MORENA

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Cuando abrí mis ojos, Andrés estaba frente a mí, sostenía un sobre amarillo entre sus manos

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Cuando abrí mis ojos, Andrés estaba frente a mí, sostenía un sobre amarillo entre sus manos. Froté mis ojos con los dedos y entre ellos me llevé un par de lágrimas que quedaron al llorar.

—Las fotos que pediste están dentro, pero quiero que lo tomes bien. Sabes que ha pasado mucho tiempo desde que le dijiste adiós, así que espero que comprendas que así como tú hiciste tu vida sin ella, ella también hizo su vida sin ti.

Pasaron tres años desde mi boda con Lorenzo, y en todos esos años no hubo un día que no pensara en ella. Se había alejado; lo último que supe de ella es que ahora se encargaba de la delegación de Hidalgo, pero había perdido su rastro definitivamente. Al año de mi boda, Lorenzo había fallecido en un accidente de auto, y cuando Andrés se acercó hasta mí para darme el pésame, fue donde desbordé todo lo que traía dentro. Le conté cómo había sufrido en busca de mi amada y cómo, a pesar de mis intentos para estar otra vez con ella, nada había funcionado. Andrés me abrazó y me dio todo el apoyo que un verdadero amigo podría dar. Me apoyó con mi bisexualidad y me dio protección, una protección de amor y apoyo.

Cuando el cuerpo de Lorenzo fue cubierto por completo bajo la tierra, me desplomé sobre su tumba. Mis lágrimas no paraban de bajar por mis mejillas. Tomé el crucifijo entre mis manos y me sostuve de él. Mis padres me estaban acompañando, pero solo Andrés y yo sabíamos el verdadero significado de todas mis lágrimas. Todos asumieron que lloraba por el hombre que estaba bajo de mí, pero si hubieran visto más allá de lo obvio, se habrían dado cuenta de que la persona a la que realmente le lloraba era a Xóchitl.

Le lloraba a mi amada, pues en el momento de despedir a Lorenzo me di cuenta de que dejarla ir y casarme con él era lo último que había valido la pena. Había cometido el más grande error de mi vida, y había llegado a un punto donde enmendar mi error ya no era posible.

Cuando tomé entre mis manos el sobre que Andrés me había dado, lo miré, luego pasé mi vista hacia Andrés esperando sus palabras.

—Antes de que lo abras, quiero que sepas que ella es feliz, pero la mayor parte de su vida, tenlo por seguro, que tú fuiste su felicidad.

Abrí el sobre, saqué unas fotos del fondo. Estaba paseando con un hombre muy apuesto; iban del guante tenía una sonrisa casi perfecta, tan linda como siempre, pero en la foto quedaba más que claro que estaba embarazada, y entonces recibí un golpe tan profundo en mi corazón que sentía que me moría.

—Ha construido un par de empresas en el país con su esposo Rubén; contrajeron matrimonio en junio del año pasado, y como puedes ver, están por formar una familia.

Las palabras de Andrés se hicieron mudas en todo momento. Me quedé viendo fijamente aquellas imágenes, y con cada segundo que pasaba, sentía profundamente cómo mi corazón se rompió. Y entonces me di cuenta y entendí perfectamente a Xóchitl aquel día que le hablé sobre mi boda con Lorenzo. No podía imaginarla con otra persona que no fuera yo, no podía imaginarla besando a alguien además de mí, y mucho menos podía soportar el simple hecho de imaginar a alguien más recorriendo su cuerpo si no fuera yo. Y entonces, al final, en ese momento, sentí lo que sintió Xóchitl cuando la cambié por alguien a quien no amaba.

EL ARTE DE GOBERNARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora