04. SALVATORE

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CAPÍTULO CUATRO

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CAPÍTULO CUATRO.
SALVADOR

Mientras lady Emeline Lannister caminaba en silencio en compañía de Sir Criston Cole no podía dejar de imaginar escenarios en su mente cada vez más improbables y alocados, la rubia con la cabeza en alto y los ojos fijos en el horizonte se negaba a...

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Mientras lady Emeline Lannister caminaba en silencio en compañía de Sir Criston Cole no podía dejar de imaginar escenarios en su mente cada vez más improbables y alocados, la rubia con la cabeza en alto y los ojos fijos en el horizonte se negaba a demostrar sus nervios. El sonido rítmico de sus pasos resonaba en el aire, creando una atmósfera de solemnidad mientras avanzaban por los pasillos de la Fortaleza Roja. Sin embargo, a pesar de su aparente serenidad exterior, en el interior de la dama reinaba la más pura turbulencia, las preguntas que bullían en su mente la atormentaban cada vez más intensamente. ¿Por qué el príncipe Aemond la había llamado de forma tan repentina? ¿Qué podría querer de ella en ese momento? Estas incógnitas la mantenían inquieta, no estaba cómoda, incluso mientras se esforzaba por mantener una apariencia de compostura propia de su personalidad.

Su respiración era calmada y controlada, pero sus fríos dedos jugaban nerviosamente entre sí, una pequeña grieta a la tensión interna que luchaba por contener. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, Emeline se sentía como una marioneta en manos de más poderosas, incapaz de prever lo que el destino le deparaba esa tarde.

Encontrar temas de conversación con alguien tan retraído como lo es el príncipe Aemond Targaryen era realmente la duda más grande que la inquietaba y si respondería a la altura de una reunión con alguien públicamente conocido por su reservada naturaleza y su aversión al contacto social.

Caminando por la torre, notaba que se adentraban en lugares que nunca antes había explorado. Los pasillos estaban envueltos en sombras y el aire era pesado, impregnado de un aura de misterio y antigüedad que despertaba su curiosidad.

──¿Sir Cole, el príncipe Aemond compartió algo más?

──Solicitó su presencia sin dar recados.

Pero a pesar de la incomodidad, no podía evitar sentir una fascinación creciente en el estómago.

──Pase por acá, lady Lannister ──Emeline se encontraba parada frente a la puerta entreabierta del salón al cual jamás había ingresado. El corazón le latía ansioso encerrado en su pecho, reflexionando en acceder ante el capricho inesperado del príncipe Aemond.

Gloria Regali   ⚝   Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora