Sanzu Haruchiyo.

355 11 3
                                    


Era otoño en días de clases. Los largos pasillos de el instituto se tornaban más vacíos a medida que pasaban las horas.
Fuiste consiente de algo al mirar por la ventana de tu salón; comenzaba a lloviznar. Se estaba haciendo costumbre en éstos días, debía ser la temporada. Menos mal traías una sombrilla contigo...

__ ¿Él llevaría consigo una?. Pensaste ...

<<Bom>> Tú mente chispeó en una idea. Podrías ir a donde ve clases y asegurarte si lleva una, sino es así, convencerlo de irse juntos bajo tu sombrilla, con la escusa de que llueve y sería un problema si se enferma. Era una excelente idea, aunque, había una alta posibilidad de que Haruchiyo rechazara la oferta mandandote al demonio. Pero aún así debías intentarlo.

Eran muy pocos los alumnos que veían clases en la tarde, así que sería fácil escabullirse en el pasillo de último grado. Tendrías que travesar tres columnas de distancia.

Tiemblas de escalofrío al acercarte. Te viene a la mente esas historias y disparates que decían sobre "el fantasma del último grado". Según tus compañeras, era seguro que salía un ahorcado en el aula 3_B (primer salón). Y que se escuchaban voces de estudiantes que habían sido quemados por un presunto incidente que ocurrió hace años. Se te pone la piel de gallina al recordarlo, qué mala leche qué el chico al que buscabas tenga clases en cierta aula de dicho pasillo. Sin duda te tenía que gustar demasiado, eso explicaría todas tus estupideces.

Podía ser que no hubiera nadie en aquél salón.

Diste un paso al frente de la puerta, llenandote de valor para abrirla. No podías ser tan gallina, solo debías entre abrir un poco la puerta y echar una revisadita con los ojos, si sale bien, puede que te encuentres con un Sanzu escribiendo unos apuntes en su cuaderno, y si no... Era más probable que te saliera Elmo.

__ Además, la ciencia no aprueba a los fantasmas. __aseguraste en un intento de conseguir algo de valor en lo más profundo de tu interior.

Entre abriste la puerta con una lentitud de suspenso, lo que viste a continuación no era ninguna de las dos cosas que te habías planteado. De antemano, mordiste tu labio inferior.

Al frente de ti estaba un Haruchiyo de ojos cerrados, recostado sobre el balcón. Los últimos rayos del sol se colaban por la ventana, haciendo brillar más sus pestañas. La vista era fascinante.
Repentinamente él comenzó a moverse de un lado a otro. Negaba con la cabeza y apretaba los ojos suavemente ¿Pesadillas?.
Caminaste hacia él, sentadote al lado suyo. Pusiste tú mano en su pecho, su corazón latía a mil. Creíste que podría estar hiperventilando, te pusiste de rodillas y tu otra mano chocó con un cubo de vidrio, lo tomaste mirando las pastillas de colores adentro. ¿Analgésicos? Faltaba una gran parte, tal vez ingirió demás hasta entoxicarse... ¿Qué podías hacer?, la enfermería ya estaba cerrada a esa hora. Teniendo en cuenta que ya no quedaba ni un alma en la institución.

Eras un lío mental, y estabas asustada hasta los huesos.
Una carcajada proveniente de abajo de ti, inundo tu mente, provocando un respingo de tu parte. Gritaste como víctima en serie.

<<Idiota>>

Sanzu estaba riendo como loco, tanto que se agarraba la panza intentando parar. Tú lo veías con una ceja alzada. Tratando de quitarte de su lado en cuanto antes.
Sin en embargo, no obstante, él te tomo de el brazo, y tumbo su cabeza en tu regazo. Abriendo los ojos con cuidado como si picarán por dentro.

__Tú...

No logra abrir sus ojos del todo, pero aún entre cerrados, se puede apreciar su pupila rosada tirando a rojo. No sabías que decir.

__ Haruchiyo-San ¿Debería llevarte al hospital? ¿Estás bien?.

__ Yo estoy excelente... __extiende la connotación de la última palabra y levanta las manos, ensanchando una sonrisa. Las comisuras de sus labios se estiran junto con su cicatriz___. Solo más feliz de lo habitual.

