Me dijeron que te gusto || MaHae

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Donghyuck llevaba una vida monótona y predecible. Todos los días se despertaba a la misma hora, desayunaba los mismos cereales, y se dirigía a la escuela con la misma rutina. A pesar de que sus amigos, Renjun, Chenle y Jisung, intentaban sacarlo de su zona de confort, él se resistía obstinadamente al cambio.
Todo comenzó en un campamento de verano hace unos años. Donghyuck y Jisung eran compañeros de cabaña y, aunque al principio parecían tener poco en común, pronto descubrieron que compartían un gusto por los juegos de mesa y las bromas tontas. La amistad entre ellos creció rápidamente, y cuando Chenle se unió al grupo después de seguir a Jisung como su sombra, la dinámica cambió aún más.
Chenle era extrovertido y siempre estaba buscando nuevas aventuras, mientras que Jisung era más reservado, pero igual de aventurero. Renjun era amigo de Chenle, por su parte, era el más reflexivo del grupo desde que se unió, siempre estaba dispuesto a escuchar y ofrecer consejos sensatos. A pesar de las personalidades diversas, Donghyuck se sentía cómodo en su pequeño círculo. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a notar cómo su vida se había estancado en comparación con la de ellos. Mientras Renjun, Chenle y Jisung exploraban nuevos pasatiempos, y se sumergían en experiencias emocionantes, Donghyuck seguía atrapado en la misma rutina de siempre.

Se encontraba sumido en la incertidumbre sobre su futuro. No tenía claro qué quería hacer con su vida, y esa falta de dirección a menudo lo llenaba de ansiedad. A pesar de los intentos de sus padres por animarlo a salir y conocer más personas, él se resistía obstinadamente, encontrando refugio en la tranquilidad de su hogar y la compañía de sus pocos, pero leales amigos.

Le resultaba más cómodo quedarse en casa, dedicando su tiempo a estudiar o sumergirse en las páginas de un buen libro. La idea de salir y socializar le parecía agotadora y abrumadora, y prefería la seguridad y familiaridad de su entorno conocido. Sus padres, preocupados por su bienestar y su futuro, intentaban persuadirlo para que ampliara su círculo social y explorara nuevas experiencias. Sin embargo, sus esfuerzos eran en vano ante la terquedad de Donghyuck, quien se aferraba a sus rutinas y hábitos con obstinación. A pesar de su indecisión y su tendencia a quedarse en su zona de confort, Donghyuck era un estudiante dedicado y apasionado por el conocimiento. Disfrutaba del proceso de aprendizaje y se sumergía en sus estudios con entusiasmo, encontrando satisfacción en el desafío intelectual que ofrecían sus clases y asignaturas.

Aunque no sabía qué le deparaba el futuro, Donghyuck confiaba en que, con el tiempo, encontraría su camino. Mientras tanto, seguía aferrándose a lo que conocía y disfrutaba, encontrando consuelo y seguridad en su mundo interior, donde los libros y la academia ocupaban un lugar central.