Mientras tanto, en Japón, el drednaw de Emiko está muy alborotado. Ya es por la mañana. Emiko se despereza y se lava los dientes. Pero, ¿dónde está Kajirigame (su Drednaw)? No lo encuentra por ninguna parte. Sube las persianas y...
A S Í N O E S L A H I S T O R I A. C U É N T A L E S L A V E R D A D.
En lo profundo del océano Pacífico, allí donde la luz del sol apenas alcanza a penetrar, yace un secreto antiguo que la humanidad desconoce. Es un ser primigenio, una aberración cósmica nacida en los tiempos olvidados cuando el universo aún era joven y salvaje. Su nombre, susurran los más valientes, es Gamera.Los pescadores de las aldeas costeras han compartido historias sobre este ser durante generaciones, pero son relatos que pocos se atreven a creer. Cuentan que Gamera es una criatura gigantesca, con un caparazón de aspecto pétreo cubierto de extraños símbolos arcanos que brillan en la oscuridad. Dicen que emerge de las profundidades en las noches de luna llena, con ojos como brasas ardientes que queman en la mente de quienes osan mirarlos.Un grupo de científicos, hambrientos de conocimiento y fama, decidió embarcarse en una expedición para descubrir la verdad detrás de los mitos de Gamera. Equipados con la más avanzada tecnología submarina, descendieron a las frías aguas que ocultaban los secretos más oscuros de la Tierra.Durante días, navegaban en las profundidades, sin más compañía que el zumbido monótono de las máquinas y el murmullo inquietante de las criaturas marinas. Finalmente, sus instrumentos detectaron algo: una estructura masiva, un colosal caparazón, oculto en las sombras del lecho marino.Intrigados y temerosos, los científicos se acercaron con cautela, iluminando la oscuridad con potentes focos. Lo que descubrieron les heló la sangre en las venas: Gamera, la leyenda viviente, yacía en un letargo profundo, su inmenso cuerpo apenas visible a través de las aguas turbias.Sin embargo, lo que más los perturbó no fue la mera presencia de la criatura, sino lo que encontraron dentro de su caparazón. En el corazón de Gamera, donde debería haber latido un órgano vital, se alzaba una ciudad antigua y retorcida, una metrópolis en ruinas habitada por sombras susurrantes y figuras indescriptibles.Intrigados por este descubrimiento, los científicos se aventuraron en las calles angostas y retorcidas de la ciudad dentro de Gamera, con la esperanza de desentrañar sus misterios. Pero a medida que avanzaban, la oscuridad parecía cerrarse a su alrededor, y los susurros se volvían más insistentes, más penetrantes.Pronto, se dieron cuenta de que habían cometido un error fatal al despertar a Gamera de su sueño eterno. La criatura no era solo un monstruo marino, era un portal hacia un horror más allá de la comprensión humana, un eco de tiempos olvidados cuando los dioses caminaban entre los mortales.A medida que la ciudad devoraba sus mentes y almas, los científicos comprendieron la verdad espantosa: Gamera no era una criatura de este mundo, sino un cárcel para un mal antiguo y sin nombre, un mal que ahora estaba libre para vagar por la Tierra una vez más.Y así, en las profundidades del océano, la oscuridad se extendió, envolviendo el mundo en su abrazo frío y eterno. Los lamentos de los perdidos se desvanecieron en el viento, ahogados por el rugido de un horror cósmico que había sido liberado de su prisión ancestral. Y en lo más profundo de las sombras, Gamera se erguía, una sombra titánica contra el fondo oscuro del abismo, un recordatorio ominoso de que algunos secretos deben permanecer enterrados para siempre.
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El despertar de La Bestia: La Ira de GAMERA.
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