XXIII.

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En algún momento pasaría, sabía que alguna vez la relación pasada de Jungkook le atormentaria los sueños y colocaría dagas en su corazón. Comenzó a compararse con el ex de su novio, comenzó a recordar las mil veces que se separaron para luego volver y se le hizo imposible no verse como un bache en la relación de ellos.

Seongmin conocía a Jungkook antes que Jimin, podía decir que lo conocía mejor que él, pero no era cierto. Jamás sabría que es lo que pasa por su cabeza y mucho menos por su corazón. Suspiraba cansado mientras veía los números en el ascensor.

Se sentía como un perro rogando el amor de alguien que parecía tener solo ojos para una sola persona. Siempre ondeandole la cola cuando le miraba y sin recibir ni una caricia de amor.

El ascensor se quedó en el piso de Jungkook, tomó valor y tocó la puerta esperando que su novio le abriera. Juro a Dios que la expresión de su novio al verle fue de decepción, como si hubiera estado esperando a alguien.

“¿Qué pasó?” Pregunto Seongmin preocupado, Jungkook tenía un ojo verde y vendas en su ceja, el labio partido y un pómulo raspado. “¿Quien te lo hizo?”

“No pasa nada.” Calmo. Olía a cigarrillos y a tequila. Por la música tenue en su sala supuso que había estado bebiendo, ¿por qué?

¿Por quién? Su cabeza una vez más jugando en contra.

“¿Puedo pasar?” Preguntó ante la falta de palabras entre ambos.

“Claro, corazón.” Colocó su mano en su espalda e hizo que entrara, guiandolo entre la música se dirigieron a su habitación. “La sala está hecha mierda, no limpie, así que vayamos a mi cuarto, ¿sí?”

Seongmin solo asintió, la música se había apagado y el ambiente se había vuelto aún más silencioso. No se había dado cuenta que, desde que se hicieron novios, sus conversaciones se habían tornado muy frías y sin rumbo. Nada era igual que antes.

Y eso le hacía sentir fatal. Porque sentía que Jungkook no lo quería románticamente, sentía que Jungkook no estaba dispuesto a hacer algo por amor por ellos.

Al llegar a su habitación, ambos se sentaron en la cama aún en silencio, Jungkook luciendo algo borracho y Seongmin acumulando las palabras en su cabeza.

“¿Aún amas a Jimin?” La pregunta despertó a Jungkook.

Claro que lo hacía, lo amaba más que a nadie y lo amaría por el resto de sus días. Pero ahora, borracho por el coraje que hizo por su culpa, quería mentir.

Resulta que Jungkook se había enterado que Jimin había ido a ver a Rowoon, no sabía porqué y para qué, pero se encontró con una bonita foto de ambos en redes y eso hizo que hirviera en furia. Le habían pateado las costillas y Jimin había corrido para los brazos de su novio. Así que mentiría.

“No.” Dijo firme, sin dudar y sin pensarlo mucho. Sintiendo su garganta pesada por mentir de esa forma.

Seongmin sintió algo de alivio, pero fue pasajero porque no encontró sinceridad en las pupilas de Jungkook.

“Júrame que no sientes nada por él.” Pidió tomándolo de las manos, rogando que calmara su corazón partido. “Jungkook, juramelo.”

No podía hacerlo, una cosa era mentir por el enojo y otra jurar que no amaba al hombre de su vida. No podía. No lo haría.

Así que callo, miro a los ojos a Seongmin y le contestó con la mirada. Nunca lo amaría, su vínculo siempre sería el de amistad. Porque el amor en su vida tenía un nombre y apellido.

“Jungkook.” Llamó Seongmin, necesitaba que lo hiciera, que calmara la marea dentro de él. No lo hizo.

En lugar de ceder a su pedido, lo tomó de las mejillas y lo beso, lo calmó con sus labios y un beso sin corazón. Lo beso y lo tomó en sus brazos para que quitará las peticiones de su cabeza, porque no podría jurar no amar al amor de su vida, jamás.

Los besos de Jungkook le calmaron el corazón, lo aceleraron y enrojecieron sus mejillas. Lo tomó fuertemente en un abrazo para tenerlo cerca, lo beso con todo el cariño de su corazón y se perdió en la mentira de sus caricias.

Como estaba borracho y dolido, la calentura se le subió rápido, su cuerpo le pedía seguir descubriendo la piel de Seongmin y así lo hizo. Comenzó a besar su cuerpo, marcarlo de mordidas y caricias. Ya desnudos en la cama y besándose con pasión, fue fácil enredarse entre las sábanas, fue sencillo perderse en los suspiros del otro.

En silencio y entre besos, Seongmin montó a Jungkook, juntó sus cuerpos y comenzó a frotarlos mientras le besaba el cuello, recorría con besos sus clavículas y pecho.

Hasta que su estómago se dio una vuelta y quiso vomitar por los pedazos de su corazón rompiéndose. Justo en su camino de besos, llegando al corazón de Jungkook encontró un nombre escrito en letra cursiva y en rojo.

Park Jimin. Se dejaba leer con tinta roja y remarcado.

Su nombre estaba donde su corazón se encontraba. Quiso llorar. Su nombre estaba metido en su sangre. Quiso vomitar.

Aunque durmiera con Jungkook nunca podría competir por su corazón, pues ya estaba tomado por alguien más.











(2/5)

Don't hurt yourself ; km au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora