Rival LXXII

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A medida que Saitama avanzaba hacia la puerta de su departamento, no pudo dejar de pensar en todo lo que había sucedido hasta ahora, recordando puntualmente el instante en que de su boca salieron aquellas duras palabras.

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"No somos nada"

El dolor que sintió Genos en ese momento, comenzaba a comprenderlo y también reflexionar sobre eso.

Al pasar los años y lograr ganar la fuerza que ahora tenía lo habían vuelto un hombre insensible, casi inhumano pero de sólo recordar las palabras que dijo en ese momento junto con el vívido recuerdo de Genos con esa mujer comprendió, la magnitud de su error...

Su discipulo le había profesado su amor por tanto tiempo, tantas veces que inconscientemente Saitama lo había tomado como algo seguro, irrebatible.
Algo que se mantendría en una rutina unilateral de forma indefinida, sin importar el tiempo.

Tan ingenuo, una mentalidad ciertamente egocéntrica y que ahora la realidad le venía a dar un buen golpe de la forma más cruda y directa.

Saitama inhaló y exhaló... lentamente.

Acercó su mano a la puerta dudoso de tocar para que Genos le abriera, aún con su mente difusa de lo que siquiera debería decir o cómo explicarlo.

Era un hombre que había perdido gran parte de sus emociones hace mucho tiempo y ahora con éste duro golpe, se dió cuenta que aún podía sentir algo.

¿Cómo podría expresarle con palabras lo que sentía? Si es que aquello parecía ser tan nuevo para él...

El rostro de Mumen pasó por su mente en un breve instante junto con sus palabras de ánimo y armandose de valor, aún sin la respuesta a su pregunta clara en su cabeza, decidió no perder más tiempo y tocar, siendo abierta la puerta por su discipulo, pocos segundos después...

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Sus ojos se cruzaron en el instante en que la puerta dejó de separarlos y se vieron enfrentados cara a cara después de lo sucedido.

"Ésto es malo"

Pensó Saitama sintiendo una pesada punzada de dolor llegar a su pecho arriesgándose a que las lágrimas volvieran a brotar de sus ojos.

No le gustaba esa sensación, no se sentía en absoluto control de nada en ese momento, de sólo verlo a la cara, los recuerdos con esa mujer venían a presionar su pecho con molestia, intensificandose el dolor.

Era extraño, un dolor invisible y por demás mortal.

Saitama cerró sus ojos a riesgo de volver a llorar, caminando y pasando a un lado ciborg para que este pudiera cerrar nuevamente la puerta y finalmente a solas, aclarar las cosas.

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El ciborg no lo dudó un instante, apenas lo tuvo nuevamente frente a sus ojos, ya ambos solos en su departamento, se arrodilló frente a su sensei y apoyando sus manos en el suelo junto con su frente, grito lo más fuerte que pudo lo primero que sabía debía decir luego de lo ocurrido.

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