidirse por la sugerencia que este mismo le había hecho.

—Guau. Ahora yo también quiero contratar el servicio de sexting. Dejaste programada una nueva cita ¿no? ¿Le pediste el scorting personal?

—No y no, Tae. Dijo que, si volvía a solicitar, podría atenderme cualquiera y la verdad es que no sé si yo podría hacer esto con alguien más. Un desconocido ya es suficiente. Además, dijo que él no aplica para el scorting personal. Estoy jodido.

—Tengo entendido que todos los acompañantes dan el servicio ¿Por qué él no?

—No lo sé, Tae. Pero-

—¿Pero? —preguntó ansioso su amigo.

—Me dio su número personal y dijo que podía llamarlo cuando quisiera una nueva sesión con él.

—Oh joder, Jimin ¿Lo llamarás?

—Tal vez lo haga. Pero tendré que buscar a alguien más para que se haga pasar por mi cita en la fiesta del fin de semana y quitarme a NamJoon de encima de una buena vez.

—Bien. —respondió Taehyung—. Mientras tanto, vamos a buscar un buen atuendo para ti en Internet. Es la fiesta de la multinacional de tu padre y todos te estarán viendo.

Usaron la laptop de Jimin y comenzaron a ver tiendas exclusivas en línea. Buscando el outfit perfecto.

—Mira, Chim. Hay un artículo sobre la agencia de Sexting. Una entrevista al dueño. Es de esta semana.

Taehyung abrió el enlace y Jimin se quedó viendo la fotografía que encabezaba el artículo.

Sacó su teléfono y comparó la foto del artículo con la que todavía guardaba en su teléfono desde la otra noche. Una fotografía muy similar a la que Agust le había enviado días atrás se reflejaba en la pantalla del computador. Sólo que en esa se podía ver claramente el rostro del hombre. Min Yoongi dictaba como nombre del dueño, pero era exactamente Agust, si se ignoraba el rostro en la foto.

Era malditamente guapo. Pero, Jimin pensó dos cosas en ese momento:

Una: Podría ser que haya tenido una sesión de sex telefónico con el dueño la empresa.

Dos: El tipo del teléfono lo engañó y le mandó fotografías de alguien más, haciéndole creer que ese era él.

Cualquiera de las dos opciones le parecía mala.

—Ese Min Yoongi... ¿también da el servicio? —Jimin trató de que su voz nerviosa no se notara.

—El articulo dice que no. Que él creó la empresa, pero no trabaja en esa rama del negocio ¿Te imaginas? Tan sexy como es, todo el mundo querría ser atendido por él.

Sí. Definitivamente sí. Jimin había tenido una muy buena sesión de sexo telefónico imaginando que precisamente ese hombre lo follaba.

Esa misma noche Jimin recibió un mensaje de Agust.

***

Yoongi había fantaseado con el chico sexy por los siguientes dos días.

Chim no le había enviado mensajes aún y pensó que quizás no lo haría. Que había tenido suficiente con la sesión anterior y ya no quería más, pero el deseo de volver a escucharlo gemir lo estaba ahogando.

Sabía que había estado mal dar el servicio él mismo. Pero no pudo resistirse y no se arrepentía, más que del enorme deseo que se instaló en él desde esa noche.

Decidido a saber si el chico seguía interesado, fue Yoongi quien envió un mensaje primero después de algunos días.

A.D: Hola, precioso.

La respuesta que llegó un minuto después lo dejó helado.

Chim: Hola, Agust... o ¿debería decir, Yoongi? ¿O ninguno de los dos?

¿Cómo diablos se había dado cuenta?

A.D: ¿De qué hablas, precioso?

Chim: No me engañes. Sé que sólo ofrecían un servicio, que no necesitamos saber nada uno del otro, pero que me enviaras fotos falsas, es el colmo.

Chim: Yo te envié mis fotos. Mi cuerpo, mis labios y tú... Porque es más que obvio que no eres Min Yoongi. Leí un artículo y dice que él es solo el dueño.

A.D: Todo tiene una explicación, precioso ¿Me dejas llamarte y dártela?

Yoongi pensó que no tenía que dar explicaciones. No se conocían y aunque Chim ya había visto su rostro y descubierto su identidad, creía que no era él realmente. Podría simplemente dejarlo creer lo que quisiera y olvidarse del tema, pero no podía. Se sentía en la necesidad de aclarar las cosas.

Chim: No es necesario, Agust. Fue solo un servicio. Tú cumpliste. Yo pagué. Se acabó.

Chim: Gracias. Me aseguraré de dejar una excelente reseña en el sitio web.

Yoongi intentó responder los mensajes, pero ya no pudo. Chim lo había bloqueado de la app de mensajería y, además, de las llamadas. Cada vez que lo intentaba, lo mandaba al buzón de voz.

Todo había salido mal, muy mal.

No le preocupaba ya que el chico diera una mala reseña o que hiciera público que había tenido una sesión de sexting con el mismísimo dueño de la empresa. Le dolía que Chim pensara que lo había engañado. Aunque prácticamente lo hizo, porque se hizo pasar por un scort sin serlo y obviamente el chico se había sentido ofendido, creyendo que había utilizado la imagen de alguien más para atraerlo. Sin embargo, ya no había nada que pudiera hacer.

Pero entonces ¿Por qué se sentía tan miserable?

Yoongi no engañaba a nadie, nunca y de alguna manera lo había hecho con su cliente. Y es que era solo eso, un cliente, pero habían hecho una conexión, por la fluidez y la confianza mutua en una simple llamada.

Tenía que olvidarse de eso y seguir.

Jimin por su parte, trató de decirse a sí mismo que era algo sin importancia. Al final de cuantas, el propósito de la sesión se había cumplido. Tanto por sí hubiera recibido fotografías auténticas o no. Seguramente los scort acostumbraban a usar la imagen de alguien más cuando se les solicitaba enviar sus fotos.

Debía prepararse para la fiesta del sábado y era lo único en lo que debía pensar. Aunque se le estrujara el corazón por sentirse engañado. No tenía sentido.

Mejor pensar en cómo mantenerse alejado de NamJoon en la fiesta y no en un perfecto desconocido que le había dado el mejor orgasmo de su vida, aunque con una imagen falsa de sí mismo. A pesar de esa determinación, Jimin soñó con Agust, o más bien, Min Yoongi, el resto de la semana.

Sueños en los que se veía a sí mismo empotrado contra la pared, siendo jodido salvajemente por el hombre de cuerpo perfecto y rostro encantador mientras le decía al oído que le encantaba su culo y que le gustaba aún más que le chupara la polla con esa boquita de tentación, como le había dicho en la llamada compartida.

Sexting  |YM| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora