Skeppy nunca antes había sentido tanta ansiedad. Bueno, quizás una o dos veces habían sido comparables, como la primera vez que invocó un Warden (¡y fue por accidente!) o esa vez que fue rodeado por esqueletos Wither en esa fortaleza. Aunque esas dos veces no llegaban a igualar el conjunto de mariposas que revoloteaban en su estómago como en este momento.
Bad le miró, divertido, casi como si supiese lo que le estaba pensando y le diese gracia. Los demonios Wither no podían leer la mente, ¿verdad? Eso no estaba entre sus múltiples capacidades, ¡¿verdad?! La gema trató de imitar su sonrisa, pero seguramente sólo le salió una mueca graciosa porque Bad soltó una risita.
—Eres tan… —murmuró, pero no completó la frase. Skeppy nunca supo lo que era porque ese fue el momento en que las manos del demonio se dirigieron hasta sus mejillas y las sostuvieron, dejando unas cuantas caricias sobre los diamantes en su piel y teniendo extremo cuidado con sus garras.
El sonido apagado de las criaturas nocturnas rondando por las calles vacías y el lejano ladrido de algunos perros no hizo nada por distraer su mente de lo que estaba sucediendo. Estaba demasiado enamorado de Bad. Y sabía que era mutuo. No había lugar para las dudas, y eso era tranquilizador en cierta forma. De la otra forma, bueno… Parecía que iba a comenzar a vomitar en cualquier momento. No todos los días tienes ese nivel de intimidad con la persona de la que estás enamorado, después de todo.
Skeppy no había planeado que fuese de esa manera cuando invitó a Bad a su casa ese día. No había esperado que el ambiente evolucionase hasta ese mismo momento, en el que sentía que todo el mundo no tenía importancia excepto esa persona frente a él, sujetando su rostro, anclándolo a la realidad, en medio de su algo desordenada sala de estar.
—S’geppy —BadBoyHalo llamó, extendiendo la última y con cierta inflexión juguetona que causó que el aludido se derritiese un poco en el toque, tan lleno de amor que sentía que podría explotar—. Skeppy, Skeppy, Skeppy…
No se atrevió a hablar. Sintió que, si hacía la más mínima cosa, iba a romper la ilusión, y ya estaba lo suficientemente nervioso como para joderlo de esa manera. La sonrisa de Bad se amplió y sintió como si por primera vez en toda su vida se hubiese dado cuenta de lo peligroso que realmente era su amigo, aunque no en el sentido en el que todos lo encasillarían. Peligroso en el sentido de «Me tiene a su total merced, y me encanta».
Sin poder evitarlo, su mirada bajó antes de volver a subirla rápidamente. La acción no pasó desapercibida ni de broma. Una nueva risa llegó hasta él y las mariposas en su estómago revolotearon. Dios, no podía ni comenzar a describir el efecto que ese tipo tenía sobre él…
Los pulgares de Bad se deslizaron por sus mejillas y sus manos alzaron un poco más su barbilla. Entonces se inclinó. La gema casi se olvidó de cerrar los ojos, ¿pero qué clase de rarito habría sido si en el primer beso con el probable amor de su vida hubiese tenido los ojos abiertos?
Los labios de Bad eran cálidos, como todo el cuerpo de Bad solía ser. ¿Todos los demonios eran así de cálidos? Probablemente no; BadBoyHalo era único. Tan único que jamás había encontrado a alguien medianamente similar en todo el Supramundo o en el Nether. Jamás había puesto un pie en el End, pero ni siquiera allí encontraría a nadie similar. Ni en ningún otro lugar.
La presión fue suave, cómoda y agradable. La creencia popular sobre los demonios solía dictaminar que ese tipo de situaciones eran prácticamente imposibles, que un demonio sólo buscaba la destrucción de todos a su alrededor y que eran seres extremadamente violentos. Y qué le jodan a esa gente, había pensado antes.
Sí, antes. Porque en ese momento no estaba pensando nada. Su mente se vació, todas las mariposas se evaporaron, todo el nerviosismo desapareció. Sólo estaba allí, en el allí y en el ahora. Levantó las manos, casi inconscientemente, y apretó las contrarias en sus mejillas.
El demonio se alejó después de un rato. Pudieron ser segundos, pudieron ser horas, Skeppy estaba demasiado lejos de su propia mente como para saberlo. Ambos se miraron a los ojos durante un buen rato, como si jamás en la vida se hubiesen visto, hasta que Skeppy se inclinó al frente, casi demasiado rápido como para continuar con el ritmo que estaban llevando. No le importó el sonido algo burlesco que Bad soltó, claramente diciendo «desesperado». ¡Al diablo! Ahora que había probado el paraíso, no quería detenerse.
No supo cuánto duró ese beso. Ni el siguiente. Ni los demás que lo siguieron. Tampoco supo en qué momento de la madrugada ambos finalmente se rindieron ante el cansancio y se quedaron dormidos en el gran sofá que Skeppy definitivamente no había conseguido sólo por Bad y su gigantesca altura, claro que no.
Lo único que Skeppy recordó, en medio de la bruma del sueño, fueron esas dos palabras dichas a susurros, que lo hicieron experimentar una euforia que lo hizo tener los mejores sueños del mundo esa noche.
—Te amo.
—También te amo.
Y qué bien se sentía ser amado.
Notas:
¡Bienvenidos al Kisspril! Un reto de escritura de una semana donde, bueno, yo escribo besos del dúo feliz y ustedes los leen, yep. No más de mil palabras por capítulo (quizás hasta menos) y casi seguramente puro fluff. Tan fácil como eso. ¡Nos vemos mañana!
The4Demons

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Recuerdos selectos [Skephalo] [Kisspril]
FanfictionLas memorias de los besos que se dieron, en momentos específicos, en universos múltiples. × Skephalo. × Drabbles pertenecientes al Kisspril organizado por EsDeFanfics. × El fanart de la portada pertenece a @Frapp478247 en Twitter.