Fast Enough | The Flash

Capítulo 7

Tenía dos días viviendo en casa de mi papá, era todo normal, la casa era demasiado... "lujosa" para nosotros. Las paredes eran de vidrio y mi habitación era algo grande a comparación a la que tenía cuando era una niña prácticamente. La anterior casa era algo más sencilla, creo que mi papá supo aprovechar el dinero que le dejó el laboratorio cuando estuvo en sus mejores momentos.

Todas las mañanas mi papá se iba muy temprano y me dejaba sola, así que tenía que desayunar sola, pero esta vez, decidí llamar a Barry para que me hiciera algo de compañía.

Mientras lo esperaba, terminé de desayunar y lavar los platos, teníamos un lava platos pero esto era solo para hacer tiempo ya que, como siempre, él llegaba tarde a todas partes.
Escuché que tocaron el timbre y fui lo más rápido posible para abrir la puerta.

—¡Hey! —sonrío al verme.

—Llegaste temprano —dije sarcásticamente y dejé que pasara.

—Lo siento, es que Joe me puso hacer algunas cosas —empezó a observar a su alrededor —. Tú casa es demasiado grande...

—Si... Es tan grande que me paso horas buscando mi habitación—nos comenzamos a reír. Todo estuvo bien hasta que su teléfono empezó a sonar.

—Lo siento, fue Joe. Tengo que irme —pasó a lado mío, y abrió la puerta principal.

—No creo que te haya marcado Joe. —se detuvo—. No sé Barr, últimamente te desapareces de la nada —crucé los brazos y caminé hacía él.

—He estado ocupado, eso es todo —se pasó una mano por detrás del cabello.

—Me estás mintiendo, siempre que ocultas algo haces eso —su teléfono volvió a sonar, miró la pantalla y colgó—. Ve, te veo después —se fue corriendo.

Y otra vez estaba yo sola, caminé hacia la sala y me fijé que en un mueble que estaba a lado del sillón, había un papel con un mensaje.

"Te espero en el centro de convenciones de Central City a las 7:00 pm vestida formalmente."

Atentamente papá

No tenía idea de por qué tenía que ir a ese lugar, no creo que le den un premio de reconocimiento a él, ya que no había hecho nada nuevo estos últimos meses. Como sea, me fui a mi habitación a buscar un vestido en mi closet, pero es que la verdad no tenía nada formal que ponerme y no quería hacer el ridículo esta noche. Tuve que llamar a Iris para que me ayudara en este problema o como ella lo llamaría "dilema de moda". Llegó y trajo 3 de los mejores vestidos que ella tenía y escogí uno color blanco, algo corto con un pequeño escote en forma de corazón.

—Gracias Iris —la abracé y le sonreí.

—De nada Nina, para eso estoy —guardó sus vestidos en una mochila y se quedó pensando un momento—. ¿No quieres que te arregle?

—No, en verdad no hace falta —en verdad si necesitaba de su ayuda. Nunca fui buena maquillándome o vistiéndome elegante—. Bueno, creo que no me vendría nada mal un poco de ayuda.

—¡Excelente! —dio pequeños brincos. De su mochila sacó un estuche enorme de maquillaje—. Lo bueno es que vine preparada.

—¿Primero no quisieras comer?

—Claro, preparemos algo juntas.

Siempre estaba pensando en qué comer, además, siempre cuando estaba con Iris, preparábamos las mejores comidas para todos. Fuimos a buscar cosas para hacer pasta, pusimos todo en la encimera de la cocina, mientras la hacíamos, nos pusimos a platicar sobre ella y la relación que tiene con Eddie. Sabía que él es un buen tipo, pero no me imaginaba lo mal que se siente Barry al verlos a ambos juntos. Desconocía si aún la quería, pero comprendía su situación porque a sí me sentía yo.

—¡Listo! —sacó la pasta del horno—. A comer —ella se dirigió a la mesa y yo busqué los platos y cubiertos y la seguí.

—Nos quedó delicioso —le dije mientras me metía la boca un buen bocado de pasta.

—Como que tenías mucha hambre ¿no?

—Perdón —me reí avergonzada—. Tengo nervios por el evento de hoy.

—Descuida, pero, es mejor que nos demos prisa o no nos dará tiempo de nada.

Ambas nos levantamos del comedor, dejamos nuestros platos y cubiertos en el lava platos y nos fuimos corriendo a mi habitación. Me metí a bañarme e Iris se quedó arreglando todo para que me pudiera maquillar y peinar. Cuando terminé, me sequé, me puse la ropa interior y seguido el vestido blanco. Salí del baño e Iris me miró con una cara de sorprendida.

—Te ves increíble.

—¿Tú crees?

—Si, pero te verás mucho mejor cuando te maquille y te peine —me senté en la silla que hay en mi tocador y ella le dio vuelta para que no viera al espejo.

Agarró sus brochas, pinturas, sombras, labiales y me los empezó a aplicar, no sabría como me vería así que lo dejé a la imaginación. Cuando terminó, siguió con mi cabello. Tomó su plancha para el alaciado y un poco de fijador.

—Ahora si estás totalmente lista —me dio la vuelta en la silla y me miré al espejo. En verdad había quedado más que bien—. Así podrías conquistar a cualquiera, incluso a Barry.

—¿Qué? —«¿pero qué demonios?»—. No le gusto.

—Oh vamos, le gustas y mucho —eso era una tremenda mentira.

—Bueno, da igual —mentí—. Tengo que darme prisa se me hace tarde —tomé unos zapatos blancos con tacón y me los puse prácticamente corriendo. Nos metimos al auto de Iris y ella me dejó en el centro de convenciones —. Muchas gracias Iris, te debo una.

—De nada, espero te diviertas —me sonrió y se fue.

Había mucha gente en el lugar, la verdad es que no tenía idea de que se trataba este evento, pero todos iban más que elegantes. Entré al lugar y buscaba a papá con la mirada y lo encontré arriba del pequeño escenario que había, caminé hasta él sin tratar de tropezarme con los demás.

—Llegué tarde, lo siento —me disculpé con él.

—Yo igual llegué tarde —se empezó a reír—. Perdón por no avisarte antes, surgió de imprevisto.

—No te preocupes, y te ves bien con traje.

De pronto, llegó un señor ya algo grande de edad y se subió al escenario, todos comenzaron a aplaudir y yo también lo hice por inercia. La verdad es que no sabía quien era este tipo.

—Muchas gracias por venir esta noche a todos. Como ven, el día de hoy se dará a conocer un gran avance para la regeneración de órganos —todos volvieron a aplaudir—. Pero antes, igual démosle un aplauso al increíble científico...

—¡Harrison Wells! —alguien gritó en el público. Todos voltearon a ver a aquel hombre que iba de negro, tenía un pasamontañas, una pistola y a otros 5 hombres detrás de él. Ambos nos quedamos helados ante eso.

—Nina, baja con cuidado y vete por la parte trasera —me dijo papá casi en un susurro.

—¿Qué? ¿Y dejarte sólo? No.

—Yo estaré bien. Vete.

Le hice caso, y me bajé con cuidado para que no me vieran, mientras aquellos hombres les estaban robando sus pertenencias a los demás. Casi llegaba a la puerta cuando uno de los hombres se puso en frente de mí. Quise correr pero él me leyó la mente y me apuntó con una pistola. Estaba por apretar el gatillo, solo cerré los ojos y pude sentir una brisa, cuando los volví a abrir, aquel hombre ya no estaba enfrente de mí, sino un hombre con un traje rojo.

—¿Estás bien? ¿Te hizo daño? —su voz se escuchaba como si él estuviera vibrando.

—Yo. Si estoy bien —no podía ver bien sus facciones ya que se veía borroso, pero pude distinguir que sus ojos eran color verde—. Gracias.

—Siempre estaré aquí cuando lo necesites —dicho eso, se fue en menos de un segundo. Solo se pudo ver un rayo color amarillo. No sé que es lo que había pasado, en verdad es que no tenía ni idea de quien había sido.

Solo pude decir que aquello no era un simple humano.