Había alboroto por doquier. La ciudad estaba en llamas, y la mayoría de los edificios estaban destruidos.
Todo era un caos en Yokohama.
Atsushi corría a todo lo que le daban sus piernas de tigre, justo detrás de unos vándalos que, inesperadamente, comenzaron a querer quemar literalmente todo.
Claro que la agencia se haría cargo de ellos, pero eran demasiado escurridizos, peor si uno de ellos poseía una habilidad. Pero no era nada del otro mundo. Atsushi Nakajima se encargaría de ellos, tal y como fueron las órdenes del Presidente.
Estaba a punto de alcanzar la camioneta de los enemigos, cuando varios barriles fueron lanzados en su dirección, Atsushi los esquivó todos y dio un gran salto cuando finalmente pudieron detenerse.
Usando sus garras abrió el techo de la camioneta, y los hombres, tiritando de miedo alzando sus armas. Pero no era nada del otro mundo, Atsushi les dio una mirada iracunda y acto seguido comenzaron a abrir fuego contra él.
Nakajima dio un salto más, entró con ellos y comenzó a golpear a cada uno hasta llegar con el jefe, quien tenía un arma también, pero temblaba como gelatina.
—Pudieron haber creído que se saldrían con la suya y que no los atrapariamos, pero están equivocados —los ojos de tigre mantenían una mirada furiosa y el hombre disparó, Atsushi lo esquivó de un movimiento y sin más, tan ágil como un tigre, le arrebató el arma y dejó inconsciente al hombre frente a él.
Exhausto, suspiró. La policía llegó al poco tiempo, detrás de ellos venían Kunikida, Rampo y Dazai.
—¿Atsushi-kun, estás bien?—la voz siempre alegre de Dazai, esta vez sonaba más seria, pero trataba de calmarse.
—Si, todo en orden. Me pude ocupar de ellos fácilmen- ¿Eh?
—¿Atsushi-kun? ¿Qué ocurre?
—¡Mocoso, dinos que pasa!
Tic, tic tic, tic tic...
—¡ALEJENSE! ¡HAY UNA BOMBA!
Nakajima olfateó donde podría estar dicho artefacto del cual no se había dado cuenta antes.
—Malditos...—Atsushi apretó los dientes molesto, todavía les quedaba un as bajo la manga y él no se había dado cuenta antes. Buscó y finalmente la encontró. Pero ya era muy tarde.
Cuando el reloj de la bomba dio "cero" Atsushi lo aventó y salió de prisa, pero justamente había hecho explosión.
Dazai, Rampo y Kunikida estaban en shock, y justamente notaron como varios cuerpos salían volando de ahí. Especialmente identificaron el cuerpo de Atsushi.
Muerto de angustia, Dazai salió corriendo del auto ignorando los gritos de los mayores. Él sólo quería asegurarse de que Atsushi no hubiera...
—Mierda, mierda, mierda ¡MIERDA!
Un nudo perforó su garganta, haciéndole difícil respirar. El humo se iba esparciendo y Dazai había comenzado a toser, pero no sé rendiría hasta encontrarlo.
—¡Dazai!/DAZAI IDIOTA, ¿DÓNDE ESTÁS?
Eran las voces de los demás, pero Dazai estaba demasiado preocupado en encontrar el cuerpo de su esposo que cualquier otra cosa.
Y entre el humo y demás gritos, pudo encontrarlo. Gracias a la sortija que compartían, parecía brillar indicando donde era. Y no lo pensó mucho cuando sus piernas corrieron hasta que, finalmente, pudo verlo.
—Atsushi-kun...Atsushi —lo abrazó con desespero, aprovechando igualmente si todavía podía sentir sus latidos. Afortunadamente así fue, aún seguía con vida, pero estaba inconsciente.
A los segundos, Kunikida y Rampo llegaron con él, y en vez de gritar o algo por el estilo, ayudaron a qué se pusiera de pie con Atsushi en brazos.
Con cuidado lo subieron al auto llevándolo al hospital más cercano.
(...)
Todo era oscuridad, profunda oscuridad que le causa escalofríos. Caminó en un pasillo a oscuras, tratando de buscar algo que le diera luz, pero nada.
Siguió caminando y finalmente encontró algo...o más bien alguien.
—¿Osamu-san?—la silueta no volteó, pero comenzó a brillar, especialmente un aro de oro en su mano izquierda. Atsushi sintió cosquillas en la propia y alzó su mano, donde descansaba su anillo de bodas. Brillaba tanto que le lastimaba los ojos, pero la luz se sentía cálida.—¡Osamu-san!
Cuando la silueta se volteó, vio exactamente el rostro del castaño, tan cálido y lleno de un amor puro y sincero. Atsushi no se aguantó las lágrimas y fue corriendo hacia él, más no lo alcanzó.
—Atsushi... despierta...tienes que despertar.
Una presión se hizo presente en su pecho y una punzada en la cabeza lo hizo agacharse.
—Despierta Atsushi-kun.
Y cuando todo se volvió más borroso, ese mundo oscuro, apenas alumbrado por la presencia de Dazai, desapareció.
—¿Osamu-san...?—al abrir los ojos una nueva luz lo lastimó. No entendía nada, se sentía desorientado y mareado.
Solo sintió un apretón en su mano izquierda que lo hizo voltear la cabeza y verlo ahí, acostado a un lado suyo.
Atsushi acarició los castaños cabellos con cuidado, hasta que sintió como tomaban su otra mano con firmeza.
—Atsushi, ¿te sientes mejor?
—Si, siento que dormí mucho —mencionó jugando con los dedos de su pareja. —Lamento haberte preocu-
Sus palabras fueron selladas con un beso desesperado y con sabor a sal.
Sus labios se movían al ritmo en el que sus lenguas se encontraban gustosas, tan necesitadas como ellos mismos se sentían en ese instante. Fue un beso tan necesario, amoroso y cálido.
Después de separarse, Dazai volvió a besarlo una vez más, pero esta vez con calma. Acercó su frente a la ajena y susurró:
—No me vuelvas a asustar así.
Atsushi río, cerró sus ojos disfrutando del tacto y respondió:
—Lo siento, tendré más cuidado. Osamu-san.
—Dime.
—Te amo.
—Yo también te amo, Atsushi-kun.
Al final del día, ambos compartieron una sonrisa amorosa, cálida y agradable por saber que seguirán juntos una vez más.
ESTÁS LEYENDO
Un beso te pido-Kisspril [Dazatsu]
Fanfic"Bésame sin razón, porque quiere el corazón" ~Serie de drabbles de la semana del 23 al 30 de abril ~Participando en la temática hecha por la página de Facebook "Es de Fanfics"