En la isla de Capri , en la bahía de Nápoles , Lisa pasaba sus vacaciones con su abuelo en la casa de la playa.
Un día cuando tenía nueve años , conoció a una niña. Que a pesar de no volverla a ver , jamás le olvidó.
Jennie es una sirena. Que visit...
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Volver a donde fuiste feliz
Lisa , escuchaba el sonido de las olas a través de sus auriculares. Descansaba en un sillón de su oficina mientras tocaba con su mano su colgante.
Hacía lo mismo desde que tenía nueve años, cada vez que se sentía nerviosa, enfada o triste. O simplemente melancólica.
Le relajaba, no entendía el motivo pero lo hacía. Y nunca fallaba.
-otra vez estás escuchando esa cosa?- preguntó una mujer al entrar en la habitación
Al ver que la chica no contestaba , se acercó y le quitó un auricular.
-ey! Que haces? - exclamó la ahora pelinegra , incorporándose- no sabes tocar o qué? -preguntó agarrando su teléfono y parando el sonido del mar
-Lalisa soy tu madre , no tengo por qué tocar la puerta.
-qué haces aquí? -preguntó - no te ibas de vacaciones con papá? - se sentó de nuevo en la silla de su escritorio. Su madre se sentó en una de los asientos de enfrente
-sí , el avión sale esta noche- informó y tras un pequeño suspiro que no pasó desapercibido para Lisa , continuó - cariño, tu padre y yo hemos pensado que sería buena idea que te vengas con nosotros o a donde sea. Pero que te tomes un descanso
-un descanso? -Lisa bufó- Y quién se encarga de la empresa si nos vamos todos? Sabes que no puedo , tengo mucho trabajo que hacer
-Por unos meses no va a pasar nada, podemos cerrar la inmobiliaria por ese tiempo- vio como su hija iba a negarse de nuevo, pero antes siguió hablando- escúchame cielo , te pasas el día trabajando , seguro ni te acuerdas la última vez que tomaste vacaciones
Lisa sí se acordaba , claro que lo hacía. Fue hace 15 años, la última vez que vio a su abuelo.
La pelinegra suspiró pasándose las manos por su cabellos también más corto. Sabía que su madre no iba a dejar de insistir esta vez. Todos los años era lo mismo. Pero sintió que este año quizás podría tomarse ese descanso que sabía que necesitaba
-por que no te vas a la playa? - sugirió - la casa del abuelo sigue allí. La hemos seguido manteniendo. Podrías quedarte.
-no se , volver allí....- respondió- no se si pueda
-cariño , se que echas mucho de menos a tu abuelo , yo también lo hago. Pero creo que ya es momento de que vuelvas.- dijo acariciando su mano- sé lo feliz que te hacía ir allí, y lo que costaba traerte de vuelta- contó con una pequeña risa acompañaba por su hija
-echo de menos el mar -confesó
-lo sé Lisa, te hacía feliz - dijo la mujer - hazme caso , te va a venir bien.
Lisa lo pensó. Tras la muerte de su abuelo , tan solo pensar en volver a allí le había causado siempre tristeza. Pero necesitaba volver, y algo dentro de ella, le decía que debía de hacerlo.
Suspiró y miró a su madre, que esperaba paciente
-está bien -soltó
-genial cariño , pues ve a casa y haz la maleta , tu vuelo sale mañana - informó sacando de su bolso un sobre y poniéndolo en la mesa, mientras se levantaba
-que? Como que mañana? - preguntó confundida agarrando el sobre - me has sacado los billetes?
Su madre asintió con indiferencia
-como sabías que iba a decir que sí?, cada año me lo dices y siempre te digo que no
-no lo sé , he pensado que esta vez cambiarías de opinión - se acercó a darle un beso y un abrazo a su hija- Bueno me despido , seguro que tu padre aún no ha podido cerrar la maleta , lo he dejado en casa intentándolo.
Se despidió de su madre pero antes de que saliera de la oficina le llamó
-mamá - empezó - Gracias
La mujer sonrió y se fue.
Lisa se volvió a sentar y leyó lo que ponía en el billete. Y de nuevo su ojos se posaron es su colgante
Volvería a ver a Jennie? Le habría esperado? Se acordaba si quiera de ella? La casa seguiría igual?
Esas preguntas siempre le atormentaban. Y aumentaban su culpabilidad y tristeza
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Mientras hacía la maleta , miró a su alrededor. Su apartamento era bonito , bastante amplio y luminoso. No tenía ninguna queja , pero siempre pensó que no pertenecía ahí. No del todo.
Cuando era pequeña decía que viviría con su abuelo. Que se quedarían a vivir los dos en Capri para siempre.
Pero solo era el sueño de una niña y la esperanza rota de una adulta.
Guardó lo último y la cerró. Se tumbó en la cama y miró al techo. Estaba nerviosa, pero esa noche no iba a utilizar el sonido de las olas para dormir. Ya no lo iba a necesitar , a menos no en esas vacaciones.
Ahora lo iba a volver a escuchar pero de verdad.
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