Lo siguiente que recuerdo es a mi hermana mayor, despertándome para bajar a cenar, me había quedado dormida por un buen tiempo. Eran las diez habían pasado casi 4 horas, pero ni esa siesta impidió que lo primero que pensara al levantarme fuera la conversación sobre el ascenso de mi madre y la mudanza de país.
En la cena mamá ya estaba más tranquila y nos lo explico todo con más detalle, todo lo que había investigado. Había buscado cursos intensivos de italiano en nuestra ciudad para que hiciéramos en verano, incluso había buscado colegios, institutos y universidades en Italia. También investigo sobre posibles plazas de trabajo para mi padre, que era intérprete, sabía muchos idiomas y lengua de signos, por lo que no le sería difícil encontrar trabajo.
Nos quedamos todos gratamente sorprendidos por todo lo que nos estaba contando. A mi por una parte me parecía una buena investigación, pero por otra me asustaba que lo tuviera todo tan claro, como si ya hubiera decidido algo. Me quedé pensativa imaginando las despedidas, una nueva casa, tener que despedirme de todo, dejar todo atrás.
-Bueno vamos a cambiar de tema y ya lo hablaremos nosotros con tranquilidad. - dijo mi padre diez minutos después y me sacó de mi ensimismamiento.
El resto de la cena fue tranquila y una vez terminamos de cenar, ayudé a recoger la mesa y me fui al salón, donde ya me esperaban mamá y Estela; papá y Luna vinieron unos minutos después. Cuando llegaron encendimos la tele y pusimos una película. Un tiempo después, no se cuanto exactamente, me entró el sueño, me despedí de mis padres y de Luna, porque Estela hacía ya un tiempo que se había quedado dormida y mi padre la había llevado a la habitación. Una vez dije adiós me fui al baño, me lavé los dientes, la cara, me peiné y me metí en la cama. Solo recuerdo que esa noche, cerré los ojos y me imaginé todas las ventajas de mudarnos a Italia, si es que al final eso decidían mis padres, sinceramente, encontraba más desventajas, pero supuse que, al ser una noticia reciente, era normal. Un poco antes de cerrar los ojos y perder la consciencia, escuché a mi hermana mayor, yendo a su habitación y en ese momento, imaginé a mis padres decidiendo si mudarnos o no y entonces sí, caí dormida.
A la mañana siguiente, me sorprendió mi hermana pequeña saltando a los pies de la cama, cuando vio que abrí un poco los ojos bajo de la cama y se puso a la altura de mi cara y dijo
- ¡Prepárate que nos vamos!
- ¡Como que nos vamos! ¿A dónde? - dije yo todavía un poco dormida
- A dar un paseo, todos- respondió y se fue.
Me di media vuelta inconscientemente y me volví a dormir. Esta vez fue Luna, la que me despertó y ella no se fue hasta hasta que me levanté y me vio espabilada, supongo que por que me conoce y sabe que soy capaz de meterme en la cama y volverme a dormir en cualquier momento. Finalmente, me puse en pie y temiendo lo que iba a pasar, me arreglé. Me vestí, me peiné, me eché colonia y fui a la entrada donde ya estaban todos esperándome y me calcé. Me temí lo peor, cuando vi a todos muy formales. Salimos de casa, montamos en el coche y nos dirigimos al centro, cuando llegamos bajamos del coche e hicimos un tour por la ciudad, mis padres no nos dieron ninguna explicación de porque estábamos recorriendo la ciudad en pleno verano. Yo deseando que no fuera verdad, supuse que sería la ultima vez que lo hacíamos. Cuando llegó la hora de comer, fuimos a un restaurante y una vez que llegó la comida se confirmaron mis sospechas y mamá nos dijo que papá y ella habían decidido que sería una buena experiencia para todos ir a vivir a Italia. Nos dijeron que sabían que sería difícil dejar todo atrás y empezar de cero, pero que sería una gran experiencia. Nuestros rostros se entristecieron, sobre todo el de Estela, que no dejo de hacer preguntas en toda la comida, yo intenté consolarla, pero era muy pequeña y no lograba entender porque teníamos que mudarnos.
El resto de la tarde, nos paseamos por la ciudad, como auténticos turistas, solo que en nuestra propia ciudad. No fue una tarde muy divertida ni alegre, aunque intenté que nos lo pasáramos bien, porque tampoco quería que mis padres se sintieran culpables, sobre todo mi madre, que después de todo nos debíamos mudar por su trabajo.
Finalmente, después de ver algunas tiendas y merendar regresamos a casa. Cuando llegamos a casa, le di un abrazo a mamá y cada uno nos fuimos a nuestras habitaciones. Una vez en mi habitación, me puse el pijama y me tumbé en la cama. Oí a mis padres decir si queríamos cenar y todos dijimos que no, esa noche yo no tenía hambre, pero creo que nadie la tenía.
Eran las 21:28 cuando me tumbe a pensar muchas cosas, en mis amigos, en como se lo diría, en el esto de mi familia, en como se habría sentido mi madre esa tarde y un largo etcétera. La última vez que miré el reloj marcaba las 23:06 antes de que después de pensar mucho, me dormí, aunque no conseguí descansar.

ESTÁS LEYENDO
Fuerza interna
Teen FictionUna familia se debe mudar de país, todos piensan que es una oportunidad increíble, sin embargo nuestra protagonista, Daniela, con tan solo 12 años, se tendrá que enfrentar a muchos cambios en su vida, sobre todo a sus batallas internas. Una historia...