Antes que cualquier cosa primero deben saber cómo llegue yo a la mansión Salvatores y él porque existe este lugar, la mansión Salvatores se creo con un primer fin, proteger a los integrantes de dicha familia, para que entiendan mejor debo definir quiénes son los Salvatores.
Vamos muchos años atrás, antes de cualquier nacimiento de las personas que serán mencionadas en esta historia, allí en un siglo pasado nació un niño cuya sangre fue considerada como sangre azúl, una sangre tan especial que era capaz de curar cualquier enfermedad con tan solo una gota, y si, se le considera él primer Salvatore con este linaje de sangre, aunque realmente no fuera el primer Salvatore fue él primero en hacer reconocido tal apellido.
Su sangre fue llamada la sangre de los milagros, capaz de curar a cualquier persona incluso si estaba al borde de la muerte, les daba vida, fuerza, el mundo entero quería de esa sangre, sin saber lo que realmente producía ese milagro. Pues si, la sangre Salvatore era especial, más especial de lo que ellos podían entender, y es que por no tener los avances científicos con los que contamos hoy en día en el siglo XXI no notaron ese pequeño detalle, la sangre azul como le decían tenía una pequeña mutación, que mezclada con algunos tipos de sangre generaban una mutación avanzada.
En aquel entonces les llamaron a los que presentaron dicha mutación monstruos, brujos, demonios, diversos nombres que no iban de acuerdo a lo que eran realmente... Mutantes, su sangre al ser mezclada sutilmente con la sangre azul género en ellos estos cambios, no eran cambios físicos, no, eran más allá, cambios que ningún ser humano normal debía presentar, muchos de ellos supieron ocultar sus habilidades, los que no, de esos no se supo nada.
Y es que los humanos no saben manejar el miedo a lo que no se conoce.
La humanidad se aterrorizó con las mutaciones que se estaban generando en sus familias llegando casi al punto de la exterminación de los mutantes, pero es allí donde nuestro protagonista entra, aquí niño de sangre azul no era como cualquier otro mutante creado a raíz de su sangre, no, este era más especial.
El nombre de aquel niño era Enzo... Enzo Salvatore, con las riquezas que su familia avía generado gracias a la venta de su sangre curativa Enzo había crecido en un lugar secreto, apartado del mundo por su seguridad, lugar donde aprendió de lo que era capaz, de lo que podía hacer, y gracias a él los mutantes se salvaron.
De allí provino el glorioso apellido Salvatore.
A partir de Enzo la sangre azul fue pasando a toda su descendencia, todos aquellos que portaban dicha sangre eran apedillados Salvatore, no existía otro apellido en esa familia, si te casabas con un Salvatore automáticamente obtenías su apellido, cosa que no les molestaba, puesto que ese apellido solo significa una cosa Poder.
¿Que pasa con la sangre ya mutada? Sigue mutando, con esto no solo los Salvatore pasaron su linaje, si no todo aquel que fuera considerado mutante, allí es donde entramos el resto.
Pero aún no terminamos con la historia de los Salvatore, cuando la guerra de mutantes contra la humanidad termino y el tratado de paz termino ya Enzo tenía familia, esposa e hijos que debía cuidar, su idea era construir una mansión gigante, tan grande que sus hijos no tuvieran la necesidad de salir al mundo exterior para ser libres, para ser ellos mismos, porque si, la guerra ya había terminado, pero eso no significaba que ningún mutante seguía corriendo peligro.
Enzo busco un pueblo que apenas fuera habitado, compro el pueblo entero y allí comenzó a fortalecer su idea, pero a medida que la construcción avanzaba la mente de Enzo igual, pensó que no solo su familia necesitaba este lugar seguro, pensó que todo aquel mutante necesitaba este lugar, que ese era su deber ya que su sangre era la culpable de todo esto.
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Bienvenidos a la escuela Salvatore
FantasyBienvenido a la casa Salvatore o como todos en el exterior le suelen llamar la casa de los prodigios, una casa inmensa de color blanco que es el corazón de un gran pueblo en las afueras de una ciudad, casa que fue construida para un propósito, alber...