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Por fin habíamos cumplido los once años, cada día mi hermano, James y yo esperábamos en la ventana a que llegara alguna lechuza con nuestra carta para ir a Hogwarts.

Hasta que un día, finalmente llegaron dos lechuzas que traían las cartas, que solo las dejaron caer por la ventana y se fueron.

—¡James! — grite emocionada — ¡Sal de tu habitación! — levante los sobres, uno iba dirigido a mi nombre y el otro al de James.

—¿Qué pasa?, déjame dormir — grito desde su habitación.

Entonces fui a su habitación, abrí la puerta sin tocar, agarre una almohada y se la tire.

—Llegaron nuestras cartas — dije.

—Ha-hablas enserió — tartamudeo, se froto los ojos y agarro el sobre de su carta.

—Iremos a Hogwarts — dije emocionada.

Mi papá había ido a trabajar esa mañana, y mi mamá estaba en la cocina, pero ni siquiera se había dado cuenta de todo el escándalo que James y yo hicimos de la emoción por ir a Hogwarts.

...

Llego el 1 de septiembre, obviamente teníamos el equipaje listo, a James le habían comprado una lechuza, pero yo no quería compartir mascota con James, así que me compraron un gato. Me encontraba muy emocionada, además no sé a qué casa de Hogwarts iré.

—Yo creo que soy Gryffindor — dijo James.

—Yo también debo serlo, somos mellizos — dije.

—Tal vez, aunque tu no tienes cualidades de Gryffindor — me molesto lo que dijo.

—Soy igual de valiente que tú — dije enojada.

—¿Ya están listos? — preguntó mi papá.

—Yo sí — respondí.

—Entonces vamonos, no queremos que el tren los deje — dijo mamá.

Fuimos a la estación de trenes de king cross, para entrar a la estación9 3/4 había que pasar un muro. 

—Los voy a extrañar — dijo mamá y nos abrazo a ambos.

—Yo también te voy a extrañar — dije.

—Ya saben que deben portarse bien — dijo mi papá — no quiero cartas del director.

—Sí papá — dijo James.

Nuestro papá se acercó y también nos abrazo.

—Ya se hará tarde, suban al tren — dijo.

Mi papá nos ayudó a subir el equipaje, ya no los veríamos todo un año, iba a ser difícil acostumbrarse a estar sola.

—Aquí hay un compartimiento vacío — dijo James y entró al compartimiento, yo lo seguí.

—¿Cómo será Hogwarts? — pregunté.

—Solo sé que es un castillo enorme — dijo James en tono emocionado.

Después de unos minutos el tren comenzó a avanzar. De repente alguien abrió la puerta.

—Hola, eh... ya no hay espacio en el tren ¿Puedo sentarme aquí? — preguntó el chico que acababa de abrir la puerta. Era alto, de cabello rizado que casi ya llegaba hasta los hombros, vestía bien y se veía muy seguro de sí mismo.

James me miró, esperando a que yo respondiera.

—Claro, puedes pasar — dije. Él chico entró y se sentó en frente nuestro.

—Me llamo Sirius, Sirius Black — se presento.

—Yo soy James Potter — también se presento.

—Yo soy Hanna, Hanna Potter — dije.

—¿Son gemelos? — preguntó.

—Sí — dije y me acomode los lentes.

—Solo que yo soy el mayor — dijo James.

—Pero siempre soy la que le da órdenes — dije riendo.

James y Sirius estaban hablando sobre más cosas, a las cuales no atendí, por que yo estaba concentrada en el paisaje que había en todo el camino.

Después otros dos chicos tocaron la puerta para después abrirla.

—Hola, ¿Podemos sentarnos aquí?, en el tren hay todo un alboroto — explicó.

Era un chico casi igual de alto que James, de cabello castaño, la verdad era lindo, aunque tenía muchas cicatrices.

—Sí,  pueden pasar — dijo James.

El chico entró acompañado de otro, de más baja estatura, cabello castaño.

—Yo soy Remus Lupin — se presento — y él es Peter Pettigrew.

—Un gusto Remus — dije y sonreí.

James continuo su charla con Sirius, pero era vez también se unieron a la charla Peter y Remus. Fueron momentos muy tiernos cuando Remus y yo cruzábamos miradas, yo si me sonrojaba cada que pasaba eso.

Escuchamos a unos chicos diciendo que debíamos cambiarnos, que ya llegaríamos a Hogwarts.

Todos fuimos a los baños del tren, ahí nos cambiamos.

Salí y me fui directo a mi compartimiento. Los chicos tardaron en llegar, pero cuando llegaron, estaban riendo a excepción de Remus.

—¿Qué paso? — pregunté.

—Un tonto, eso pasó, acabamos de conocer a alguien muy tonto, ¿Puedes creer que alguien tenga gusto de entrar a Slytherin? — preguntó James riendo.

—Yo no le veo nada malo — dije.

—Sí, pero si hubieras estado con nosotros le hubieras visto muchas cosas malas — dijo Sirius riendo.

—Si tú lo dices — dije.

Finalmente llegamos al castillo, era enorme, al llegar ahí estaba una profesora. Explicó cuales eran las casas del colegio y como sería todo mientras estuviéramos aquí. Y llego el momento, iban a seleccionar nuestras casas, era algo simple, nos ponían un sombrero que decidiría a que casa pertenecemos.

Fue por el orden de una lista que agarraba la profesora, Remus, Sirius y Peter entraron a Gryffindor, en las filas conocí a una chica llamada Marlene que igual fue a Gryffindor. Después llego el turno de James.

—¡Gryffindor! — grito el sombrero y la mesa de Gryffindor aplaudió.

—Potter Hanna — llamó la profesora, me acerque y me senté en la silla que estaba ahí, me puso el sombrero. Que tardo mucho tiempo en decidir, más de cinco minutos, y por fin dijo.

—¡Hufflepuff! — grito.

Ay no, me separare de mi hermano, y de los amigos que hice. Me senté en la mesa de Hufflepuff y James me miró preocupado desde su mesa, yo intente sonreír y lo saludé de lejos.

Después de todo, no pasaría nada malo, solo estamos separados por la casa a la que pertenecemos.

Nada malo podría pasar.

Nunca Me Alejare (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora