Entre el Cielo y a Tierra

VIDA, LECCIONES, EVOLUCIÓN

La persona que llega a tu vida es la correcta.

Nadie llega a nuestras vidas por casualidad. Todas las personas que nos rodean e interactúan con nosotros están ahí por una razón: enseñarnos y ayudarnos a avanzar en cada situación. Cada individuo es un maestro en nuestra vida; en ocasiones somos alumnos y, en otras, somos maestros para otros. Aquello a lo que resistimos persiste en nuestra vida, por lo que la vida continuará presentándonos personas de quienes tenemos algo que aprender. Hasta que no aprendamos esa lección, no avanzaremos en ese aspecto.

Lo que sucede es lo único que podría haber sucedido.

Nada de lo que nos ocurre en la vida podría haber sido de otra manera, ni siquiera el detalle más insignificante. No existen los "y si...", lo que pasó fue lo único posible y necesario para que aprendamos esa lección y continuemos adelante. No debemos amargarnos ni arrepentirnos; lo vivido forma parte de nosotros y nos permite aprender para no tropezar dos veces con la misma piedra y elegir el camino correcto.

Cualquier momento es el momento correcto para empezar.

Todo comienza en el momento adecuado, ni antes ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo inicie en nuestras vidas, es entonces cuando comienza. Esta ley nos enseña que lo que nos sucede nos fortalece y nos prepara para lo que está por venir, algo que puede resultar incluso mejor de lo que esperábamos. Todo lo que nos ocurre es el resultado de lo que atraemos, conscientemente o no.

Cuando algo termina, termina.

Si algo ha llegado a su fin en nuestras vidas, es por nuestra evolución. Es mejor seguir adelante, enriquecidos con esa experiencia. No hay que darle muchas vueltas al asunto. Borremos y empecemos de nuevo; no nos compliquemos ni caigamos en tristeza o depresión por lo que ya no es. Avancemos de acuerdo con lo que la vida nos presenta.

Y recuerda, si alguna vez tienes que elegir entre el mundo y el amor, elige el amor. Con él conquistarás al mundo.