No sabes si deben preocuparte los fantasmas o el comportamiento irracional de Sanzu.

Ambos no eran muy cercanos, solo habían compartido uno que otro diálogo sumamente forzado de su parte. Siempre solía evitarte. Sin duda Sanzu hoy no estaba en sus cabales, ¿sería posible qué?... Oh... Era posible que el espíritu de el ahorcado lo haya poseído.

__ ¿Tu también ves las estrellas?.

Pregunta, regalándote una risa contagiosa, esta vez con una mano cubriendo sus labios, y sus ojos chicos parcialmente cerrados, abriéndolos escasamente para mirar al techo, como si allí hubieran muchas constelaciones.

Coloca una mano entre tú cuello y la sube hasta tu oreja, formando una caricia.

___ Me pregunto que hay de especial en ti, que hace que las estrellas brillen con más fuerza.

Y eso basto para fundirte en un rubor palpable. Palmeaste tu cara, en un intento de mantener tus cinco sentidos contigo.

Él debía estar delirando por causa de los analgésicos, además sus manos estaban heladas... Abriste los ojos como si de un espanto se tratase. Porque no, ya no cabía duda de que no se trataba de un espanto !Sino dos!. De seguro el espíritu de Elmo también lo poseyó.

Te espantaste terriblemente, debías salir de ahí ahora mismo y buscar a un exorcista. Eso o pedirle al conserje que le arroje agua vendita.
Ibas a levantarte y escapar, pero se escucharon unos pasos desde el pasillo, seguido de un tirar de manija. Alguien iba a entrar.

Mierda.

!Los fantasmas amigos de Elmo, iban a por ti!.

Todo pasaría a la velocidad de la luz.

No acabo de abrirse la puerta, cuando todos los fantasmas que albergaban en el cuerpo de Sanzu parecieron salir de un tirón. Haciendo que este pusiera los ojos en grandes y se levantara lo más rápido que su cuerpo le permitió. Tú apenas podías divisar sus movimientos. Cuando caíste en cuenta de que el guardia de seguridad apareció en la escena, ya Sanzu te había jalado de la cintura y adentrado con él a su casillero.

El lugar era lo suficientemente estrecho como para ser concientes de sus respiraciones. Las de él eran frenéticas, las tuyas eran lentas. Al fin y al cabo, daba gusto que fuera el guardia, y no los amigos malignos de Elmo. Entonces, si no había problemas ¿Por que no salían?. Quisiste preguntarle con los ojos, pero apenas podías moverte. Su mentón estaba pegado al lado de tu cabeza, te estremeciste cuando bajo a la altura de tu clavícula y susurro.

__Dime qué ves...

Te las ingeniaste para responder, tu garganta estaba reseca.

Observaste por los hoyos del casillero, como el guardia maldecía en voz alta, al tomar en sus manos el frasco de pastillas que había quedado en el balcón. Enciende su lámpara como si sospechara de algo, o más bien, de alguien.

___ Él tomo el frasco... Ahora parece buscar algo.

__¿Algo?__ Enfatiza.

Haces el intento de no exaltarte ante su voz tan cerca.

__ S-si... Con una linterna. __alzas tus puntillas y miras nuevamente__. Esta revisando todos los rincones del salón...__ susurraste.

__Mierda... ___ Sientes su mano en tu vientre, y luego como te hundes en lo que debería de ser su espacio personal. __. Tus pies... Cuándo alumbre hacia acá se verán tus pies, debes pegarte más.

Sus manos bajaron hasta tus muslos, apretó atrayendo tu pierna hacia el centro de las suyas, quedando tu muslo enredado en su pierna en forma de tijeritas.

__ No me odies, TN... __ No entendías con exactitud lo que indicaba sus palabras. Hasta que por inercia te inclinaste hacia atrás, cayendo en cuánta de la magnitud de lo dicho.

Sanzu calo hondo, soltando una gran bocanada de aire. Tú por tu parte tratabas de siquiera respirar.

En silencio escucharon el sonido de el impacto de una puerta cerrada y el tintineo de unas llaves pasar seguro. Ambos abrieron los ojos como platos, sería una terrible noche.

_______

 Boys Tokyo Revengers One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora