⭐Día 10⭐

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Con orejas de animales
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Desde su pupitre escolar observaba a su hermano discutir con su hermana menor. Realmente apenas entendía de que se trataba dicha discusión y poco le interesaba. Solo estaba aburrido.

Mantuvo su mirada en ellos, mientras entre ambos se reclamaban algo. Fue entonces cuando noto un detalle en particular. Ambos tenían orejas.
Gumball era un felino y su hermana un conejo. Claro que ambos eran una conbinacion genética de dichos animales por sus padres cuyas características eran así.
Pero fue un detalle curioso que el moreno noto por su mero aburrimiento.

Sin embargo empezó a darse cuenta que una mayoría de compañeros o conocidos de aquella escuela llevaban consigo orejas de animales. Observo las suyas en primer lugar, las cuales no se asemejaban siquiera a las convencionales o a las que tendían a ser ligeramente puteagudas. Eran como unas particulares aletas que cumplían la función de orejas.

El joven rizado se levantó de su sitio y salió de aquel salón para encontrarse a dos compañeras teniendo una conversación un poco agresiva por una de las partes. Teri y Jamie estaban hablando, aún que la última parecía estar insultandola por algo y la albina se notaba algo aterrada.
Sin embargo, fuera de lo que ocurría, Darwin regreso a notar lo mismo. Ambas tenían orejas de animales. Un oso y un res.

Más adelante se encontró a un grupo hablando, allí se encontraba su interés romántico y sus amigos.
Todos parecían tener una conversación amena, sin embargo era lo de menos. Darwin solo observo como dos de los amigos de aquel chico, Julius, tenían orejas. Una rata y otro oso. Pero Julius... él solo tenía orejas normales. Aburridas y tristes orejas normales.

El moreno frente a aquella diferencia, se sintió algo mal por el pálido joven. Quien no parecía estar al tanto de la presencia del chico y mucho menos sentir algo particular por su falta de orejas exóticas. Pero para Darwin, aquel muchachos debía sentirse horrible.

—Debe sentirse tan triste... —Murmuro compasivo a la situación de su interés romántico.

[...]

Aquel joven de tez morena se acercó, sonriente y entusiasta, con una caja de regalo a Julius. Quien se sintió algo confundido.

—¡Para ti Julius! —Se anuncio animado Darwin.

—¿Un regalo? —El contrario observo ligeramente al chico frente a él y a la caja que traía consigo —No es mi cumpleaños —Murmuro, algo ruborizado por el gesto.

Aún así tomo aquel presente y lo observo algo impaciente. Pese a lo particular de la situación, quería saber cuál podría ser aquel obsequio que dicho rizado le había dado y por qué.
Al abrirlo con algo de recelo, se encontró con unas orejas. Unas orejas de perro.

—¿Orejas...de perro? —Exclamo, aún más confundió y tal vez decepcionado. Aún que no sabía que esperar realmente de aquel regalo.

—¡Claro! Pensé que te quedaría. Porque si fueras un animal serías un perrito —Se noto brillante y feliz aquel joven. Imaginando que ahora la tristeza de Julius por su falta de orejas exóticas podía ser ligeramente resuelta.

Claramente Darwin no captaba bien las señales sociales que aquel peli-gris reflejaba en sus expresiones. Se notaba confundido y avergonzado por lo que acaba de decir aquel chico y la intención posible del presente.

—Gracias supongo... —Musito aquel muchacho incómodo por la situación.

—¿Lo usarás? —Se motivo el moreno, aún sin notar la clara incomodidad de su contrario.

30 Días OTP (Bombwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora