Felix se dedicó a limpiar el puño de su hermano con cuidado, con pena, mientras el mayor miraba hacia otro lado, ocultandole el dolor que le causaba sentir el alcohol en el algodón.
—No debiste hacerlo, Min —susurró. El mayor se giró a verlo con seriedad—. D-digo, se lo tenía merecido, pero... Estamos en nuestro lugar de trabajo —dijo, sintiendo un nudo aferrarse con fuerza en su garganta—, ¿Pensaste que podrían correrte por esto? —preguntó, soltando un bajo sollozo—. No quiero, Minho no quiero que te saquen por esto.
—¿Por qué lo harían de todas formas? —preguntó de vuelta, mirando a su hermano con seriedad—. Estaba poniendo en su lugar a un idiota nada más. —murmuró, bajando la vista a su mano magullada.
—Pero quizá era un cliente, Minho —susurró—. ¿Crees que van a preferir a un simple dependiente sobre un cliente adinerado?
—Y una mierda, Bok. Si van a correrme por darle la paliza a un imbécil, pues allá ellos. Puedo buscar otros lugares para trabajar. ¿Él en cambio? —dijo, señalando con su mano buena el lugar por el cual Jisung, Chan y Bin se retiraron—. Él va a cargar con esa paliza en su bonito rostro por al menos dos semanas, si es que no más. —se burló.
—Minho... —lo regañó en voz baja—. Allá afuera...
El pelinegro se tensó, porque sabía lo que venía a continuación.
—Bok, hey, mírame —le pidió—. No debiste ver eso, y lo lamento mucho —se sinceró—. Sabes que hace rato no... pero es que él... —ni siquiera era capaz de encontrar las palabras. Sabía que el pecoso lo había visto perder los estribos un par de veces, y por lo mismo se juró a sí mismo que no volvería a hacerlo, no frente a él.
Pero todo eso se desvaneció cuando salió en su busca y notó al imbécil de Bin tomando por las muñecas a su hermano, y lo asustado que lucía... Vio rojo, y sabía que si Felix no lo detenía, hubiese terminado por descargar toda su ira con él.
—No vuelvas a hacerlo, Minho, por favor —rogó. El mayor asintió estoico—. No lo merece, él no lo merece.
—Lo prometo Bok, no lo haré nuevamente —prometió, mientras veía a su hermano tomar una venda del botiquín para poder ponerla sobre su mano—. Pero el idiota se lo tenía merecido, es todo lo que diré. Sea un cliente aquí o no, valió la puta pena, y espero que haya aprendido su lección.
—Espero que haya valido la pena, Minho —el pelinegro alzó la vista con su ceño fruncido al oír una voz ajena, y no pudo evitar sentirse atrapado al ver la imagen de Jisung recostado sobre la pared, observándolos fríamente—. Porque ese idiota —repitió las palabras de su ex mejor amigo. Se acercó a ambos, sintiendo la tensión en sus cuerpos—, es Seo Changbin, el hijo de Dongseok, y mi cuñado. —finalizó.
¿Qué mierda estaba hablando?
Minho miró a su hermano, que lucía pálido ante la nueva información.
¿Cómo que...?, ¿Cómo que Hyunbin era el hijo del dueño de estas galerías? Miró a su hermano con temor. Estaba jodido, Minho estaba realmente jodido.
Pero lo que tenía más perplejo al pelinegro no era eso, sino que su estúpidos intentos por que Jisung se mantuviera alejado, su cambio de nombre, todo, se había ido por el drenaje. Y estaba seguro como la mierda que ahora el menor no se detendría.
Miró a su hermano, que volvía a mirar sus manos. Sabía que le preguntaría, sabía que tenía muchas dudas, pero ese no era el momento. Soltó un suspiro.
—Bok, ¿Puedes ir a traerme agua? —pidió. El pecoso alzó la vista, mirándolo dudoso—. Por favor.
—Está bien, ya vuelvo.
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AS IT WAS || MINSUNG AU
FanfictionPaju, 1970. Minho y Jisung se conocen de casi toda la vida. Su historia se remonta a sus padres, quienes se conocieron en la fábrica de textiles de los Seo. Desde entonces, han sido inseparables. Tanto así que el joven Jisung logra convencer a Minh...