Fuerza interna

7- Enseguida

        -Tranquila cariño, no llores- le dijo una madre que intentaba no romperse, a su hija que había roto a llorar, hacía ya unos cuántos minutos -si enseguida no vemos.

-¿Cuánto es enseguida?- preguntaba una niña inocente entre sollozos.

-Muy poco, antes de que te des cuenta estamos juntas otra vez, te lo prometo- decía una madre sabiendo que ese enseguida a ella se le iba a hacer eterno.

Pero para Estela, separarse de su madre durante seis semanas, era como una vida entera y no lograba porque tenían que separarse. Yo intentaba no llorar para no empeorar las cosas, pero en el fondo yo también me estaba rompiendo, aunque creo que no era la única.

Habían sido unos días complicados, mi madre tuvo que empaquetar sus esenciales en una maleta, comprar un billete de avión, buscarse un sitio donde alojarse, ya que nuestra nueva casa todavía no estaba lista. También había tenido que solicitar las clases de italiano online y despedirse de la familia, en fin, un montón de trámites. Creo que había ido todo tan rápido, que no habíamos tenido tiempo ni de asimilar lo que iba a pasar y eso pasó factura ese día en el aeropuerto.

10 minutos después conseguimos calmar a Estela, aunque yo estaba de los nervios, porque se acercaba la hora de embarque. Y tras unos cuantos lloros y 30 minutos después mi madre cruzaba la puerta para embarcar. Cuando la perdimos de vista, nos dimos la vuelta y volvimos al coche. Llegamos a casa en un silencio sepulcral y con un vacío inmenso. Si tuviera que describir el momento en el que entramos en casa, sabiendo que íbamos a estar incompletos durante seis semanas, lo haría con el silbido del oeste cuando no hay nada, desolador.

Supuse que tendría que acostumbrarme a ser una familia de cuatro, a que mi madre no me diera las buenas noches, tampoco podría ayudarme a terminar de empaquetar todo... y en ese momento tumbada en mi cama, comencé a llorar, intentando creerme el "enseguida" que mi madre había dicho.