~ chapter 𝟒 ~

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ᴅᴀʏ 4

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ᴅᴀʏ 4

𝐋𝐨𝐬 𝐨𝐣𝐨𝐬 𝐧𝐮𝐧𝐜𝐚 𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐧

"𝘠 𝘮𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘦𝘥í, 𝘴𝘢𝘣𝘪𝘦𝘯𝘥𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦𝘳í𝘢 𝘪𝘳𝘮𝘦" 

- 𝘶𝘯𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦 𝘴𝘪𝘯 𝘤𝘢𝘧é


Me desperté porque los ronquidos de Borja me impidieron seguir durmiendo. Era muy heavy lo que podía dormir ese niño.

Para que toda España supiera ese lado secreto de mi amigo, encendí la cámara de Plex y lo empecé a grabar, acercando el aparato a su boca para que se oyera bien lo fuerte que respiraba.

Ya que estaba, el Dani sobado también salió en el vlog. No podía entender como lo hacía para verse bien en ese estado.

Antes de que abrieran los ojos, aproveché para cambiarme de ropa. Hacía mucho que llevaba ese conjunto: ya era hora de lavarlo.

Como a aquella hora de la mañana los vigilantes ya estaban trabajando, salí de la tienda sin protección alguna. Me sentía bastante segura con todos esos hombres patrullando, así que opté por no coger ningún cuchillo. Aparte, yo sola ya sabía defenderme.

Mis padres, desde que yo tenía unos ocho años, me llevaron a un gimnasio para que aprendiera karate. Tiene gracia la cosa, ya que no me dejaron apuntar a tiro con arco, pero sí a dar patadas a la gente. Bueno, no solo se dan patadas en esta arte marcial, sino que también aprendemos katas y ejercicios de respiración y relajación.

Se me daba bastante bien, hasta el punto de ser cinturón marrón. No llegué al negro porque entré a la carrera de medicina y lamentablemente ya no pude seguir con ese deporte (puesto que ya hacía equitación, y debía escoger solo uno porqué las horas no me sobraban).

Al volver donde los chicos vi que aún estaban en la misma posición que cuando los dejé, e insistían en que no se querían levantar. Por esto, cogí una de las prendas mojadas y la escurrí encima de ellos, haciendo que se empaparan y pegaran un salto solo con el contacto del agua en su piel.

- ¡Qué coño! — se alarmó el youtuber, incorporándose en menos de un segundo.

Su cara era de sorpresa total. Me empecé a reír desmesuradamente, sabiendo que esto estaba grabado y se publicaría en el vídeo de mañana.

Borja, al oír mis carcajadas, se despertó. Este chico es increíble. ¿Cómo puede ser que no se levante cuando le gritan y lo mojan, pero si cuando escucha a alguien reírse? Cada día me encontraba con cosas más sorprendentes en esta vuelta al mundo.

Mis carcajadas no cesaban. En notarlo, el semblante serio de el de las crocs fue substituido por una sonrisa divertida.

- Así que quieres jugar, ¿eh? — me vaciló, ladeando ligeramente la cabeza.

ʏᴏᴜ ʙᴇʟᴏɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴍᴇ [Plex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora