CAPÍTULO 4

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Narrador _______

-¿Eijiro, ya has bajado las últimas cajas? -le pregunté desde lo que era nuestra nueva casa.

-¡Sí! -respondió mientras colocaba la única caja restante que quedaba-. Nunca pensé que volveríamos a esta ciudad -dijo mientras miraba a su alrededor. Fue una decisión que tomamos juntos después del "incidente", hacía ya cuatro años que nos fuimos a vivir como una pareja oficial a las afueras de la ciudad por trabajo y hoy hemos vuelto a por una vida algo más "estable"-. ¿Te encuentras bien? -habló Eijiro al verme algo distraída.

-Tranquilo... Solo pensaba -le sonreí-. ¿Entramos? -este agarró mi mano y entramos dentro, era una casa pequeña pero confortable, no contábamos con mucho dinero, pues el único que trabajaba actualmente era Eijiro. Esa era una de las tantas razones por las que nos mudamos, para buscar mejor suerte y porque a mí me ofrecieron un buen puesto en una de las mejores agencias actuales.

-No está tan mal... -agregó él mientras observábamos nuestra nueva vivienda, las paredes eran anticuadas, el suelo contaba con un parqué algo viejo y las ventanas eran pequeñas, realmente no se podía decir que fuese una mansión.

Un sentimiento de tristeza se hizo presente en mí de forma repentina, ya fuera por el cambio tan drástico de casa, o por mi pérdida. Fuese lo que fuese, estaba claro que estábamos pasando por una muy mala época y aquello nos afectaba.

No pude evitar soltar un par de lágrimas por culpa de ese sentimiento tan potente que yacía en mi corazón desde hace meses.

El pelirrojo, de inmediato, se dio cuenta y me abrazó.

-Realmente me hubiese gustado que estuviese... -Eijiro no me soltaba, esto era doloroso para ambos. Él atrapó su mirada con la mía.

-Sé que esto te lo he repetido mil veces, pero lo voy hacer una vez más: los dos estamos juntos en esto, no quiero verte llorar más... -secó mis lágrimas con las yemas de sus dedos, yo intenté sonreír.

-Vale...

-Tienes que ser fuerte, sé que puede llegar a doler mucho y que puede llegar a ser muy difícil, pero haz un esfuerzo, hazlo por mí. No puedes estar toda tu vida llorando por eso. Son cosas que pasan -asentí, era evidente que tenía razón, pero a mí aún me costaba asimilarlo.

-Tienes razón, perdón... -mi mirada estaba clavada en el suelo.

-Ya sabes que no me tienes que pedir perdón -este me dió un tierno beso.

Su compañía me reconfortaba.

Narrador Bakugo

Mis manos se clavaban en la cintura de la contraria. Mientras me desestresaba embistiendola, ella gemía como loca mi nombre. Sus manos arañaban mi espalda con desesperación y mis labios paseaban con total libertad por su cuello.

-K-Katsuki, voy a acabar pronto... -tras decir eso noté como sus paredes se contraían. Yo seguí moviéndome, aún no había alcanzado mi clímax y era algo que necesitaba con urgencia después de una estresante semana.

-Joder... -gemí incoherentemente cuando por fin pude liberarme de toda aquella tensión que había estado acumulando por días, salí de ella y me comencé a recolocar mi ropa. La que era mi empleada me miraba de una forma coqueta mientras acababa de recomponerse para, acto seguido, acariciar mi trabajado torso.

-Te puedes ir ya, tengo cosas que hacer -sugerí con sequedad.

-Ay... No te apetecería ir esta noche a cenar... Siempre me la paso bien conti... -no la dejé acabar su propuesta.

-No, ¿cuántas veces tengo que repetirte que no quiero nada contigo? Solo eres una más -agarré mi corbata y salí de aquel baño rumbo al despacho de mi jefe. Me había comentado una misión conjunta.

Ella [Katsuki Bakugo y Eijiro Kirishima x tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora