Mientras camina por las ruinas de la casa, Emiko se detiene un momento para observar el paisaje a su alrededor. Las plantas y la maleza han invadido por completo el lugar, dándole un aspecto misterioso y fascinante. Se imagina a sí misma explorando antiguas civilizaciones perdidas y descubriendo secretos ocultos en medio de la naturaleza.De repente, Emiko escucha un sonido extraño que la hace sobresaltarse. Se gira rápidamente hacia la dirección del ruido y ve algo moverse entre los escombros. Con curiosidad, se acerca lentamente, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho y una sensación de peligro creciendo en su interior.Al acercarse más, Emiko distingue una figura borrosa entre las sombras, algo oscuro y siniestro que se mueve con una inquietante lentitud. Trata de ver con más claridad, pero la oscuridad del lugar y la maleza que lo rodea dificultan su visión. Un escalofrío recorre su espalda y una sensación de terror se apodera de ella. De repente, la figura se detiene y se gira hacia Emiko, revelando unos ojos brillantes y penetrantes que parecen mirar directamente a su alma. Sin poder contener un grito de horror, Emiko retrocede tropezando y cae al suelo, pero al menos está mas cerca de la luz tenue de la farola. Al acercarse más a la luz distingue la figura de su acechador. Es... es... ¡Un Compsognathus!
-¿Un Compsognathus? ¡Pero eso es imposible!-dijo Emiko.- Se supone que estaban extintos, así que, ¿cómo es que hay uno aquí, delante de mí?
Emiko corrió rápido a coger su cámara de fotos, y documentar este suceso. Cuando cogió su cámara NO encontró al compsognathus. Pero sintió un escalofrío en la espalda , y posteriormente un golpe que la dejó inconsciente.
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El despertar de La Bestia: La Ira de GAMERA.
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