~Atsushi fem~
~Mundo de Beast~
(...)
Atsuko caminaba por los largos pasillos de la Port Mafia, su andar parecido al de un tigre, pues iba tranquila dado que ya había terminado su última misión del día.
Al querer dar vuelta en una esquina, se encontró con ruidos de exclamaciones desde la oficina principal. Sus oídos sensibles escuchaban como su jefe, Dazai Osamu, discutía sobre cosas que ella no entendía. Que si la construcción de nuevos equipos y armas de fuego estaban listos, mientras sorbía un poco de su café negro que tanto idolatraba.
Atsuko se sorprendió a sí misma de saber cosas tan personales, pero comunes sobre su jefe, puesto que sólo debía servir de ayuda y ser su mano derecha en las misiones peligrosas.
Tanto se perdió en sus pensamientos que no notó cuando alguien estaba detrás de ella hasta que tocaron su hombro con discreción. Dio un saltito en su sitio, mostrando rasgos felinos en sus ojos hasta que vio quien era.
—Ah, ¿Kyoka-chan?
—Hola, ¿interrumpo algo? Has estado distraída, ¿ibas a ver al jefe?—Atsuko se detuvo un momento a pensar bien qué era lo que realmente estaba haciendo hasta que recordó.
—Ah, si. —De su gabardina sacó un par de documentos guardados en un folder amarillo. —Es el reporte de la misión de esta mañana, olvidé dárselo a Chuuya-san, así que pensé que sería más conveniente hacerlo yo directamente con Dazai-san.
Kyoka notó un brillo peculiar en los ojos de la albina cuando mencionó a su jefe, más no dijo nada; hasta sus rasgos felinos habían ido transformando su rostro al de siempre, pero un poco más suave. Al final, la más pequeña de las dos asintió y se fue de ahí, volviendo a dejar sola a Nakajima.
Una vez que el ruido cesó en la habitación, Atsuko procedió a tocar la puerta. Bastaron apenas unos segundos para que pudieran admitir su entrada, abriendo ella misma la puerta y cerrándola una vez dentro.
—Dazai-sa...Jefe. Lamento las molestias de venir aquí un momento—hizo una pequeña reverencia para después mantener la espalda recta encontrándose con su otro superior de cabellos naranjas.
—¿Qué haces aquí, tigresa? ¿No tienes cosas más importantes que hacer?
Antes de siquiera poder responder algo, Dazai calló las palabras inexistentes de la boca de Atsuko cuando levantó una de sus manos.
—Chuuya, cállate.
—Tsk, como quieras—el de orbes azules recorrió con la mirada a Nakajima, para después mirar a Dazai de reojo quien muy apenas se podía observar fascinado con la nueva presencia en el cuarto.
Vaya que lo disimulaba muy bien.
Los ojos marrones, entonces, se movieron unos momentos hacia Chuuya, quien no pudo evitar tensarse cuando la mirada intensa cayó sobre él.
—No pierdas tu tiempo viendo como baboso a mi Atsuko-chan, retírate ya hablamos lo que teníamos que hablar sobre la mercancía.
Chuuya volvió a observar a Atsuko quien parecía algo incómoda con la situación aunque quisiera disimularlo. Mejor apretó los labios, rodó los ojos y abrió la puerta, pero antes de salir dio unas últimas palabras:
—Si habláramos de babosos viendo a Atsuko, tú ganarías el primer premio, caballa.
Cuando Chuuya se fue cerrando la puerta detrás de él, la risotada que soltó se pudo escuchar con tanta claridad que Dazai mentalmente se planteó la idea de mandarlo lejos a una misión de cien días por lo idiota que era.
Pero sabía que tenía razón...a veces.
Ahora que caía en cuenta, actualmente se había quedado a solas con la albina. Su corazón no podía resistir esos latidos descontrolados que ella sola provocaba en él. Así que se quedó en una posición tensa tratando de controlarse y no abalanzarse y abrazarla con fuerza.
—Ah...¿Dazai-san? Necesito entregarle estos documentos. Me disculpo enteramente por mi falta de responsabilidad y no haberlo hecho a tiempo.
Dazai casi no la escuchaba, estaba más atento a esos labios rosados moviéndose con timidez y sus preciosos ojos de atardecer.
Dios...¿en qué momento terminó así?
El ruido de un golpe seco finalmente lo sacó de sus pensamientos y vio un folder en su escritorio con la mano de Atsuko encima del mismo y una mano en su cadera junto a sus cejas alzadas.
Dazai, en ese momento, se sintió pequeño. Pero amaba cuando Atsuko se ponía así.
—No me estaba escuchando.
—Discúlpame, es que hoy estás increíblemente preciosa, bueno siempre lo has sido.
Las mejillas de la albina procedieron a teñirse de carmín bajando la guardia en el momento. En ese instante, Dazai aprovechó eso para acercarse más a ella, aún sobre el escritorio y tomarla de la barbilla con delicadeza.
—Dazai-san, ¿no se cansa de coquetearme todo el tiempo?
—Nunca~
Atsuko sentía que su corazón iba a explotar en cualquier momento, más no pasó. Inhaló fuerte el aire llevando consigo el olor a café y cigarros de su jefe, mientras el contrario acariciaba sus mejillas y acercaba más su rostro hasta llegar a rozar ambas narices.
Atsuko cerró los ojos por inercia, Dazai soltó una risilla divertida y solamente se dedicó a acariciar su nariz con la ajena. Lo mismo hizo Atsuko una vez recuperó el ritmo de su corazón.
Sus narices solo se estaban tocando, cuando sus labios anhelaban un beso y sus corazones fusionarse con el otro por la intensa atracción que sentían.
Ahí lo dejaron, con un fuerte sentimiento de intimidad no verbal.
Dazai, el jefe de la Port Mafia, sabía que estaba profundamente enamorado de Nakajima.
Y Atsuko...bueno tendría más tiempo para descubrir esos intensos sentimientos que su jefe le transmitía.
(...)
Notas:
Amo que Dazai Beast sea tan intenso el doble con su crush ♥
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Un beso te pido-Kisspril [Dazatsu]
Fanfic"Bésame sin razón, porque quiere el corazón" ~Serie de drabbles de la semana del 23 al 30 de abril ~Participando en la temática hecha por la página de Facebook "Es de Fanfics"