CAPÍTULO 3

68 7 0
                                    

Me desperté a causa de un estruendo.

-Mierda... -habló una voz familiar, al abrir mis ojos pude ver como Bakugo se había chocado con una de mis estanterías, tirando todo lo que contenía.

-¿Qué haces despierto tan pronto? -susurré adormilada mientras veía la hora en mi teléfono-. Aún son las ocho de la mañana, vete a dormir.

-Solo venía a preguntarte dónde has dejado mi ropa -dijo recogiendo lo que había tirado anteriormente.

-Ven... -solté con desdén para luego dar un largo suspiro. Él se limitó a seguirme.

Mientras nos dirigíamos al balcón, el lugar donde tenía su ropa, Bakugo habló:

-Tú y yo...Anoche... ¿Nos acostamos...? -paré en seco, al instante noté como me sonrojaba-. No me acuerdo de nada...

-¿¡Qué?! ¡Claro que no! -retomé mi camino para poder llegar hasta el lugar donde se encontraba su ropa, mientras escuchaba sus pasos siguiéndome seguidos de una risa por parte de el rubio.

-¿Segura? -preguntó con un tono pícaro con intención de ponerme aún más nerviosa.

-¡Agh! ¡Claro que sí! -no podía verme, pero lo más probable es que estuviese como un tomate, con solo escuchar su risa me lo podía imaginar-. Tu ropa sigue mojada, te traeré una muda de mi padre.

-¿Qué pasó ayer? -él seguia confuso.

-Perdiste el control y comenzaste a beber como un loco. Después Aizawa-sensei se ofreció en llevarnos a mi casa, donde intenté que se te fuese la borrachera -expliqué sin entrar en detalles.

-¿Y por qué no llevo mi ropa? -se cruzó de brazos, cuestionándome con la mirada.

-Te metí en la bañera y te eché agua fría para despejarte. ¿Algo más? -anuncié cansada. Este se quedó pensativo mirando hacía abajo, cuando por fin formuló la pregunta, levantó la cabeza y me miró serio.

-¿Por qué tuviste que elegir a Kirishima? -me quedé helada, sus ojos buscaban una respuesta en los míos. Me limité a apartar la mirada-. Necesito que me respondas, _____... -este se acercó para agarrar mi cara con ambas manos obligándome a verle-. ¿Qué tiene él que no tenga yo? -aparté sus manos con cuidado.

-Es... Complicado... -balbuceé con decisión-. Él nunca me ha defraudado, puedo confiar, hablar y tener en cuenta... En cambio contigo...

-En cambio conmigo... ¿Qué? -frunció el ceño.

-Lo siento, pero ya no puedo volver a confiar en ti... -le aclaré, era la verdad, este asintió.

-Muy bien... -hizo una pausa-. Será mejor que me vaya -este dió media vuelta con intención de irse, pero lo detuve.

-Déjame ayudarte, te traeré la muda y te podrás ir cuando quieras, ¿sí? -este suspiró y no añadió nada más, yo lo interpreté como un sí.

Fui de inmediato a por la ropa, Bakugo no habló más, realmente me confunde, me quiere pero se acuesta con otras... ¿Quién le entiende?

Dejé que este se comenzase a cambiar en el salón, yo de mientras estaba sentada en mi cama pensando en todo, cuando un pitido me sacó de mis pensamientos.

Era el timbre de mi casa.

Fui directa a ver quién era, Bakugo aún se estaba cambiando, este estaba sin camiseta y recién se comenzaba a poner los pantalones. Pude verlo ya que la entrada de mi casa va directamente al salón.

-¿¡Quién es!? -pregunté

-¡Soy yo, Eijiro! ¿¡Puedo entrar!? -puse cara de sorpresa, me giré de inmediato a mirar a Bakugo, quien aún seguía sin vestir, este me miró con una sonrisa, como si se estuviera mofando de mi situación.

-¡Un momento, déjame cambiarme! -de inmediato me acerqué a Bakugo, este se reía por lo bajo-. Vete ahora mismo... -le dije susurrando, este enarcó una ceja.

-¿Realmente quieres que me vaya ahora? Que yo sepa, en tu casa, la única puerta de salida es esa... Donde está tu noviecito... Pero si es lo que quieres... -me dijo mientras hacía el ademán de irse. Yo lo detuve.
-Te metes en mi cuarto y no sales hasta que Eijiro se vaya, ¿entendido? -musité nerviosa mientras lo empujaba hacia el interior de mi habitación, cerré la puerta de un portazo y fui corriendo a abrir a Eijiro.

-Hola, ______ -me emocioné al ver que traía un ramo con flores, sonreí al instante, este pasó una de sus manos por su cabello.- Esto es para ti -este me las entregó, era la primera vez que me regalaban flores.

-No tenías porqué. Pasa -le dejé entrar, este inspeccionó mi casa con la mirada, me asusté al ver como la corbata que traía puesta Bakugo el día anterior se encontraba sobre el sofá.

-Quería tener un detalle contigo, tendrás que acostumbrarte a este tipo de obsequios -me dio un rápido beso inesperado al cual respondí automáticamente. Al separarnos lo miré con ternura.

-¿Podrías poner las flores en agua? -le señalé donde estaba la cocina, él hizo caso ante mi demanda y se fue. Yo, de un movimiento rápido, aproveché para coger la corbata de Bakugo y la lancé a un lugar insignificante de la habitación. Eijiro volvió a mi lado y agarró mi cintura, formando un dulce beso.

-Perdón por haberme ido ayer tan pronto... Me hubiese gustado acompañarte a tu casa... -el pelirrojo depositó un corto beso en mis labios.

-No importa, Aizawa nos propuso llevarnos en su coche -le regalé una cálida sonrisa.

-¿Nos? -me miró confuso.

-Mina estaba con nosotros... -sonreí nerviosa.

-¿Mina no se fue mucho antes que yo? -alzó una de sus cejas. Mi mentira era cada vez menos creíble.

-Ochako. Quería decir Ochako -rectifiqué al instante-. Es que desde anoche no sé nada de Mina y me tiene algo preocupada... -este me miró intensamente durante unos segundos, para después sonreirme con sinceridad. Se lo había creído.

-Yo también lo estoy, se fue repentinamente sin avisar -su sonrisa se borró al darse cuenta de un detalle-. ¿No te habías cambiado? -preguntó al verme con el pijama puesto.

-Mentí, en realidad estaba recogiendo un poco la habitación... -su mirada no se despegaba de mi boca, así que decidí cortar la poca distancia que había entre nosotros para formar un cálido beso.

Sus manos pasaron de estar en mi cintura a recorrer toda mi espalda, el beso se tornaba cada vez más lujurioso, era una sensación adictiva. Me levantó con sus trabajados brazos y me llevó escaleras arriba. Yo me limitaba a soltar jadeos ahogados y a dar leves tirones a su pelo.

-Vamos a tu cuarto -me ordenó con voz ronca y me cargó como a una princesa, recorriendo todo el pasillo hasta llegar afuera de mi habitación.

Me bajó con delicadeza y, de espaldas a la puerta, la abrió. Empezó a dejar besos húmedos en mi cuello y aparté mi cabeza para darle un mejor acceso a este. Al hacerlo, vi la figura de Bakugo, nos miraba asqueado. Sorprendida, abrí los ojos y señalé el armario con mi cabeza, indicándole que se metiese dentro, el rubio entendió mi petición y se metió en él.

-E-Eijiro, ¿y si lo dejamos para otro día? -hablé intranquila, este me miró apenado-. Créeme, yo también quiero, pero es que... -mi mente buscaba una excusa convincente-. Hoy me ha bajado... Ya sabes qué... -este pareció comprenderlo.

-Tranquila, si quieres puedo ir a comprar algo para desayunar... -asentí con una pequeña sonrisa. Este salió de la habitación y se encaminó hacía la salida. Al escuchar la puerta cerrarse, di un largo suspiro.

-Ya puedes salir -hablé en voz alta, Bakugo salió de aquel lugar estrecho.

-¿No me vas a dar las gracias? -dijo mientras se acercaba de forma provocadora.

-Será mejor que te vayas de una vez, no quiero que Eijiro te encuentre aquí, se imagine cosas que no son y os acabéis peleando otra vez -este se mordió el labio inferior con frustración.

-Gracias por... Lo de anoche... -me dijo apenado, yo asentí, luego de eso pasó por mi lado sin siquiera mirarme, no sé por qué, pero sentía que no lo volvería a ver en mucho tiempo.

Al cabo de un rato, Eijiro llegó con algo de comida para poder desayunar juntos, algo realmente adorable de su parte.

Ella [Katsuki Bakugo y Eijiro Kirishima x tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora