El ascenso de una reina y la caída de un rey.
El heredero al trono, está muerto, su hermana menor, pero siguiente en la línea, va a sustituirlo.
Anna Diana Elizabeth Taylor Mary, con suficientes nombres como para confundir a una persona, tendrá que...
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𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈
"Después de la tormenta, viene la calma"
- War Of Hearts.
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Después de la tormenta, viene la calma, o algo parecido, pues era imposible que hubiera calma entre los dos. Durante las siguientes semanas, Benedict se comportó como el marido ejemplar frente a todos, menos frente a Anna, pues se alejaba de ella constantemente, y Anna lo entendía a la perfección. En los almuerzos a los que los invitaban, los bailes a los que asistían. A ojos de todos, eran el matrimonio más sincero que alguna vez pudieron haber visto. Benedict se comportaba a la altura, no la tocaba cuando estaban en público, bailaban sólo si la gente lo pedía, y siempre mostraba una sonrisa en todo momento, complaciendo a todos, cautivando, sorprendiendo. Y Anna no se quedaba atrás, pues acataba y aceptaba toda muestra de "cariño" que su esposo podía demostrar en público.
Pero a puerta cerrada, detrás de las paredes del palacio de Buckingham, todo era diferente. Habían pasado semanas y Anna aún no quedaba embarazada. No tenía ningún síntoma común, no había vómitos, náuseas, dolor en los pechos, nada, nada que indicara que habían cumplido su deber. Claro estaba que Benedict no la había tocado desde aquel día de la pelea. No era buena idea, de hecho, sólo le dirigía la palabra cuando estaban en público o cuando se topaban por los pasillos. Anna le expresaba un suave "alteza" y en el caso de Benedict, un suave y educado "majestad", y ambos seguían con su camino. Benedict estaba enojado, pero eso no significaba que tenía que tratarla mal, o ser grosero, y lo mismo pensaba Anna. Pero esto no duró para siempre, al ver la riña que tenían estos dos, la madre de Anna no supo hacer nada más que...
—Días pares —. Explicó, sentada en el sillón más grande de la sala de estar, sosteniendo su té, dispuesta a beberlo.
—¿Días pares? —. Preguntó Benedict, confundido. Él se encontraba sentado en el sillón individual, alejado de Anna.
