El ascenso de una reina y la caída de un rey.
El heredero al trono, está muerto, su hermana menor, pero siguiente en la línea, va a sustituirlo.
Anna Diana Elizabeth Taylor Mary, con suficientes nombres como para confundir a una persona, tendrá que...
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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈
"La Sala de Pintura"
- War Of Hearts.
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⚠️ ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS NO APTAS PARA TODO TIPO DE PÚBLICO ⚠️
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—Entonces, ¿el tema más importante de esta reunión era mi mudanza? —. Preguntó Anna, harta.
—Me temo que sí, majestad. El tema de la coronación podrá ser tratado en Buckingham —. Respondió el ministro.
—Bien, nos veremos ahí —. Suspiró.
—Anna —. Ella se volteó al escuchar a su madre hablarle. —Sería estupendo si llegaran dos o tres días antes del cumpleaños de Laurie.
—¿Por qué? —. Dijo Anna, a la defensiva. Dos o tres días antes, le habían dicho que aún tendría una semana para disfrutar Windsor y su luna de miel.
—Para vigilar yo misma tu situación marital. Tienes que poner muchos esfuerzos si quieres un heredero.
—Créeme, mamá, pongo muchos esfuerzos —. Sonrió Anna, falsamente.
Evitó reírse en cuanto vio al ministro demasiado incómodo con aquella declaración. Claro que era un asunto que le competía, pero no tanto como para escuchar de parte de ella lo mucho que se esforzaban para tener un heredero. En realidad no era un esfuerzo, para nada.
—Pues no se nota.
—No voy a quedar encinta en tres días. No tienes que preocuparte por nada —. Declaró Anna. —¿Hay algún asunto más importante, lord Jenkinson? —. Preguntó.
—N-no lo creo, majestad —. Dijo con dificultad.
—Excelente, entonces no hay nada más que tratar —. Suspiró Anna, con tranquilidad. —Ahora, si me disculpan, estaba almorzando tranquilamente con mi esposo en la terraza, así que regresaré —. Sonrió ella.
El ministro se levantó de inmediato, haciendo una reverencia ante ella, dejándola irse. Anna se dio la vuelta para ver a su madre, con un asentimiento de cabeza se despidió de ella, y sólo salió de la habitación. Sabía que probablemente, su madre estaría molesta. Había viajado dos horas para nada, pero ella misma lo había querido así. No había necesidad de que la visitara, pero como siempre, su madre se empeñaba en venir y decirle cosas que podían ser dichas de frente. Afortunadamente, Anna había tenido un talante excelente los últimos días, y eso no era gracias a su madre o al próximo cumpleaños de Laurie, claro que no, era por Benedict y la tranquilidad que le estaba dando en los confines de Inglaterra.
