ACCIDENTALMENTE ENAMORADAS - SuperCorp [Terminada]

CAPÍTULO 21

Hola, hola... Primero que nada disculparme por la ausencia, tuve un accidente y no pude escribir por casi un mes y ahora los dejo con el penúltimo capítulo de esta historia.

Cuatro. Cinco. Y se atrevió al sexto con un caballito del tequila que ya estaban ofreciendo en la barra de bebidas. Fue con este último que finalmente sintió el hormigueo subiendo por sus extremidades y finalmente alejó el ataque de pánico que le había dado de repente. De repente con la confesión de Kara.

Kara la quería.

Lena quería reírse de gusto de solo pensarlo. Aquella revelación lo puso de un excelente buen humor que no recordaba haber sentido desde que confirmó que su segundo restaurante, solo de ella, ya era toda una realidad. Ahora que era consciente de los sentimientos de ella, aunque le hubiese tomado dos años saberlo, cada maldito segundo de todo ese tiempo desde que se separaron valía totalmente la pena, solo por saber que la azabache lo quería. Lo quería de verdad.

Y ella... Ella también la quería.

Fue en ese momento que, con la lengua adormecida y los sentidos un poco más embotados, cayó en cuenta de que no respondió a los sentimientos de Kara en ninguna forma. Era justo que ella hiciera lo propio, portándose a la altura de ese sentimiento que le acaloraba en el pecho. La obligación de reparar aquello que rompió se volvió apremiante.

Pero cuando dio la vuelta sobre sus talones, no vio rastro alguno de la rubia cerca de ella o en algún rincón visible del jardín. Y tratando de buscarla entre el hervidero de parejas en la pista de baile, pudo ver a sus amigos recién casados pasándola en grande, pero no rastro de Kara.

Sintió que su corazón se hundía dentro de su cuerpo y el adormecimiento de su cuerpo desaparecía rápidamente.

No...

No podía permitir que volviese a repetirse lo de hace dos años, no iba a permitir que Kara volviese a entender cosas que no eran solo porque ella no dio una respuesta adecuada a tiempo.

Se desplazó por entre los invitados, dando vuelta a la pista de baile, buscando algún rastro de la rubia entre las parejas de baile, pero no podía verla en ningún lado. Buscó entre las mesas de invitados y los meseros que iban y volvían. Era como si de pronto ella se hubiese evaporado.

¿Y si había decidido volver a su casa? La idea le provocaba un ardor en el pecho. No sabía dónde vivía y no quería sacar a Nía de la fiesta solo para que le dijera dónde podía encontrar a Kara.

Caminó alejándose de la fiesta y de la música, tratando de encontrar alguna idea en su cabeza para comenzar a buscarla, cuando notó que uno de los arbustos cubría el paso hacia otra sección del jardín que no había sido utilizada para la fiesta. Y se le ocurrió que tal vez ella se había escondido en el jardín.

Mientras caminaba despacio entre el jardín, admirando pequeños claros llenos de flores, y luces suaves; escuchó un suave sollozo a su izquierda y tembló avergonzada. Lo que menos quería era increpar la soledad de alguna persona que no estaba pasando tan alegre la fiesta.

Pero cuando volteó a seguir a la persona, su lengua se le pegó y sintió que un nuevo ataque de pánico la abordaba cuando notó que la persona era Kara.

Estaba sentada en una pequeña banca de piedra y limpiaba suavemente sus mejillas humedecidas con las yemas de sus dedos. Como si estuviese limpiando los últimos resquicios de algún dolor en su cuerpo. Ya la había encontrado, ahora tenía que moverse

— ¡Hey! — Kara saltó ante el llamado y giró hacia la entrada al pequeño jardín floral, notando que Lena se aproximaba hacia ella con el paso firme y rápido. De pronto se le acabaron los pensamientos en la cabeza.