XXVII.

2K 272 74
                                    

El buen sábado dejaba todo para ser una noche memorable, el clima era templado, las estrellas iluminaban el camino a sus hogares y la música estaba en su punto. Después de tener unos cuantos shots en el bar de sus preferencias, caminaban tomados de la mano hacia la discoteca en la que se habían citado con los amigos de Jimin. La noche era joven y extensa.

“¿Y si no vamos?” Jimin preguntó colgándose en el cuello de Jungkook, sonreía ebrio mientras daba veloces besos en los labios de su ahora novio. “Deberíamos ir a mi departamento, o al tuyo.”

“Se lo prometiste a tus amigos.” Rió llevando sus manos al trasero de Jimin, estrujó la carne y besó con dedicación los labios carnosos de su novio. “¿Crees que se sorprendan cuando me vean entrar contigo?”

“Posiblemente.” Sonrío entre los labios de Jungkook. “Pero seguro ya lo veían venir.”

“Que bueno.” Rió. “Ya se acostumbraron a nuestro bucle eterno.”

“Hace rato.” Rodó los ojos. “Pero ya no volvamos a lo mismo, ¿sí? Mantengámonos mejor juntos, seamos siempre felices al lado del otro y no peleemos más.”

“El alcohol te vuelve algo cursi.” Señaló, beso la mejilla de su novio y lo abrazo por la cintura. “Mantengámonos bien, solo hay que querernos y lo demás no importará. Eres mi vida entera, Jimin.”

“Tu también, Jungkook, te amo demasiado.” Cerró los ojos, inhaló la colonia de su novio y lo abrazó fuertemente por el cuello. “Mi vida entera.”

Borrachos y bajo el manto de estrellas, abrazados y con los corazones atados el uno con el otro, se miraron a los ojos y se besaron. Apasionadamente, consumiéndose entre sus labios y fundiéndose en el abrazo que no los dejaba respirar. Se amaban, su amor era tan grande y ardiente como el sol, inmenso como el universo y profundo como lo desconocido.

Después de besarse hasta que sus labios se hincharon, siguieron con su camino, tomados de la mano mientras que de vez en cuando se robaban besos.

Iban a llegar al club donde pasarían el resto de la velada, pero antes Jungkook tenía que comprarse unos chicles de menta; habían sido su debilidad los últimos días. Así que dejó a Jimin en la fila mientras iba a la tienda más cercana.

En la fila, Jimin podía escuchar el repertorio musical del club, tarareaba mientras esperaba que la fila llegue a la entrada. Mientras tanto, sacó un cigarrillo de su abrigo y se lo prendió, buscaba con la mirada que tan lejos se había ido su novio para conseguir sus benditos chicles, cuando no lo encontró solo rodó los ojos y siguió calando de la nicotina.

Estaba aburrido, comenzaría a contar las piedras metidas en el asfalto y mirar si se encontraba a alguna hormiga llevando su comida. Su atención fue robada cuando vio una sombra acercándose, pensando que se trataba de su novio levantó la cabeza sonriendo, no era Jungkook, sino Rowoon.

“¿Qué haces aquí?” Preguntó Rowoon, su aliento olía a muchos cigarros.

“Esperando.” La presencia de él le fastidio, trato de ignorarlo mientras miraba a un punto más interesante, resultando grosero a la persona que alguna vez beso las pecas de su espalda.

“¿A quién?” Rowoon no le dejaría en paz, después de días rogando por su atención, tras llamadas al buzón y mensajes ignorados, no tenía paciencia para seguir obteniendo las migajas de Jimin. No cuando entre besos le había prometido la luna y las estrellas.

Él sí se había enamorado de Jimin, él si le entrego todo un corazón cuando se conocieron y la situación en la que se encontraban lo desesperaba más de lo normal. Días y noches había desperdiciado pensando en lo que había hecho mal, no era normal la indiferencia de Jimin.

Don't hurt yourself ; km au Donde viven las historias. Descúbrelo ahora